El coste en alimentación de un toro oscila entre 3.500 y 5.000 euros y el ganadero dificilmente logra 30.000 euros por una corrida de seis ejemplares.
La crisis económica, que ha incidido en un descenso enorme en el número de espectáculos taurinos -desde 2007 hasta la fecha ha descendido cerca del 50%-, afecta hasta tal punto a los criadores de toros de lidia que lo que en su tiempo era un negocio seguro se ha convertido en una ruina. Esa, al menos, es una de las palabras más repetidas por un puñado de titulares entre las ganaderías más selectas.
El coste de un toro desde su nacimiento hasta su lidia en la plaza como cuatreño -cuatro años- suele oscilar entre los 3.500 y 5.000 euros. Únicamente alimentarlo durante el último año -come una media diaria de nueve kilos de pienso y dos de paja- supone un gasto de unos 700 euros. Por tanto, para una corrida de seis toros, el ganadero debería venderla por encima de los 30.000 euros, si quiere ganancias. Y eso, sin tener en cuenta los costes de explotación de la finca, los salarios de vaqueros o el combustible. Por ello, cada día es más difícil dedicarse a un negocio que suele compartirse con otras actividades, entre las que prevalecen la cría del porcino y las plantaciones de olivo y corcho.
La importancia del sector taurino en la economía española es incuestionable. De hecho, se calcula que mueve unos 2.500 millones de euros. En cuanto a la actividad ganadera, la extensión es de unas 540.000 hectáreas, muchas de ellas con características de dehesa mediterránea, con 1.355 explotaciones, 130.000 hembras en reproducción, trabajo directo a 200.000 personas, 3,7 millones de jornadas de trabajo que mantienen a 15.000 familias, 380 plazas de toros de mampostería y 2950 eventuales o portátiles. Todo ello, más el espectáculo, supone un 1,5% del Producto Interior Bruto (PIB).
Juan Pedro Domecq Morenés, en una entrevista publicada por este diario el pasado 22 de enero y que reprodujeron varios medios, hacía saltar las alarmas al señalar que en 2011, después de lidiar 25 corridas de toros, "no me ha dado ni para pagarme el sueldo". Teniendo en cuenta que su divisa es una de las más demandadas por las figuras, sus declaraciones sorprendían enormemente. El citado ganadero se ratifica y desgrana la situación: "La ganadería de lidia hoy no es rentable. En nuestro caso, tenemos otros complementos como negocio, como es el del cochino. La respuesta está en que el número de espectáculos y espectadores ha caído a la mitad debido a la crisis y el coste de producción del toro se hace inviable. La cría de un toro supone 5.000 euros y a 30.000 euros no llegan muchas corridas. Pero luego hay que sumar los gastos de personal, con un mayoral, cuatro o cinco vaqueros, tractor, maquinaria de distribución...". Dentro de los costes, destaca el precio del pienso, del que "un toro consume unos 10 kilos al día y un kilo cuesta 50 céntimos de euro. El ganadero ahora es el más débil del sector. Lo más duro es que hay un exceso de oferta, ya que los espectáculos, desde 2007 a esta temporada, casi han bajado en un 50%. Todo ello hace que muchos bajen los precios de manera agresiva".
Dentro de Andalucía, dejamos Sevilla y saltamos a Huelva, a Trigueros, donde Fernando Cuadri también se muestra escéptico. El ganadero afirma: "Los precios de venta del toro están por debajo del coste del producto. Una corrida de media suele costar unos 20.000 euros. Pero hay que tener en cuenta que la mayoría, entre el 80% yel 85%, se lidian en plazas de pueblo y pasar ahí de 14.000 euros es muy difícil. Por otro lado, corridas y novilladas han caído a la mitad y este año se prevé entre un 20% y un 25% menos de festejos. Si nos fijamos, nosotros cobramos lo mismo que en los años 80 y eso supone una ruina. Para colmo, este año no está lloviendo. La hierba se está secando. Es casi imposible mantener la ganadería. No le veo solución".
En la Ruta del Toro gaditana nos encontramos con Núñez del Cuvillo, a quien el año pasado se indultó en Sevilla a uno de sus toros, Arrojado, lo que supuso un hito en los anales de la Maestranza. Álvaro Núñez del Cuvillo afirma que "tan sólo hay rentables cinco o seis ganaderías; entre ellas la nuestra". Considera que "el coste de un toro que se lidie como cuatreño alcanza entre 3.500 y 4.000 euros, dependiendo de si la finca tiene suficiente y buena hierba o no. Por eso, vender una corrida por debajo de las 45.000 a 50.000 euros deja de ser un negocio rentable". En cualquier caso, es uno de los pocos ganaderos que se muestra optimista: "Vendrán años buenos. Dentro de 6 o 7 temporadas, si se recupera la economía, volverá a subir el número de espectadores. Ahora se están mandando toros al matadero". Y aludiendo a aquellos nuevos ricos que han invertido en la crianza del toro de lidia, sin contar con conocimientos ni una pasión por esta profesión, afirma: "Creo que los últimos ganaderos en llegar serán los primeros en irse".
Entre las numerosas y fructíferas dehesas extremeñas se encuentra la finca Las Tiesas de Santa María, en Portezuelo (Cáceres). Victorino Martín García extiende su pesimismo a todos los negocios relacionados con el campo: "No sólo el toro bravo es un mal negocio. Todo lo relacionado con el campo y la ganadería está condenado. Los corderos se pagan como hace 30 años. El vacuno de carne tampoco ha subido. Y en cambio el gasoil está por las nubes". Según Victorino, "el coste del toro se calcula que está entre 4.500 y 5.000 euros. Luego, cada uno lo vende como puede. Considero que lo más caro de la explotación es la mano de obra y la alimentación, que alcanzan un 70%. Aquí, se suma que este año no llueve y el campo está muerto. El precio del pienso se ha multiplicado por dos en los tres últimos años". El ganadero considera que "el futuro es complicado. No hemos sabido valorar el producto y nos hemos dejado mangonear. Hay que recuperar el orgullo de ser ganadero".
En otra de las zonas fundamentales de la geografía del toro de lidia, Salamanca, Moisés Fraile es el propietario de la ganadería El Pilar, localizada en la finca Puerto de la Calderilla, en Tamames. Es una de las divisas que actualmente eligen las figuras, como José Tomas. El ganadero afirma: "Si estás arriba no es un gran negocio, pero da para vivir. Si estás abajo es una ruina. Vender una corrida por menos de 18.000 euros es perder dinero. El problema es que hay más oferta que demanda. Creo que la crisis regulará el mercado, aunque sea un mal para todos".
Sin duda, la ganadería de lidia atraviesa un momento delicado. El mercado está saturado de reses. Al exceso de oferta se unen múltiples males que apuntan aquí varios ganaderos. El panorama es bastante sombrío, especialmente si tenemos en cuenta que quienes lo dibujan son ganaderos que en estos momentos se encuentran situados en la cima y tienen vendidas sus camadas desde comienzo de temporada y al mejor precio. Otros luchan denodadamente por mantenerse en un mercado actualmente turbulento. Y otros muchos, especialmente en las tres últimas temporadas, en las que ha descendido el número de espectáculos de manera drástica, han apuntillado su sueño: ser ganadero de bravo.
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domingo, 19 de febrero de 2012
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