La fiesta. La feria taurina de Algemesí de este año anuncia, dentro de su tradicional ciclo de novilladas, un cartel que presenta el aliciente de ofrecer una terna compuesta totalmente por mujeres. Y es que a los anunciados astados del hierro de Lagunajanda, propiedad de María Domecq, se van a enfrentar la novillera local María Morillas y la torera murciana Conchi Ríos, con el aditamento de la rejoneadora Noelia Mota.
Enrique Amat
Valencia
Esta combinación, y la alternativa que para ese mismo día 19 de septiembre se anuncia de la torera Sandra Moscoso en la plaza de Ubrique con el padrinazgo de Finito de Córdoba pone de nuevo de actualidad el tema de la presencia de la mujer en la fiesta de los toros.
Un fenómeno que comenzó a lo largo del último cuarto del siglo XVIII. Por aquellas calendas, Nicolasa Escamilla La Pajuelera, se atrevió a rivalizar en los cosos con los lidiadores masculinos. Una tarde, en la plaza de Zaragoza, picó y lidió un toro ante Francisco de Goya, quien la inmortalizó en uno de los aguafuertes que conforman su Tauromaquia. A esta le siguieron coletudas como Martina García, Juana Calderón La Frascuela, Juana Bermejo La Guerrita, Dolores Sánchez La Fragosa, así como Petra Kobloski y Teresa Bolsi, a quien reflejó en sus cuadros Gustavo Doré.
La Reverte sale del armario
Pero el caso más célebre de mujer torera, por lo curioso de su historia, lo protagonizó María Salomé La Reverte. Valiente y dominadora, alcanzó gran fama por los ruedos. Sin embargo, a partir de 1908, salió del armario, valga la expresión, y aseguró que era un hombre. Como tal siguió toreando, anunciándose Agustín Rodríguez, pero sin los éxitos que cosechó en su etapa femenina. Una vez retirado, volvió a convertirse en María Salomé, y aseguró que era una mujer que se había servido de su ambigüedad para burlar la prohibición y seguir toreando.
Y es que Juan de la Cierva, ministro del gobierno de Antonio Maura prohibió, por Real Orden del 2 de julio de 1908 el toreo a pie de las mujeres, porque era "impropio y opuesto a la cultura y a todo sentimiento delicado." Sin embargo, en el año 1933 se dio la venia para el toreo femenino, a pesar de que el artículo 124 del Reglamento Taurino de 1930 mantenía la prohibición. Ello propició que surgiera la figura de la torera Juanita Cruz, quien llegó a alternar con Manuel Rodríguez Manolete en sus primeros tiempos. Fue la primera mujer en ser investida matador de toros, ya que tomó la alternativa en la plaza mejicana de Fresnedillo, el 17 de marzo de 1940, de manos de Heriberto García. Cuando acabó la Guerra Civil el reglamento taurino impuso de nuevo la prohibición a las mujeres. Ello duró hasta el 12 de Agosto de 1974, cuando por medio de una Orden Ministerial se produjo la liberalización de dicha prohibición.
Una docena de matadoras
La supresión del artículo 49 del reglamento de 1962 motivó que la presencia de la mujer en los ruedos obtuviera carta de naturaleza. Tras la citada Juanita Cruz logró alcanzar el título de matadora la venezolana Berta Trujillo Morenita de Quindío, en el año 1968 en la plaza de Comacalco, siendo su padrino José Ramón Tirado.
En 1979 lo hizo la alicantina Ángela Hernández, teniendo como oficiante de la ceremonia a Manolo Martínez. Años más tarde la torera mejicana Raquel Martínez fue doctorada el 20 de septiembre de 1981 en Tijuana, de manos de Rogelio Leduc con Adrián Romero de testigo. La albacetense Maribel Atiénzar actuó con bastante frecuencia como novillera en plazas de España y América, llegando a tomar la alternativa en el coso de Pachuca, el 28 de noviembre de 1981 de manos de El Queretano con toros de Pepe Garfias. Por su parte Maria Dolores Velásquez Lola de España, nacida en Barcelona aunque afincada en Perú, recibió el doctorado en la plaza Sol y Sombra de Lima el 19 de enero de 1986 por el matador peruano Daniel Palomino.
Mucha mayor relevancia tuvo la carrera de Cristina Sánchez. Nacida en Madrid en 1972, fue alumna de la Escuela de Tauromaquia de Madrid y tras intensas campañas como novillero, habiendo logrado abrir la puerta grande de Madrid, el 23 de Mayo de 1996 Curro Romero le dio la alternativa en la plaza francesa de Nimes, en presencia de José María Manzanares. Romero le dijo al cederle los trastos: "El toreo es caricia. ¿Y quién mejor para eso que una mujer?". Toreó con mucha frecuencia durante varias campañas y luego se dedico al periodismo. Por su parte, la malagueña Mary Paz Vega tomó la alternativa en Cáceres en 1997 y su madrina fue precisamente Cristina Sánchez. Ha llegado a confirmar en Madrid y goza de gran cartel en plazas venezolanas. Finalmente, las últimas mujeres torero que han llegado a la alternativa han sido Raquel Sánchez, alumna de la escuela de tauromaquia de Madrid y doctorada en Toledo el 27 de mayo de 2005 por Eugenio de Mora; Marbella Romero, quien la tomó el 15 de diciembre de 2007 en Morelia de manos de Rafael Ortega y el 28 de febrero de este mismo año lo hizo Hilda Tenorio en la Monumental de Méjico, con Manolo Mejía de padrino.
Otras profesionales
Como rejoneadoras la nómina de mujeres toreras también es amplia. La más destacada fue la peruana Conchita Cintrón, seguida de otras muchas como Beatriz Santullano, aristócrata sevillana apadrinada por Juan Belmonte, la portuguesa Gina María, Antoñita Linares, La Princesa de París, Ana Beatriz Cuchet, la valenciana Paquita Rocamora, Lolita Muñoz y las hermanas Carmen y Rosario Dorado.
Asimismo en el plano ganadero cabe citar a importantes criadoras de reses bravas como Dolores Aguirre, Mari Carmen y Silvia Camacho, Caridad Cobaleda, Rocío de la Cámara, Mercedes Pérez Tabernero, Loreto Charro, la citada Maria Domecq y Alicia Chico, entre otras muchas. También en el mundo empresarial hay casos muy significativos como los de María José Balañá, hija de Pedro Balañá, muchos años al frente de la plaza de Barcelona, Lola Casado, hermana del matador de toros Paquito Casado, que fue apoderada de Mondeño y empresaria de la plaza de Sanlúcar de Barrameda y Teresa Ojeda. Y como presidentes de corridas han actuado Elisa Chacartegui, concejala de Pamplona, al igual que lo hizo Amparo Renau en la plaza de Valencia y esta misma temporada se han subido mujeres a los palcos de las plazas de Utiel y Vinaròs, como Julia Mateos y Mari Carmen Obiol respectivamente.
La cultura
Por su parte, numerosas escritoras han dedicado parte de sus obras al tema taurino. Así lo hizo Elena Quiroga en su novela "La última corrida", al igual que Emilia Pardo Bazán, quien fue la primera defensora del toreo en los foros europeos.
María de la Hiz Flores es autora de una biografía sobre Antonio Bienvenida y no hay que olvidar a Margarita Steen y a Josefina Carabias. Maria Celia Forneas publico una tesis doctoral titulada "La crónica taurina actual" y Olga Pérez Arroyo, profesora de SEK de Segovia, es autora de "Palco Real", una semblanza sobre el perfil taurino de la Condesa de Barcelona.
Es importante la figura de Muriel Feiner, americana y esposa del matador de toros palentino Pedro Giraldo, quien publicó numerosos libros relacionados con la tauromaquia, entre ellos "La mujer en el mundo del toro", "Personajes de la fiesta" y "Los toros y el cine". En el plano de la poesía se encuentran nombres como Gloria Fuertes, María Zambrano y Carmen Conde, y no hay que olvidar a artistas de la fotografía muy importantes como Carmen Botán, Cristine Spengler o la alemana Anya Bartels, autora de dos libros sobre José Tomas, y pintoras como Jacaranda Albaicín y la valenciana Susana Zaragoza. Finalmente, dentro de la crítica taurina, tras la pionera, que fue Mariví Romero, hay que reseñar a Marisol Fragoso, Cristina Alonso, Marisa Arcas, Sonsoles Martín, Sonia González, hija de Dámaso González, entre otras muchas que siguieron esta estela.
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