martes, 16 de febrero de 2010

Los toros de la nieve

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A pesar de que hubieran preferido quedarse en el Carnaval de Cádiz, por cercanía y cuestiones climáticas, la suerte ya estaba echada para los siete toros de Cebada Gago que protagonizaron en el día de ayer el tercero de los encierros del Carnaval del Toro de Ciudad Rodrigo.

Si a los toros de la ganadería burgalesa de Antonio Bañuelos se les conoce como 'los toros del frío', a los astados de Cebada Gago se les puede bautizar desde ayer como 'los toros de la nieve' pues con su llegada a Ciudad Rodrigo, la localidad salmantina se vistió con el temido manto blanco que se había logrado sortear a lo largo de los últimos días.

Y es que es lo que le faltaba a este antruejo, las temperaturas bajo cero y ese frío que se impregnaba en la piel no barruntaban otra cosa que no fuera nieve.

Justo en el momento en el que los siete morlacos de Cebada Gago, acompañados por la correspondiente parada de bueyes de Martín Perrino, pisaron las calles de la vieja Miróbriga se desató la tempestad en forma de nieve que duchaba a toros y toreros, en este caso a los numerosos corredores que cada día se dan cita en los encierros mirobrigenses para acompañar el paso de la manada.

Eso sí, desde ayer los incondicionales son menos, pues al calendario laboral se ha unido este año la previsible visita de 'la señora blanca' y de este modo, la recta final del antruejo se ha dejado para los de casa.

Independientemente de todas estas circunstancias, los toros cumplieron con las expectativas que se habían depositado sobre ellos y cubrieron casi todo el recorrido agrupados. Tan sólo un astado colorado se descolgó del grupo en la subida al Registro y fue en esta zona donde los corredores aprovecharon para dar algunos cortes al animal, a pesar de que el suelo mojado provocaba las caídas del morlaco.

Pero que nieve, llueva o truene no es una novedad para las gentes de Ciudad Rodrigo. ¡Qué se puede esperar del mes de febrero! Y si no que se lo pregunten a Conrado Abad, más conocido por ser 'el eterno maletilla', y al que sus 83 años de vida le han proporcionado carnavales de todos los colores.

La nieve o el frío nunca le han importado, su única preocupación es no haber podido saltar al ruedo del coso mirobrigense por segundo año consecutivo, pues los médicos se lo han desaconsejado y el mismo reconoce que no se encuentra bien físicamente, o al menos, no tan bien como se requiere para ponerse delante de un toro de 500 kilos. Conrado dice que se siente «como un chaval en la plaza», por lo que estos días de Carnaval se han convertido para él «en días de sufrimiento; y de nostalgia de cuando las cosas eran de otra manera». Con sólo 16 años, Conrado llegó a Ciudad Rodrigo como tantos otros jóvenes con el objetivo de ser torero. Nunca tomó la alternativa, pero tampoco se volvió a alejar de este campo charro ni de los toros, el motivo de su existencia.
 
 
Norte de Castilla-Silvia Rojo.

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