Cacerías y juegos de toros en la Antigüedad
Los juegos romanos en los anfiteatros en los que participaban toros, han sido la causa, según Mariana Huizinga, Lafaye y Grand, entre otros, de las actuales corridas de toros españolas. En su libro Ritos y juegos del toro, A. Álvarez de Miranda echa de menos, en los diferentes intentos de conocer el origen de las corridas españolas, la presencia del arqueólogo y del historiador de la Historia antigua. Por otra parte, falta un estudio monográfico de este género. El documento más importante que da una idea exacta del contenido y carácter de una venatio (cacería) en los anfiteatros romanos, en la que intervienen toros, es el mosaico del Bajo Imperio, hoy conservado en la Galería Borghese, que decoraba el peristilo excavado en Tenuta di Torre Nuova en el año 1834. Dicho mosaico formaba parte de un conjunto de cinco piezas, en dos de las cuales el tema de la composición eran los combates de gladiadores; en los tres restantes, unas venationes (cacerías) en el anfiteatro.
En dos mosaicos luchaban los venatores (cazadores) contra leopardos; en un tercero, que es el que aquí interesa, contra fieras de distinta especie. El mosaico representa el encuentro de siete fieras y de diez venatores o bestiarii, de los cuales ocho yacen por tierra, heridos o muertos, y dos se enfrentan, armados de unas largas lanzas, con animales salvajes. Estos son un ciervo y un oso, ya derribados, con una lanza clavada en el hombro izquierdo el primero; un león, un toro, un avestruz, un antílope y un jabalí. La pareja de bestiarii lucha con el león y con el toro. La modalidad del encuentro era muy sencilla y uniforme: consiste en detener la acometida de la fiera clavándole la punta de la lanza en el pecho, con lo que se consigue que se desangre y pierda energía. Los dos hombres llevan sólo armas ofensivas, y ninguna defensiva, como escudo, se halla representada en el mosaico. El vestido consiste en una corta túnica adornada a rayas, que desciende hasta las piernas, y calzado de media caña. La cabeza no lleva ninguna defensa. Los hombros van protegidos por el orbiculus. aunque aquí, por encontrarse muy caído, la finalidad debe ser simplemente decorativa. Están magníficamente señalados en el rostro el esfuerzo físico y la concentración espiritual del hombre que lucha con el toro, que es un animal corpulento y de cuernos pequeños.
REJÓN DE MUERTE
M. Elizabeth Blake, que estudió detenidamente este mosaico, cree que esta escena se inspira en alguna pintura de los Ludi Saeculares (juegos seculares), celebrados con motivo del aniversario de la fundación de Roma. Algunos de los animales representados en este mosaico aparecen en las monedas de Filipo el Árabe, conmemorativas de este suceso.
Parlaska, catedrático de Arqueología en Erlangen (Alemania), ha publicado algún mosaico con escenas de anfiteatro, interesantes para este trabajo. En el centro de un mosaico procedente de Bad Kreuznach, fechado hacia el 250, se colocó una composición semejante a la descrita de la Galería Borghese, la lucha en el anfiteatro de hombres y fieras. Desgraciadamente, el centro tiene un hueco, con lo que parte de la escena se ha perdido; así, sólo se conservan las piernas de un bestiarius que luchaba contra una pantera; otros animales que se encuentran en la arena son un león, un oso, un ciervo, un caballo (?), un macho cabrío y, en la parte inferior, apelotonados, un toro, que embiste a un ciervo; detrás del toro, junto a los cuartos traseros, se halla un jabalí en actitud, defensiva, con la boca abierta.
Una de las escenas de este mismo mosaico ofrece una composición importante: un bestiarius acaba de clavar a un toro en la cruz un rejón corto y el toro se cae sobre las patas. Viste el hombre sandalias de tiras y un pantalón a cuadros. Su actitud con los brazos abiertos es la del vencedor después de lograr una buena faena. Es la misma que adoptan los toreros hoy día en la plaza de toros.
Frecuentemente están representados bestiarii en esta actitud en las escenas de anfiteatro después de deshacerse de las fieras, como se ve por dos veces en el díptico de Leningrado. El bestiarius del mosaico de Bad Kreuznach lleva en la mano un trapo pequeño (mappa), con el que se citaba a las fieras. Una pintura de la tumba de Scaurus, en Pompeya, representa una composición parecida. Un toro está atravesado por una lanza, que le penetra por el pecho y le sale por la cruz; detrás del animal se hallaba el bestiarius, que ha ejecutado la faena, con los brazos abiertos. Viste una túnica corta, sujeta a la cintura y abrochada en el hombro izquierdo. Los pies están descalzos.
La escena de esta pintura es una venatio en la que intervienen animales (missiones passivae) de distintas especies, según era común en los anfiteatros, un toro, un león, un jabalí, dos liebres y un ciervo. Los dos bestiarii son ayudados en su cometido de matar las fieras por cuatro perros, uno de los cuales ha hecho presa en un jabalí.
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