jueves, 2 de abril de 2009

PLAZAS DE TOROS EN MADRID

PLAZA DE GOYA
Fueron autores de los planos los arquitectos don Emilio Rodríguez Ayuso y don Lorenzo Álvarez Capra. La plaza se estrenó con una corrida extraordinaria el 4 de setiembre de 1874. Se lidiaron 10 toros, de cada una de las ganaderías del duque de Veragua, de don Manuel García Puente de don Carlos Navarro, y uno de las de don Antonio Hernández, don Ildefonso Núñez de Prado, don Anastasio Martín y don Antonio Miura, que fueron muertos por los espa­las Bocanegra, Lagartijo, Gurrito, Frascuelo, Chicorro, José Machio y Valdemoro.

Durante mucho tiempo el Real Madrid, jugaba junto a la plaza de toros de Goya, antes de trasladarse al campo de la calle O'Donel


El estilo arquitectónico de la plaza era el mudéjar.Exteriormente tenía forma circular, des­tacando un pabellón central con un amplio arco de herradura de 10 metros de altura y) de ancho, ornamentado con labores de ladrillo recocho. Tenía tres pisos, y en el interior los tendidos eran de piedra sillería sostenida por bóvedas convergentes hacia el centro de la plaza. La armadura de los pisos era de hierro. El número de espectadores que podían acomodar los asientos era de 13.011, y añadidos los correspondientes al palco regio, a los de la presidencia y Diputación y a las mesetas y balconcillos destinados a diversos servicios, hacían un total de 13.210.

Poseía dos grandes corrales cubiertos para el ganado, otro cubierto de paso para el de apartar las reses con cuatro jaulones, también I cubierto, además de los de caballos, arrastradero y uno para depósito de caballos muertos hasta la terminación de la corrida.





El número de chiqueros era de 12; las caballerizas eran capaces para 50 caballos. Tenía capilla y una enfermería modelo en su tiempo; ade­más, poseía administración con vivienda, sala de toreros, conserjería, guadarnés, taller de carpintería, habitación para el carpintero mayor, almacenes de efectos, cuartos de va­queros y todo lo necesario en un edificio de esta índole.





Desde 1919 venía moviéndose la idea de sustituir la plaza de toros por otra nueva más amplia. Dos proyectos pug­naban por realizarse: el primero, patrocinado por todos los amantes de la tradición de la plaza vieja, consistía en ampliarla.
Pero había de prevalecer el de construir una nueva plaza en el sitio de las Ventas conforme a planos que para entonces tenía ya trazados el arquitecto don José Espeliú.

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