domingo, 3 de marzo de 2013

EL ALBACETEÑO MANUEL CUENCA SE PROCLAMA TRIUNFADOR DEL BOLSÍN "TIERRAS DE ZAMORA"

El jurado del Primer Bolsín Tierras de Zamora decide proclamar triunfador al albaceteño Manuel Cuenca Nicolau, alumno de la escuela Taurina de Hellín.
Los tres restantes ganadores del certamen han sido el madrileño Rodrigo Álvarez Ortega, Juan Manuel Hernández Maya alumno de la “Fundación Joselito” de Guadalajara y César Valencia, de la escuela Taurina de Madrid.
Los cuatro ganadores recibirán como premio actuar en un festejo de luces el domingo día 17 de junio en la localidad zamorana de Villalpando.
 
Reunido el jurado que durante todo el certamen ha estado formado por un matador de toros, una periodista taurina, un asesor de la presidencia y un reconocido aficionado, todos ellos zamoranos, tras la final que se repitió el pasado sábado en la plaza de Toro quiere en primer lugar felicitar a cada uno de los 30 participantes iniciales que acudieron al Bolsín y destacar el alto nivel entre los novilleros sin duda alguna, ha dificultado en cada una de las cinco eliminatorias la decisión del jurado para ir descartando participantes.
 
Sobre los ganadores:
Manuel Cuenca Nicolau, joven novillero de Albacete, que durante las eliminatorias, siempre pendiente de la lidia, ha dado muestras de un gran oficio que sin duda le va a llevar a pasar al escalafón de novillero con picadores este próximo verano. Manuel tiene un corte de torero técnico, con mucho valor, que hace recordar por su físico al gran maestro también albaceteño Dámaso González.
Cesar Trosel “César Valencia”, venezolano de la escuela de Madrid, forma parte de los novilleros que destacaron durante las eliminatorias previas. César que también dará el salto de escalafón esta temporada es considerado en el “mundillo taurino” como el novillero revelación del 2013. El venezolano goza de la virtud de ser de los que piensan con gran claridad delante de la cara del toro.
Rodrigo Álvarez Ortega madrileño que viene realizando su preparación al lado del matador Uceda Leal, ha demostrado ser un claro heredero de las dotes de su Maestro; joven torero con poder y al mismo tiempo un punto artístico que hace a su toreo de los más puros que se ha podido ver en el bolsín. La afición espera verlo en Villalpando para saber si en la suerte de matar es también fiel heredero de su Maestro.
Juan Manuel Hernández Maya otro joven con gran proyección, perteneciente al Centro de Alto Rendimiento para Toreros de la Fundación Joselito. Juan Manuel posee un torero hondo, artista, habiendo ido e menos a mas en las eliminatorias en las que se crecía ante las dificultades que en diversas ocasiones le presentaban las vacas que le tocaron en suerte.

Objetivos Cumplidos
El Foro Taurino de Zamora, como entidad promotora de este certamen, considera cumplidos los objetivos principales de este bolsín que por una lado era el ofrecer una oportunidad a los jóvenes aspirantes a la profesión de toreros, fomentar la afición en las distintas comarcas zamoranas donde se han celebrado las tientas y dar a conocer el nombre de Zamora, una provincia que si bien no disfruta de grandes ferias, siente los toros como parte indiscutible de su patrimonio cultural inmaterial.
También cabe resaltar la extraordinaria y respetuosa actitud que todos y cada uno de los novilleros mostraron durante el desarrollo de las tientas , así como la consideración que desde las distintas escuelas y los profesores y familiares que los acompañaban tuvieron con el certamen.
Sin duda alguna, los aficionados que ha presenciado las distintas tientas están de acuerdo en que estos jóvenes novilleros en un tiempo no lejano, dada la pasión del toreo que corre por sus venas, tomarán parte de ciclos taurinos importantes.
Que Dios y la vida les reparta suerte a todos ellos. Mientras, la afición de Zamora los espera el día 17 de Junio en Villalpando. 
 

"Si Califa es ser buen torero, Machaquito lo fue y entonces también lo merece Finito"

 Agustín Castellano Martínez 'El Puri', matador de toros y empresario

LUGAR Y FECHA DE NACIMIENTO BUJALANCE, 12 NOVIEMBRE DE 1944.
TRAYECTORIA TRIUNFO COMO NOVILLERO Y TORERO (1960-1975). FUNDADOR DE REPUESTOS EL PURI.
El bujalanceño Agustín Castellano Martínez El Puri es lo que ahora se suele denominar un hombre reconvertido a sí mismo, un niño que nació para triunfar en el toreo y que así lo hizo mientras que pudo o le dejaron, ejerciendo como figura en Las Ventas, Bilbao o Córdoba, pero que también ha sabido sufrir las penalidades de la faceta menos amable de la Fiesta Nacional. La de perder dinero por no cobrar lo estipulado tras participar en un festejo o la de resultar engañado por tantos como se aprovechan del patrimonio de los jóvenes matadores de toros para introducirlos en negocios aparentemente prometedores, para luego dejarlos sin beneficios. A pesar de ello, gracias al apoyo económico y moral de grandes personas, cuando Agustín Castellano dejó de vestirse de luces, pudo comenzar una nueva etapa. Realmente él siempre fue consciente de que tenía que buscarse un sustento alternativo al de matador de toros, por si algún día sufría una cogida grave. Por eso, cuando no tenía corridas, se dedicaba a vender mantecados, a hacer bolsas de navidad para los plateros, organizaba monterías, fue empresario taurino, vendedor y repartidor de todo tipo de productos, desde multicopistas a papel higiénico. Hasta que poco antes de su retirada definitiva de los ruedos, en 1975, decidió dedicarse a la venta de repuestos de automoción, quizás para rememorar su primer oficio en la vida, la de aprendiz en un taller cuando tenía solo 11 años. Primero abrió con un paisano suyo una pequeña tienda en Reyes Católicos, hasta ir creciendo poco a poco, gracias a la ayuda fundamental de sus cuatro hijos (Francisco José, Agustín César, Gabriel Antonio y Eduardo). Varones nacidos de su matrimonio con Conchi Martínez, de la que se enamoró nada más detenerse en sus ojos azules cuando toreaba una novillada en el pueblo de ella, Ejea de los Caballeros (Huesca). En la actualidad, la empresa de Agustín Castellano, Repuestos El Puri, se encuentra implantada no solo en Córdoba, sino también en Peñarroya, Montoro y Rute. El apodo El Puri le viene de su abuela materna, Purificación, y de sus tíos, que eran conocidos como los hijos de la Pura, principalmente uno que estaba soltero, José Martínez Salguero, y que fue el que le costeó económicamente sus comienzos en la tauromaquia. Ama tanto el toreo que es capaz de apreciar belleza hasta en una aparatosa cogida que sufrió, simplemente porque este suceso fue similar al que causó la muerte a Manolete en Linares.
--Su infancia transcurrió en un Bujalance que aún se curaba de las heridas de la Guerra Civil.
--Soy el tercero de cuatro hermanos. Recuerdo la iglesia de San Francisco, derruida por las bombas. Era muy travieso, por lo que no era raro que cada dos por tres los municipales me trasladaran al cuartelillo de la plaza del Ayuntamiento. De aquella época recuerdo a Los Piones (que quisieron ser toreros), Francisco Ramírez, Paco Arévalo, Juan Bazán, entre otros. Mi padre compraba fruta a mi tío El Puri y luego mi madre la vendía en la plaza. Pasaba mucho tiempo en casa de mi tío porque gozaba de mejor posición económica y allí podía comer carne. Un día mi tío me dijo: "¿Tú quieres hartarte de carne? Pues, para hacerlo, tienes que ser torero".

--Y fue su tío quien lo animó a prepararse para ser un día matador de toros.
--Sí. En el colegio solo estuve un año. Fui a la escuela de don Andrés El colillero , que era como lo llamábamos, ya que para evitar que nos pegara con la regla le buscábamos colillas para que él pudiera hacerse un cigarro. A los 11 años me colocó mi padre en el taller de coches Minerva y pensé que ese no era mi futuro. Mi tío me comentó que si quería ser torero me podía llevar a la finca Españares, del ganadero Rafael Espinosa de los Monteros, junto a la Venta El Charco, cerca de Cardeña. Me puse delante de una becerra y parecía tener capacidad. Me gustaba ese mundo. Mi tío me había llevado a muchos festejos, el primero una novillada con caballos en Andújar.

--En la casa de Espinosa de los Monteros inició su aprendizaje.
--Con 15 años me trasladé a vivir allí hasta 1970 cuando me casé. La casa estaba en el Brillante, en la calle Helvia Albina (madre de Séneca). Empecé a entrenar con Gabriel de la Haba Vargas Zurito y Rafalito Cruz Conde, con todos los de la época. Corríamos por llanos que había junto a La Salle o por el parador de la Arruzafa.

Desde que se casó El Puri ha vivido con su mujer en la calle La
Palmera, de Santa Rosa, pero luego compraron una vivienda en el campo, donde se encuentran tan a gusto, con sus cuatro perros y rodeados de aire puro.
--¿Cómo le fue con los apoderados que tuvo?
--He sido muy desgraciado con ellos. Llegué a triunfar en Madrid con Luguillano y pusimos el cartel de "no hay billetes" en agosto de 1967. Debí ganar en ese mano a mano 280.000 pesetas y, cuando acabé la temporada, el apoderado me ajustó las cuentas y solo me habían sobrado 50.000 pesetas, después de haber toreado 28 corridas. Las cuentas no me salían. Rompí la relación con este apoderado y tampoco funcionó con otros. Mis apoderados solo venían a por mi dinero y no pude alcanzar lo que quería ser, una figura del toreo. En el toreo se necesita tener por detrás a alguien que quiera que triunfes. Conseguí torear una corrida con Miuras en Bilbao, el 25 de agosto de 1968. Mi apoderado me dejó solo, mientras se fue a Almagro a montar un espectáculo con Karina y Los Bravos. Compartí cartel con Dámaso Gómez y Agapito García Serranito . Ese día gané 130.000 pesetas, mientras que a El Cordobés, que también participó en la Feria de Bilbao, le pagaron un millón.

--¿Recibió usted un homenaje en Bilbao?
--Fue espectacular. Nos invitaron a un homenaje a todos los diestros que alguna vez han triunfado en la feria taurina de Bilbao. Yo era allí de los más humildes. El acto lo iba a cerrar El Algabeño, el torero de más edad. He conocido a mucha gente del País Vasco, de los que destaco a Diego Irisarri. Diego había nacido en Córdoba, pero se fue a Madrid. Era ingeniero de minas e íntimo amigo de mi tío El Puri. En un momento delicado me prestó 10 millones de pesetas para empezar con el negocio de los repuestos de automóvil. Volviendo al homenaje de Bilbao, allí estaban todas las autoridades, el entonces lehendakari José Antonio Ardanza; el alcalde de Bilbao, y del mundo del toro, los Domecq, Chopera, entre otros grandes. Quise manifestar mi agradecimiento al pueblo vasco, gente a la que se le abre el corazón cuando se le pide algo. Recordé que el primer toro de aquella corrida en Bilbao se lo brindé a una señora mayor que había en la barrera, simplemente porque se parecía a mi madre. Con ese gesto quise agradecer a mi madre la grandeza que me había dado por parirme. Mi madre nunca me vio en la plaza. Cuando toreaba se encerraba en su habitación a rezar el rosario. Esta señora me mandó una pitillera de plata con su nombre y resulta que era la dueña del Banco de Vizcaya y de la Transmediterránea. Cuando dije esas palabras en el hotel Ercilla el público se emocionó. Aquella anécdota la recogió el Diario 16 de la época.

--¿En Bilbao le tenían cariño?
--Al año siguiente de aquel homenaje me fui con mi mujer a su pueblo, a Lanaja (Huesca). Decidimos ir a Bilbao a los toros, junto a dos matrimonios amigos. En Bilbao existe la costumbre de pagar una entrada para ver el sorteo de las reses. Cuando entré con mi mujer las autoridades me reconocieron y pidieron "una ovación para El Puri". Nos regalaron las entradas para los toros, nos invitaron a comer y un responsable del hotel Ercilla nos dijo que para mí y para mis amigos había habitación ese día, a pesar de que para la feria lo tenían todo lleno. Todo aquello por mi disertación.

--¿Cómo ve que se quieran prohibir también los toros en el País Vasco, tras lo de Cataluña?
--Si la democracia es tan bella, ¿por qué no se puede respetar la afición de cada persona?

--Con los negocios tuvo la misma mala suerte que con los apoderados.
--Puse con unos socios una granja de pollos, gallinas, cerdos y terneros en La Carlota. Me advirtieron que no me metiera en esa empresa, que me engañarían. Cuando me casé y volví del viaje de novios, el Banco de Andalucía me había embargado el piso por la deuda de mis socios. Sin embargo, como siempre he tenido personas a mi alrededor que me han querido, me aconsejaron en Cajasur, presidida entonces por Miguel Castillejo, que pusiera el piso a nombre de mi padre. El pleito por el embargo me lo llevó el abogado Nicolás Bonilla y al final lo ganamos.

--Se vio usted entonces como tantas personas desahuciadas.
--Cuando fueron a embargarme la casa le dije a mi mujer que les pusiera a los funcionarios una cerveza y una tapita, ya que estarían pasando un mal trago. Ellos, sorprendidos, me dijeron que la gente los quería echar cuando iban a un embargo. Al marcharse me dijeron que tuviera suerte y que ganara el pleito.
--Y por necesidad tuvo que volver a los ruedos.
--Sí, porque tenía que pagar numerosas deudas pendientes del negocio de la granja. Me hice banderillero con la cuadrilla de Antonio José Galán y lo que iba ganando lo destinaba a saldar lo que debía y a que comiera mi familia. Cuando terminé de pagar, pensé que mi despedida definitiva de los ruedos tenía que ser como matador. Mi reaparición fue el 29 de mayo de 1975 en la plaza de Córdoba, junto al rejoneador Fermín Bohórquez, Fernando Tortosa y El Hencho, con ganado de Clemente Tassara.

--Antes de todo esto había protagonizado con el también matador de toros cordobés José María Montilla El paseíllo ?
--Sí y nos propusieron después hacer un filme del Oeste en Almería. Decían que servíamos.

--¿Cuándo comenzó a poner en marcha Repuestos El Puri?
--Me introduje en el sector en 1972. Puse junto a un paisano mío una tienda en la calle Reyes Católicos, junto a los Cines Alkazar. Junto a este mismo amigo organizábamos festejos taurinos. Me saqué el carnet de empresario, pero los toros eran una ruina también. La única vez que gané dinero fue en 1972 gracias a Leonor Lara Lora, que quería ser torera y a la que publicitaba como "la mujer más valiente del toreo". Además de tener la tienda trabajaba como representante y vendedor y estaba toda la semana de viaje. Como no sabía de administración tampoco me fue bien en el negocio de los recambios hasta que me guiaron mis hijos. De Reyes Católicos me fui a Doctor Marañón. Allí tenía dos locales, que no los compré yo sino el BBVA. Siempre con la cuenta en números rojos, pero tenía solvencia moral con los bancos. La cosa se torció y Hacienda me embargó los locales. Vi un local en Campo de San Antón y pensé que era el ideal para seguir con los recambios. Hablé con Cajasur, pero no tenía suficiente para adquirir el inmueble. Eduardo Irisarri me prestó 10 millones y lo compré. Repuestos El Puri cuenta ahora con 6 tiendas y 62 compañeros de trabajo.
--Lo suyo con Hacienda siempre ha sido una pesadilla.
--Mi mujer tuvo que vender los olivos que le dejó su padre de herencia para que Hacienda no se lo llevara todo. Me pusieron una multa de 4 millones de pesetas por unos seguros sociales que decían que debía. A partir de 1992 que comenzaron mis hijos a trabajar conmigo empecé a respirar. A ellos les inculqué que todos los días hay que levantarse como si no tuvieran para comer. Estoy jubilado, tengo cinco nietos y la satisfacción de que mis hijos están en el negocio, pero que todos somos obreros a la hora de trabajar.

--¿Cree que Finito se merece el título de VI Califa?
--Para ser Califa hay que mandar. Lagartijo y Guerrita mandaron en su época. Si Califa es ser buen torero, Machaquito lo fue y entonces también lo merece Finito. El Cordobés ha mandado más que nadie en la historia del toreo y por eso es Califa. Finito no ha sido más porque no ha querido. Ha tenido enormes cualidades, ha hecho un toreo tan perfecto, con tanto sentimiento, que mejor que él han toreado pocos. Si Califa es torear bien, como Finito habría pocos, pero no ha mandado, ni ha querido.

--Su nombre aparece en un azulejo que hay en Las Ventas.
--Sí por haber salido a hombros en más de tres ocasiones. En dos ocasiones me dieron la extremaunción. Yo sufrí la misma cornada que mató a Manolete, pero a mí me cogió en Las Ventas y había más medios. Y la otra cogida fue en Vistalegre.

--Usted ha admirado a toreros como Antonio Ordóñez. Pero, ¿qué opina de Manuel Benítez?
--Manolete fue el mejor y el siguiente El Cordobés. Han sido los toreros más importantes de la historia en España y fuera.

--¿Es habitual de las tertulias taurinas cordobesas?
--Sí. La última en la que estoy es la tertulia Tercio de Quites, con Antonio Luis Aguilera o Vicente y Manuel Rodríguez, que nos reunimos los lunes. También formo parte de la Casa del Toreo de Córdoba, presidida por el doctor Manuel Concha.
El Puri participó en la última corrida en Los Tejares y fue el primer torero que dio el primer capotazo en la primera feria de la plaza de Los Califas. Fue también el primero en cortar dos orejas a un toro en Los Califas y primer ahijado de El Cordobés.
--¿Falta en Córdoba afición taurina?
--Para que vaya la gente a los toros tiene que haber una figura de la tierra que mueva a las masas, como Finito o Chiquilín. Ha habido carteles redondos y no se ha llenado Los Califas. ¡Si Cajasur montó las novilladas de promoción, que costaban un euro, y no iban a verlos ni la familia!

--Sin embargo, usted sí es asiduo de la plaza de los Califas.
--Llega mi Feria de Mayo y pongo mis siete trajes cortos en el mismo número de sillas como si fuera a torear. Tengo abono y cada día me pongo un traje para ir a la plaza. Cuando me visto de torero apago hasta la tele.

--¿Qué le gusta de su pueblo?
--No cambio la Semana Santa de Bujalance por nada. Fui muchos años costalero del Nazareno.

 diariocordoba.com

El club taurino más antiguo del mundo

'La Verdad' revela documentos que evidencian más solera de la aceptada hasta hoy

Decano de los clubes taurinos del mundo, el de Murcia fue fundado el mismo día en que se inauguró La Condomina, el 7 de septiembre de 1887, cuando un grupo de amigos decidió organizarse para impulsar la afición en la ciudad. Su entusiasmo fue determinante si tenemos en cuenta que el acta fundacional de la nueva sociedad describía como «no muy buena» la corrida de Murube que lidiaron Lagartijo, Lagartija y Mazzantini. Los socios se comprometieron a desembolsar 50 céntimos mensuales en beneficio del club, que presidió don Ginés Riquelme.
El documento, fechado el 7 de septiembre, revela que el objetivo de los socios fundadores era formar «una peña, reunión o club que se dedique a fomentar los toros, ahora que hoy se ha inaugurado nuestra hermosa plaza». Además, indica el lugar habitual de reunión del club, «hasta poder contar con un local propio si conseguimos reunir a 20 amigos»: La Casa del Tío Ginés, en el número 3 de la calle Riquelme.
Hasta aquí la versión que tradicionalmente se ha admitido sobre la creación del club. Pero 'La Verdad' revela hoy datos inéditos que prueban cómo este club, con otra denominación y otros socios, ya se estableció casi una década antes. El diario La Paz de Murcia, en su edición del 26 de septiembre de 1878, recoge la noticia de la constitución de «una sociedad taurina compuesta de unos 40 socios que no tienen otro objeto que divertirse a poca costa, pues que, por el número que son, de las pérdidas, si las hay, les tocará a poco».
La crónica evidencia que este grupo de murcianos incluso lograron el arrendamiento de la plaza «con todos los derechos anejos a ella». Y para dirigirla eligieron una junta «que la componen los señores Aceña, Fontes Contreras (D.L.), Cayuela y Piqueras».
La existencia de esta junta especial para administrar la plaza, diferenciada de la propia sociedad, es una prueba de que el nuevo grupo se fundó con el objetivo de funcionar como un club taurino para «divertirse a toda costa». Y así parece que lo hicieron. En diciembre de aquel año, La Paz también referirá que «el domingo estuvieron de gira en el monte muchos de los individuos de la Sociedad Taurina». Su primer presidente fue Pedro Aceña Navarro.
En 1879, el 13 de julio, La Paz aportaba nuevos datos sobre la institución al explicar que estaba formada por «cincuenta personas conocidas de todos los partidos y de diversas clases y profesiones, y se entienden, y se estiman, y marchan a un fin».
La Sociedad tenía arrendadas tres octavas partes de la plaza, más el derecho a arrendar otras cuatro partes a los herederos de José Carmona. Quedaba solo una pequeña porción, propiedad de Francisco Sánchez. La Sociedad adquirió su participación en escritura pública fechada el 23 de octubre de 1878, otorgada por las hermanas Carmen y Carlota Stárico y Petra Lozano Sánchez. Posteriormente, los herederos de José Carmona también se comprometieron a ceder su parte mediante un «contrato de promesa» que se ratificaría cuando Francisco Martínez accediera a contratar su octava parte proindiviso. Pero Martínez se oponía.
De aquella negociación darían cuenta los papeles periódicos El Toreo y el Boletín de Loterías y Toros. Sin embargo, el contrato de arrendamiento de Martínez había expirado «perjudicando notablemente los intereses de sus condueños y de los arrendatarios que suscribimos este documento». La cuestión acabó, como no podía ser de otra manera, en los tribunales. Entretanto, diferentes personalidades murcianas, entre los que se encontraban Juan de la Cierva, Antonio Fontes y hasta el Marqués de Ordoño, mediaban por alcanzar un acuerdo.
Martínez accedió finalmente, pero exigiendo el privilegio de disfrutar de un palco de preferencia, más una cantidad económica, a cambio de otorgar el arrendamiento por 4 años. Después de diversos encuentros, Martínez se conformó con el dinero, unos 400 reales anuales. Con este preacuerdo, la Sociedad comenzó a preparar dos corridas y el notario el borrador de la escritura. Sin embargo, cuando Martínez acudió a la notaria para firmar, manifestó su voluntad de disfrutar también de un palco para cada uno de los festejos en programación. Y tampoco hubo firma.
Estos datos fueron publicados en un comunicado oficial de la Sociedad en los diarios como respuesta a «diferentes versiones, muchas de ellas maliciosas», sobre el enfrentamiento con Martínez. La Sociedad lamentaba la situación, a pesar de trabajar en beneficio de Murcia, «en cuyo provecho hemos tratado de arrendar esta plaza de Toros, sin idea de lucro alguno».
Desde La Paz animaban a la Sociedad a mantener las corridas propuestas, en la inteligencia de que «una octava parte es imposible, a nuestro entender, que en ninguna clase de Tribunal se pueda anteponer a las demás y privarlas del derecho que tienen». El comunicado de la Sociedad surtió el efecto deseado y aquella misma tarde se alcanzaba un acuerdo con Martínez. Los toros de Muruve y del Marqués del Saltillo para Lagartijo y Manuel Molina -por percance de Gallito Chico- ya podían comprarse.
También muy pronto, la Sociedad comenzaría la labor humanitaria que más tarde distinguiría al club taurino a lo largo de su historia. El primer acto que comandó la Sociedad fue una recogida de fondos para remediar a un matrimonio joven que acababa de perder su vivienda y su tienda en un incendio acaecido en la calle de San Antolín. Para ello se organizó una corrida de novillos que recaudó 3.453 reales, más otros 3.322 de las suscripciones voluntarias. Durante la trágica riada de Santa Teresa, la institución movilizó a sus socios para remediar a los afectados con 1.000 libras de pan, que fueron repartidas en Nonduermas, entre otros diversos donativos. Alguno de ellos alcanzó las 1.000 pesetas de la época.

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