jueves, 31 de marzo de 2011

MIL Y UN REFRANES TAURINOS II

El mundo de los toros es un mundo rico en refranes; el habla cotidiana está, a su vez, llena de referencias taurinas. Pero resulta curioso observar cómo los refranes que se emplean en los toros no siempre tienen referencias taurinas directas, se toman del acervo general. Por el contrario, muchas personas que en su vida han ido a los toros saben interpretar y emplear perfectamente expresiones como al toro hay que cogerlo por los cuernos, dar un larga cambiada o cambiar de tercio; dichos y expresiones que reflejan la importancia que ha tenido y tiene el mundo del toro en nuestra lengua.
Como en otros campos muchos refranes bien conocidos en otras épocas, se han ido perdiendo o han caído en desuso, pudiéndose ahora mismo únicamente encontrar en algunas antologías. De unos y de otros hemos hecho nuestra recopilación particular
  • Y A buen banderillero hay toro en todas partes.
  • Y A charrear y a torear se aprende con babas, no con barbas [Méx.].
  • Y ¿A dónde vas?... ¡A los toros!... ¿De dónde vienes?... De los toros.
 Refrán con el que se expresa la alegría que muestra el que va a una fiesta, y la desilusión que muestra a la vuelta, porque no se han cumplido sus expectativas.
  • A dos puyas no hay toro bravo [Murcia].
Los castigos seguidos pueden acabar con el más bravo. Hay que ser perseverantes.
  •  A falta de pan, buenas son tortas; y a falta de toros, buenos son perros.
Prolongación y deformación del conocido refrán A falta de pan, buenas son tortas, que habla de conformarse con lo que hay pero con un claro sentido negativo.
  •  A la primera embestida, perdió el picador la vida.
Refrán surgido en los tiempos en los que los caballos no llevaban peto. Con frecuencia no solo los caballos, los picadores sufrían lesiones y cornadas recayendo sobre ellos la parte más peligrosa de la lidia.
  •  A la puta y al torero, a la vejez los espero.
  •  A los cojos sigue el toro.
Otro más de la serie que señala que las desgracias suelen cebarse en los más débiles.
  •   A lo mejor salta el estoque.
 Previene contra los peligros imprevistos.
  •   A más toro va el becerro.
  •  A toro manso, mayor castigo.
  •  A toro muerto, gran lanzada.
 Variante e A moro muerto, gran lanzada. Habla de lo valientes que son algunos cuando ya ha pasado el peligro.
  •  A tres del mes, toros en Jerez.  
Uno de tantos refranes que dan cuenta de otro tiempo y otras costumbres.
  •  Abril, tiene la llave del toril. 
  •  Acuéstate con los toros y amanecerás fajado [Méx.].
  • Al loco y al toro, dálle corro [Arg.].
 Este refrán presenta diversas variantes, la que precede es la Argentina, y dice cómo actuar frente a los enfurecidos. Otros aconsejan dejarlos solos, contemplarlos desde lejos: Al toro y al loco, de lejos mirarle el moco.
  •  Y Al loco y al toro, dejarlos solos [Méx.].
  • Y Al mal torero, hasta los cuernos le molestan.
  • Y Al torero que no hace la cruz, se lo lleva el diablo.
 
Refrán relativo a la suerte de matar, también llamado «momento de la verdad». El torero deberá meter su espada enteramente en todo lo alto del morrillo. Los brazos deben cruzarse al entrar a matar, de ahí la frase «hacer la cruz». En el momento del encuentro, el torero pierde de vista, por unos segundos, hacia dónde dirige el toro los pitones; es por ello que debe confiar saberlo dirigir con la muleta.
  •  Al toro bravo, échale vacas.
  •  Al toro bravo, y al hombre bravo, no le levantes nunca la mano.
 Refrán típicamente taurino que habla de la necesidad de someter a los toros bravos, de torearlos por lo bajo para hacerles que humillen; la muleta, una vez rematado el muletazo, ha de sacarse por debajo de la pala del pitón, de lo contrario toman sus medidas y hasta su venganza.
  • Al toro hay que agarrarlo por los cuernos.
  • Al toro por delante, y al burro por detrás, que los aguante Barrabás.
  • Al toro por el cuerno, y al hombre por el verbo.
 Habla de los puntos débiles: al toro para vencerlo hay que tomarlo por los cuernos para dominarlo. Igualmente al hombre se le puede vencer por las palabras que dice (por la boca muere el pez). Tenemos la variante: Al toro por las astas, y al hombre por la palabra y el proverbio latino: Se coge al toro por los cuernos, al hombre por la palabra y a la mujer por el elogio.
 Se enlaza este refrán con aquel que aconseja que Al toro hay que agarrarlo por los cuernos.
  • Al toro por las astas, y al hombre por la palabra.
  • Al toro y al loco, de lejos.
  • Al toro y al loco, de lejos mirarle el moco.
  • Antes de torear, por las dudas rezar.
  • Apoderados, cómicos y toreros, los más embusteros.
  • Aquello era una corrida de toros.
 
Indica confusión, desconcierto, desorganización... Surgió el refrán en la época en las que las corridas de toros eran bastante caóticas sobre todo cuando el toro salía con trapío y bravura e imponía su ley en la plaza.
  •  ¡Ay, mamá, los toros, unos pintos y otros moros! [Méx.].
 Refrán mexicano que hace referencia a la dificultad de alguien para elegir entre dos grupos sociales; por ejemplo cuando uno llega a una fiesta y no sabe a qué corro juntarse para entablar conversación.
  •  ¡Avíate, que vas a los toros!
 Otra expresión más que refuerza la influencia de los toros en el habla popular. Este refrán habla de cuando la gente se vestía sus mejores galas, aún hoy lo hacen en muchas plazas y en algunas localidades especialmente, para ir a los toros. Se suele utilizar a menudo con ironía para ridiculizar a la gente que se acicala en demasía.
  •  Bronca en el ocho. (Ahora diriamos Bronca en el Siete)
 
Aplicable a discusiones o broncas, entendidas en sentido general. Proviene del hecho de que era bastante habitual en la plaza de Madrid, que el público del tendido ocho organizara las broncas, entendidas en sentido taurino y definidas según el Diccionario de la Real Academia 92 como «manifestación colectiva y ruidosa de desagrado en un espectáculo».
  • Cada uno mate su toro.
  • Cada mozo que lancee su toro.
  • Cada vaca con un toro [And.].
  • Cabuya fuerte, enlaza toro [Cuba].
 Refrán cubano que habla de que cuando se ponen los medios adecuados no hay fuerza que se resista.
 La cabuya (pita) es una soga hecha de ese material. Dar cabuya significa según el DRAE 'amarrar con cuerdas o cadenas'.
  •  Ciertos son los toros.
Frase que sigue teniendo vigencia en la actualidad y de la que Iribarren recoge una amplia explicación que incluimos a continuación:
Equivale a decir: Cierto es lo que había sospechado, presumido o dicho. Según José M.ª de Cossío (Los Toros, tomo 2.º, pág. 239), indica certeza de un suceso temido.
Aparece la expresión en el Quijote(cap. 35 de la 1.ª parte) y Clemecín, comentándola. escribe:
«Ciertos son los toros:frase usual para asegurar la certidumbre de alguna noticia. Hubo de tomar origen de las ocasiones en que los apasionados a las corridas de toros (afición tan común en España), al ver hacer el toril u otros preparativos para el espectáculo se dirían congratulándose, unos a otros: Ciertos son los toros. De aquí nacería el refrán que trae el Comendador Griego (Hernán Núñez): Puesto está el castillo, ciertos son los toros , y de aquí se generalizaría la expresión, extendiéndose a todos los casos dudosos en que se ven o se cree ver indicios vehementes del éxito. Así lo usa el buen Sancho...».

Bastús en La sabiduría de las naciones (serie 1.ª, pág, 300), reproduce la opinión de Clemecín, sin citarlo.
Según Correas (Vocabulario de refranes), la frase que comentamos y que, según él, se decía en Salamanca, alude a «cuando los toros están en coso o corral». Y según Covarrubias (Tesoro de la Lengua Castellana) se emplea «cuando la cosa de que dudamos da indicios de ser cierta, como cuando los toros están ya encerrados en el toril de la plaza».
 Pero no creo que sea esta la explicación, porque el dicho no alude a los toros, sino a la fiestao corrida de toros.
 Así lo entendió Cejador cuando escribió en su Fraseología(tomo 3.º): Ciertos son los toros. Se dice cuando se cerciona uno de haber corridas de toros, como se ve por el dicho completo: puesto está el castillo (puesto que está instalado el castillo), ciertos son los toros.
 Esta frase la trae Hernán Núñez en su Refranero español, obra publicada en el año 1555.
 Falta saber a qué llamaban el castillo en el siglo XVI. En el Diccionario de Autoridades de la Real Academia (Madrid, 1726-39) se dice que «castillo es también el artificio de madera que se forma y levanta en alto y se viste de cohetes con sus guías, que en prendiendo en ellas el fuego se va disparando hasta el final con varias intervenciones muy vistosas».

 ¿Estaría ligada la fiesta de los toros al castillo de fuegos artificiales? (1).

 (1) De los datos sobre las corridas de toros celebradas en Pamplona, parece deducirse que en los siglos XVII y XVIII, al final se quemaban castillos de fuegos artificiales.  Así ocurrió el 25 de septiembre de 1738. Tras la corrida celebrada en honor de doña Marian de Neoburg,
viuda de Carlos II, se quemó un castillo de fuego. Lo mismo ocurrió en 1751.
 El castillo de fuego, en Navarra y en otras regiones, era el remate obligado de las fiestas taurinas importantes.
 De la familia podría considerarse el refrán Tan cierto como los Toros de Castril, que hace referencia a la fama que en la comarca tienen los encierros de este pueblo de Granada, que se celebran durante sus fiesta patronales, del primer al segundo domingo de octubre, en honor de la Virgen del Rosario y del Cristo del Consuelo.