sábado, 24 de marzo de 2012

«Nunca me había atrevido a hacer una serie sobre la tauromaquia»

Eduardo Arroyo ilustra ‘Sangre y arena’, de Blasco Ibáñez, en una edición especial.

El pintor de origen lacianiego Eduardo Arroyo recibió con entusiasmo el encargo de la Diputación de Valencia y del Museo Valenciano de la Ilustración y la Modernidad de poner imagen a una edición especial de Sangre y arena, de Vicente Blasco Ibáñez con motivo del 84 aniversario de la muerte del célebre escritor valenciano. La sede del citado museo acogió ayer la presentación de esta singular obra que recoge 31 dibujos de Arroyo, uno de los más importantes creadores plásticos del panorama nacional.
Eduardo Arroyo confesó al Diario que el envite «al final, salió muy bien» y que el reto le «interesó mucho» desde el principio. «Ha sido un trabajo interesante», dijo este veterano creador, que ya ilustrara en su día obras magnas de la cultura occidental como La Odisea o la mismísima Biblia. «Hubo otros artistas antes que yo que reflejaron el mundo de los toros, como Goya o Picasso, fijándose en las suertes y los pases, yo he preferido, en este caso, centrarme en la propia novela», informó.
Las ilustraciones, en blanco y negro y a toda página, combinan la abstracción con la figuración, incluyendo además fotografías recortadas a modo de surrealistas collages. Arroyo, reconocido aficionado a los toros, alabó la cuidada edición de este libro y recordó que, pese a que en numerosas ocasiones le habían animado a hacer una serie sobre la Tauromaquia, «nunca me había atrevido». Preguntado si obras como ésta suponen actos de reivindicación de una ‘Fiesta’ en horas bajas, Eduardo Arroyo se mostró de acuerdo y reflexionó que en este momento los creadores «han de esforzarse en mostrar la conexión entre el mundo de la cultura y el de los toros, que siempre ha inspirado innumerables manifestaciones artísticas a lo largo de la historia». «También es responsabilidad nuestra, de los aficionados, sacar a los toros del hoyo en el que han caído», opinó.
En cuanto a los aspectos técnicos de este trabajo, Arroyo, premio Nacional de Artes Plásticas en 1982, explicó que algunas de las imágenes se han tomado por medios mecánicos, utilizando la fotocopiadora, lo que ha sido una experiencia que le «ha divertido muchísimo». El poeta Francisco Brines, por su parte, esbozó en el acto una semblanza literaria de Arroyo y destacó, según recoge Efe, que el artista madrileño, con raíces en el pueblo leonés de Robles de Laciana, ha sido «capaz de describir en esta novela de Blasco todos los tópicos existentes sobre los toros, que son verdaderos, y que no han cambiado mucho desde el pasado hasta la actualidad».
Arroyo adelantó al Diario que el próximo 2 de julio abrirá en el Museo del Prado una exposición con obras inspiradas en Jan Van Eyck, además de preparar otra para la capital francesa. «No tengo ninguna intención de jubilarme», anunció.

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