domingo, 23 de mayo de 2010
Traje de Matador
Para iniciar una corrida de toros nos debemos remontar en primera instancia al traje de luces que se visten los toreros de a pie, este debe su nombre a los efectos brillantes que sus adornos producen al reflejar la luz. Hasta el siglo XVIII estaban confeccionados en ante, pero desde entonces y hasta hoy, se hacen de seda y se adornan con oro o plata. La influencia de modas extranjeras no traspasó los límites de las plazas, cuyo estilo de vestir quedó al margen del de la calle.

Si el diseño del traje de luces tiene como finalidad resaltar el canon atlético, el color del mismo es un guiño que, incluso, puede acentuar o disminuir su carga dramática. La elección del color suele ser un hecho sumamente importante para el torero. Es conocido que el hombre experimenta efectos psicológicos ante los colores, hasta el punto de que se ha comprobado que el ambiente azul es sedante y el rojo estimulante. Charles Henry afirmó que «los colores despiertan la sensación de placer o de obstáculo». El torero, como ser humano, no es ajeno a ello, y en la elección del color de cada traje incide, en gran medida, hasta su estado de ánimo.
El Amarillo y las Superticiones
El amarillo, que para Goethe tenía un significado de nobleza, ha representado para otros los celos, el adulterio y la traición, así como la sabiduría.
Los colores del traje de luces, además de resaltar la belleza de éste, han representado desde el valor hasta la superstición. El negro, que habitualmente manifiesta luto, ha sido lucido por muchos matadores simplemente por gusto.

El color rojo es uno de los que tiene más tonos en la confección de vestidos de torear
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