domingo, 1 de julio de 2012

Unidos en defensa de la “tradición” del encierro


Las peñas y colectivos taurinos de la villa se han unido en defensa de la “tradición, pureza y cultura” de los encierros de la villa, ante los cambios en el encierro del domingo anunciados por el alcalde.



Defender la “tradición, pureza y cultura” del encierro de Cuéllar es el objetivo principal que persiguen los colectivos taurinos y peñas de la villa con el logo que para ellos ha realizado el artista cuellarano Alfonso Rey. La Asociación Peña Taurina El Encierro, Asociación Encierros de Cuéllar y las peñas oficiales: El Soto, El Embudo, El Peque, El Pañuelo y La Plaga se han unido mostrando su desacuerdo con la decisión adoptada por el Ayuntamiento de cambiar el tradicional encierro del domingo de toros que pretenden protagonicen novillos despuntados. un hecho que consideran daña sensiblemente la imagen de los encierros de la villa que durante décadas ha alcanzado una calidad que le ha hecho merecedor del reconocimiento de otros municipios no solo nacionales sino también de Francia y Portugal.
Una calidad y una forma de hacer el encierro que se logró gracias al trabajo de las asociaciones.
Con ese espíritu de respeto y defensa del encierro de la villa nace este logo que representa un piñote tan característico de la Tierra de Pinares local con unos cuernos “en puntas” simulados con dos zaragujas.
Peñas y colectivos portarán este logo en sus pancartas, pañuelos y vestuario durante las fiestas y animan a todos los vecinos de la villa a incorporarlo a su ropa o a otros elementos y a unirse a su defensa. Para ello lo pondrán a su disposición en todos los establecimientos de serigrafía del municipio.
Francisco Salamanca, de la Peña El Encierro señaló que este logo significa el respeto por el toro que es la base de la integridad del mismo”, es el protagonista del encierro y se le selecciona, cuida, mima y prepara de forma concienzuda para ello. En segundo lugar significa cultura y tradición la de “una fiesta que lo cuellaranos han sabido preservar y engrandecer”.
También exclusividad y pureza, características que le hacen único. Todas estas son características de una marca de calidad que los colectivos quieren preservar y defender y por ello esperan que las próximas fiestas esté en cada camiseta y pancarta.


 http://www.eladelantado.com




Un encaste a la reconquista


José Murube, tras lidiar con éxito en funciones de rejoneo, se prepara para el asalto a las corridas de a pie · El último heredero de una estirpe única ha ajustado sus reses al tipo y embestida de su encaste 
Varios toros de la camada 2012
 descansan en un paraje
 con sombra en la finca La Cobatilla.
A un paso de Sevilla, en tierras de Utrera, pastan los legendarios murubes, en una finca de 850 hectáreas -500 de dehesa para el toro y 350 de cultivo (trigo, girasol y avena)-. Cortijo típico de la campiña sevillana, que linda con Cádiz, en cuyo paisaje se alternan el acebuche y el lentisco y se puede ver correr conejos y sobrevolar perdices.

El ganadero José Murube Ricart, junto al mayoral, Francisco Toro, y al vaquero, Manuel Toro, controlan 520 cabezas de una ganadería con cinco sementales y una rastra de 90 animales.
José Murube y su hermano Fernando, en un rincón del cortijo de La Cobatilla.
La historia de la ganadería de Murube es una de las más conocidas por legendaria y adquiere tintes emocionales importantes, ya que tras más de medio siglo volvió a manos de la familia pionera que puso en marcha lo que hoy en día es uno de los encastes más prestigiosos.

En el interior del cortijo hablamos con José Murube y su hermano Fernando. En uno de los recoletos rincones de lo que es un santuario, los ganaderos nos muestran las cabezas disecadas de dos toros históricos, Jazminito, con el que triunfó Rafael de Paula en 1975 en la Corrida de la Prensa de Sevilla, y Currito, quien tomó hasta 14 varas en un festejo celebrado en 1877 en Málaga. Alrededor, en las paredes, innumerables fotos. Y, sobre varias mesas, nos detenemos en publicaciones y documentos de distintas épocas. Los enormes muros de la añeja vivienda convierten el salón en un frigorífico.

El ganadero afirma: "Hay que remontarse a 1863 cuando mi tatarabuela, Dolores Monge, compra reses procedentes de Vistahermosa. Cuando muere, continúan sus hijos -Joaquín, Faustino y Felipe-. Joaquín siguió con la ganadería hasta que fallece en 1905 y es su viuda, Tomasa Escribano, la que se hace cargo. En el año 17 se vende a la familia Urquijo y en 1984 mi padre recupera el hierro y la divisa, por medio de Antonio Ordóñez, quien en 1980 se la había comprado a Urquijo. Ya en el 70 mi padre era ganadero. Había comprado el hierro de Pilar Herráiz, que era la esposa de Carlos Urquijo. A partir de ahí mi padre comienza a trabajar la ganadería con reses de esa línea, cuyo encaste era Murube".

Después de muchos recuerdos sentimentales, el ganadero señala: "Lo que más valoro de mis toros es el tranco, el galope con calidad y lo más incómodo es que no humillaban suficientemente. Además, se había sacado un poquito de tamaño y andaban por los 580 y 600 kilos. Ahora mis toros pesan entre 520 y 530 kilos. He luchado por conseguir que persigan la muleta con humillación y he rebajado el peso excesivo".

El criador piensa que el encaste de sus reses no se encuentra ahora mismo en la cima, ya que "las ganaderías son ciclos. Hubo un tiempo en que apostaban por Núñez y Santa Caloma. Ahora funciona Domecq. Todo ello depende de la mentalidad de los toreros".

Murube, que principalmente ha lidiado en la última etapa corridas para rejones, asevera: "Las corridas me las compran los rejoneadores, en carteles con figuras y en plazas importantes. Además, tengo la satisfacción de lidiar en los pueblos corridas para festejos de a pie". Según el criador de reses bravas, la situación actual es difícil y "por lo menos hay que intentar compensar los gastos. La ganadería de bravo es para disfrutarla. Ni me quiero arruinar, ni me quiero hacer rico; disfrutarla". En cuanto a su siguiente objetivo, introducirse totalmente en los espectáculos de a pie dentro de las grandes ferias, indica que "es importante, pero no es una obsesión. En los últimos años solemos lidiar tres corridas para rejones y dos para a pie".


El ganadero relata que "esta temporada lidiaré seis corridas, media que corresponde a la última década. Comencé en Arles y salió muy buena, le cortaron seis orejas. Tengo otras cinco. De ellas, tengo apartadas dos para rejones: una para Dax, que se lidiará el 15 de agosto, y otra para El Puerto, el 17 de ese mes. El resto, hasta que esté cerrada la contratación, están pendientes. Por ejemplo, este año tenía una prevista para Vitoria y no iré. Llevo seis años yendo a Vitoria. Hace dos años le dieron una vuelta al ruedo a un toro, que es difícil en rejones. Pues ha habido un cambio de empresa y se han ido a por otra".

Damos una vuelta y otra y otra y no nos cansamos de ver murubes en el tipo de la ganadería, cuya morfología describe el ganadero: "Es un toro chatito, bajo, bien hecho, acodaíto de pitones y con la cara rizada -carifosco-. Ese es el prototipo de Murube. Ahí, has visto toros como el 22, el 13 y el 14; ese es el tipo de toro que estoy buscando". Y que en su juego acometa "con calidad y clase y embista con humillación y profundidad".

Con respecto a la situación general de la cabaña brava, afirma que "está complicada, pero como está España en general, en todo tipo de aspectos y de negocios. En conjunto no la veo mal. Ahora al toro se le exige más que nunca en toda su historia. Hay una base importante de bravura". Y en cuanto al aspecto económico, señala: "No compensa ser ganadero. Quien se meta a ganadero para ganar dinero está totalmente equivocado. Sólo hay cinco o seis ganaderos que ganan dinero. Para los demás es una ruina. Además, se ha añadido este año el problema de la sequía y los piensos están por las nubes. Hay menos espectáculos y si en el campo sobraban ya toros, este año sobrarán muchos más. En Francia han rebajado los honorarios un 20%. Con la crisis habrá una gran reestructuración de las ganaderías y el que desaparecerá es el ganadero tradicional, el de toda la vida; y no el que llega de otros sectores para ganar dinero o en busca de un estatus".

Con respecto a la Fiesta, explica: "No está yendo la gente. La crisis es la crisis. Ahora no hay ningún torero que tenga un gran tirón y los precios de las localidades son caros. Eso sí, se anuncia José Tomás, como ha sucedido en Badajoz, y la plaza y todos los hoteles se llenan".
eldiariodesevilla.es

La crisis también cornea a los toros

Abonos más baratos, menos días de feria y menos toros bravos. Mientras los pueblos turísticos reducen el gasto del ruedo, los ganaderos siguen perdiendo dinero. El negocio de los toros es básico para algunas regiones, que mantienen el negocio pese a llevar cinco años en pérdidas

Los ganaderos españoles empiezan a desesperarse. Criar un novillo para que se convierta en toro bravo les cuesta unos 4.000 euros. Hasta hace unos años, esa cantidad que compensaba a sus criadores. Dejó de ser rentable cuando los pueblos comenzaron a reducir sutancialmente sus gastos en festejos, hasta un 40% en los últimos cinco años.
“Es el peor momento de la historia para las ganaderías de bravo”. Por cada cabeza que crían, los ganaderos españoles pueden perder entre 1.500 y 3.000 euros, explica un artículo de ideal.es. El problema es un tema de capitalismo puro y duro: mucha oferta + poca demanda = precios muy bajos. Y es que algunas zona sufren este cambio especialmente. Como Jaén, que con 18.500 ejemplares (la cuarta provincia en volumen de negocio taurino) tiene a los empresarios comiéndose las uñas.
Y la guindilla de 2012. Además de a los agricultores, la sequía afecta de pleno a los ganaderos. Las vacas y toros no tienen pasto que comer, por lo que la inversión en pienso y paja también ha aumentado. Lo que no deja de caer es el precio que los ayuntamientos pagan para conseguir una corrida que calme a los aficionados. “Y hay que venderlos porque cuando pase el verano sólo tendrán salida en un matadero, y allí te van a dar 500 euros por él”, dice un ganadero al medio local.
Buscando soluciones
Ante semejante panorama y a última hora, el mundo del toreo se está poniendo las pilas. Por ejemplo la Escuela Taurina de Castellón, que está pensando en ofrecer cursos de toreo para los turistas. Aunque el objetivo está claro (no dejar que el número de aficionados se deshinche) una duda sigue en el aire. ¿Es mal negocio o solamente peligroso?
“Nuestra provincia está llena de atractivos turísticos mucho más importantes que la fiesta de los toros”, han criticado desde la oposición al Gobierno castellonense. Pero que no se desesperen, otros destinos turísticos estudian fórmulas para enlazar a los turistas playeros con las corridas de toros.
Un 'toro-bús' de playa en playa o corridas a medio gas
Si la técnica de Roquetas de Mar (Almería) funciona, seguro que otros lo apuntan. Durante un mes, un autobús hará promoción de sus fiestas taurinas. La intención es que los turistas apunten en su agenda el nombre de la localidad costera a la vez que se ofrece “una alternativa al turismo de sol y playa”.
Otros Ayuntamientos como el gaditano de El Puerto de Santa María, llevan un par de años reduciendo el presupuesto taurino. Este año habrá siete días de corridas en vez de quince, lo que se traduce en abonos más baratos y también menos gastos en compra de ejemplares para torear, como anuncia el Diario Bahía de Cádiz.
Y es que en el mundo del toreo, como en el del fútbol, si no participan estrellas hay menos tirón. “No cuadra en su calendario”, “se ha quedado sin fechas” o un simple “no quería venir”. Las localidades españolas se protegen así de las posibles críticas vecinales. Y es que todos quieren ver a José Tomás.
Los ganaderos españoles empiezan a desesperarse. Criar un novillo para que se convierta en toro bravo les cuesta unos 4.000 euros. Hasta hace unos años, esa cantidad que compensaba a sus criadores. Dejó de ser rentable cuando los pueblos comenzaron a reducir sutancialmente sus gastos en festejos, hasta un 40% en los últimos cinco años.

“Es el peor momento de la historia para las ganaderías de bravo”. Por cada cabeza que crían, los ganaderos españoles pueden perder entre 1.500 y 3.000 euros, explica un artículo de ideal.es. El problema es un tema de capitalismo puro y duro: mucha oferta + poca demanda = precios muy bajos. Y es que algunas zona sufren este cambio especialmente. Como Jaén, que con 18.500 ejemplares (la cuarta provincia en volumen de negocio taurino) tiene a los empresarios comiéndose las uñas.
Y la guindilla de 2012. Además de a los agricultores, la sequía afecta de pleno a los ganaderos. Las vacas y toros no tienen pasto que comer, por lo que la inversión en pienso y paja también ha aumentado. Lo que no deja de caer es el precio que los ayuntamientos pagan para conseguir una corrida que calme a los aficionados. “Y hay que venderlos porque cuando pase el verano sólo tendrán salida en un matadero, y allí te van a dar 500 euros por él”, dice un ganadero al medio local.
Buscando soluciones
Ante semejante panorama y a última hora, el mundo del toreo se está poniendo las pilas. Por ejemplo la Escuela Taurina de Castellón, que está pensando en ofrecer cursos de toreo para los turistas. Aunque el objetivo está claro (no dejar que el número de aficionados se deshinche) una duda sigue en el aire. ¿Es mal negocio o solamente peligroso?
“Nuestra provincia está llena de atractivos turísticos mucho más importantes que la fiesta de los toros”, han criticado desde la oposición al Gobierno castellonense. Pero que no se desesperen, otros destinos turísticos estudian fórmulas para enlazar a los turistas playeros con las corridas de toros.
Un 'toro-bús' de playa en playa o corridas a medio gas
Si la técnica de Roquetas de Mar (Almería) funciona, seguro que otros lo apuntan. Durante un mes, un autobús hará promoción de sus fiestas taurinas. La intención es que los turistas apunten en su agenda el nombre de la localidad costera a la vez que se ofrece “una alternativa al turismo de sol y playa”.
Otros Ayuntamientos como el gaditano de El Puerto de Santa María, llevan un par de años reduciendo el presupuesto taurino. Este año habrá siete días de corridas en vez de quince, lo que se traduce en abonos más baratos y también menos gastos en compra de ejemplares para torear, como anuncia el Diario Bahía de Cádiz.


Los ganaderos españoles empiezan a desesperarse. Criar un novillo para que se convierta en toro bravo les cuesta unos 4.000 euros. Hasta hace unos años, esa cantidad que compensaba a sus criadores. Dejó de ser rentable cuando los pueblos comenzaron a reducir sutancialmente sus gastos en festejos, hasta un 40% en los últimos cinco años.
“Es el peor momento de la historia para las ganaderías de bravo”. Por cada cabeza que crían, los ganaderos españoles pueden perder entre 1.500 y 3.000 euros, explica un artículo de ideal.es. El problema es un tema de capitalismo puro y duro: mucha oferta + poca demanda = precios muy bajos. Y es que algunas zona sufren este cambio especialmente. Como Jaén, que con 18.500 ejemplares (la cuarta provincia en volumen de negocio taurino) tiene a los empresarios comiéndose las uñas.

Y es que en el mundo del toreo, como en el del fútbol, si no participan estrellas hay menos tirón. “No cuadra en su calendario”, “se ha quedado sin fechas” o un simple “no quería venir”. Las localidades españolas se protegen así de las posibles críticas vecinales. Y es que todos quieren ver a José Tomás.