Que un torero corte una oreja a un toro, sobre todo por haberle hecho una buena faena, se ve como cosa natural (en la México el domingo anterior se cortaron cuatro), pero que un toro le corte oreja a un torero, es algo insólito, como es el caso que sucedió hace cuarenta y ocho años un 24 de diciembre, de 1960, en San Francisco Zapotitlán, en la hermana república de Guatemala.
Por aquellos tiempos, un matador de toros retirado, Jesús González, "El Indio" (alternativa recibida en Lima el 25/XII/1933) hacía empresa en cosos centroamericanos y controlaba algunas ferias importantes del citado país llevando a jóvenes novilleros mexicanos, paisanos suyos, a torear lo que les echaran por aquellos pueblos de Dios en los que los muchachos se enfrentaban armados de afición y mucho valor más que de dominio de la técnica.
"El Indio", que estaba casado con Leonor Rivera, que también toreaba, decía a los noveles diestros que contrataba, lo que los viejos diestros aconsejan siempre a aquéllos :"Un torero debe cuidarse. El toro es muy celoso y los toros y las mujeres no se llevan. El torero se acaba por la bragueta, así que, el que quiera venir de gira con nosotros, ya sabe: ¡Nada de mujeres y copas..!
Con tales consejos- advertencias, enrolaba a novilleros sedientos de gloria entre los que encontraban en el año 60 Manolo Ureña, Emilio Rivera, "El Tejocote" (apodo nada taurino) y Leonel Álvarez, alias "El Diplomático". A Ureña, quien le había rogado al "Indio", el matador empresario, que lo llevara a Centroamérica, le había puesto la condición de que si triunfaba en la plaza fronteriza de Tapachula, Chiapas, se lo llevaría: "Si te arrimas, si te portas bien y no andas de golfo, te prometo que te llevo a Guatemala".
Manolo Ureña se arrimó, triunfando con novillos de Coapantes en Tapachula y se portó bien, por lo que "El Indio" le cumplió. En Guatemala dicen que las mejores ferias comienzan en diciembre. La tercia de novilleros mexicanos obtuvo triunfos en las corridas de Retaluleo y Chicacao, pueblos de cierta importancia, por lo que hubo expectación para ver la actuación de Manolo Ureña, "El Tejocote", y la torera Leonor Rivera en la corrida anunciada para el 24 de diciembre de 1960 en San Francisco Zapotitlán.
La cornada fue así: Cerraron al toro en tablas , y de hinojos, Ureña intentó un muletazo cambiado, por la espalda y la muleta plegada en la mano izquierda, pero el marrajo se le quedó a mitad de la suerte pegándole tremendo derrote del lado izquierdo a la altura de la oreja. La cornada fue tan fuerte que Manolo se desvaneció , con el rostro bañado en sangre, causó gran impresión cuando le vieron el boquete en el oído izquierdo, sin la oreja, que le había cortado el toro a Manolo. Fue un espectáculo tal, que varias mujeres se desmayaron.
La torera Leonor gritaba ¡Su oreja, busquen su oreja! que recogió "El Tejocote" como a cinco metros de donde había sucedido el percance , llena de tierra, la lavó y la guardó...
La impresionante cornada causó gran conmoción, Manolo fue llevado al pueblo más cercano a San Francisco Zapotitlán, Mazatenango, para los primeros auxilios médicos. Su regreso a México fue un largo y doloroso calvario.
Años después, en la plaza jalisciense de Yahualica, el día de San Miguel (29/XI/1968), Joselito Huerta otorgó el doctorado a este torero mártir de la Fiesta Brava, que da, con su ejemplo, una idea de lo que sufren los toreros jóvenes para abrirse camino hasta llegar a la meta: su alternativa.
jueves, 24 de diciembre de 2009
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2 comentarios:
Aqui en España le arranco una oreja un toro al ganadero Daniel Ruiz en Valladolid al saltar al callejon.
A Manolo Ureña desde entonces le apodan "El Indultado"...
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