Si un gobierno prohíbe el alcohol, habrá garitos clandestinos que despacharán alcohol. Si un gobierno prohíbe los partidos políticos, pasará a llamarse dictadura y habrá partidos políticos clandestinos que se reunirán en trastiendas de librerías. Pero difícilmente habrá en Catalunya corridas de toros clandestinas tras la entrada en vigor de su prohibición el 1 de enero del 2012. No es lo mismo montar una corrida que montar una timba. Una vez abolida su pasión, a los taurinos no les quedará ni el refugio de la clandestinidad. ¿Sobrevivirá la afición?
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