La crisis, el rechazo de las figuras o la normativa sanitaria favorecen su desaparición
En la actualidad existen catorce encastes de bravo que se encuentran en vías de extinción, es decir, amenazados con desaparecer.
La crisis económica con la consiguiente reducción de
festejos, la falta de demanda por parte de empresarios o toreros, la
sequía, el encarecimiento del pienso o la propia normativa sanitaria son
solo algunas de las causas que provocan que estos encastes, «poco
cómodos para los toreros», como señala el ganadero de Barcial, Jesús
Cobaleda, vayan por el camino de la extinción.
A todo esto habría que añadir que se trata de ganaderías
cortas y con mucha consanguineidad lo que provoca que se afiancen mucho
más las enfermedades y que la selección del ganadero se vea muy
comprometida.
El encaste, lo forman un conjunto de animales que
pertenecen a una o varias ganaderías, que comparten el mismo origen
genético, y que poseen unas características zootécnicas y
comportamientos comunes lo que permite, que se distingan de los demás
formando una agrupación racial.
Los distintos encastes se han formado a través de la
selección realizada a partir de las castas fundacionales de procedencia y
según los datos que maneja el ganadero Mariano Cifuentes, en estos
momentos, la desaparición amenaza a las encastes Miura, Pablo Romero,
Veragua, Saltillo, Urcola, Santa Coloma, Albaserrada, Murube,
Graciliano, Coquilla, Pedrajas, Atanasio, Contreras y Villamarta.
Precisamente, los Coquillas de Cifuentes han sido los
últimos en partir hacia el matadero por lo que se da una doble
circunstancia: por un lado la desaparición de una ganadería y, por otro,
un nuevo varapalo para el encaste Coquilla que está presente en apenas
tres ganaderías más.
En total, Mariano Cifuentes ha sacrificado cuatrocientas
vacas, las últimas esta misma semana y por supuesto, unos días antes,
todos los machos que quedaban en la finca de Encina Hermosa.
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