Esta vez César Jimenez venía con una ganadería que las figuritas rechazarían de plano. Además, hizo el toreo sin trampa, muy reposado y templado en el segundo toro y entendiendo perfectamente al bronco sobrero de Segovia, al que sacó de la querencia y toreó con medida y seriedad. Ni un pasito atrás, ni una trampa, ni un alivio. Ni escondió la pierna contraria.
(Carlos Ilián 31/05/11)
La faena de la feria, para ser claros. La más importante con diferencia de las que se han llevado a cabo este mes de mayo en Las Ventas, dicho sin querer hacer de menos a Alejandro Talavante y a José María Manzanares, premiados cada uno de ellos con el doble trofeo de un toro.
JUAN MIGUEL NUÑEZ (EFE)
Cumplió con el compromiso: no se le fue el toro, lo lució, le dio sitio y aire, lo dejó encuadernadito. Descalzo de principio a fin de una faena que, brillante idea, vino a ser en el único terreno de Madrid donde no molesta el viento cuando se enreda. O donde menos molesta: tablas y rayas de los tendidos de sol que median entre la puerta de cuadrillas y la grande o mayor, que es por donde entran en turbión los remolinos. El 5 y el 6. La faena tuvo unidad de terrenos –señal de dominio- y tensión creciente. Segura desde el arranque –de rodillas y por alto César en la tanda de abrir, y dando al toro el cobijo paralelo de las tablas-, de clásicas medidas –tandas de cuatro y el remate-, de despaciosa composición, firme sin fisuras, aciertos en toques y enganches sin un solo renuncio…………………….Tampoco este toro iba a írsele a César Jiménez, pero ahora le tocó a él poner más que el toro y su gente tuvo que empujar más que antes. Engallado por naturaleza, sólo en la media altura venía ese toro de tan ancho cacho. Tan ancho que César tuvo que cambiar de muleta enseguida: porque el viento le descubría la primera y menor, y porque necesitaba más peso en la mano. El manejo del toro fue notable. La inteligencia de, reunido de perfil, aprovechar bien viajes que César reclamó con el enagño por delante y a engaño puesto, las dos cosas. Breve y en terrenos abrigados, la faena tuvo unidad y criterio de buen torero. Una estocada sin puntilla. Y la oreja que abría la puerta grande y desató entre los indignados de sol y los del Frente Popular la más vibrante disputa dialéctica de todo San Isidro.
BARQUERITO
En rojo, la trayectoria de la muleta.
En verde, la trayectoria del toro.
miércoles, 1 de junio de 2011
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