ANTONIO NAZARÉ Y DIEGO SILVETI. MUCHO AIRE Y POCO MÁS
Una tarde de toros con fuerte rachas de viento, ganado
desclasado y toreros modestos que torean poco y buscan triunfar a la
desesperada, da para poco y algo de eso ocurrió esta tarde en la
Maestranza donde el aburrimiento fue lo más sobresaliente.
Decir antes que nada que tanto la empresa como la delegación de la autoridad deben cuidar el estado del ruedo y no permitir iniciar un festejo como el de esta tarde sin regar el piso plaza.
Todos los toros de Montealto han lucido unas perchas astifinas que ya quisiéramos ver en la semana de farolillos, siendo los menos armónicos los lidiados en cuarto, quinto y sexto lugar.
Dentro no atesoraban grandes virtudes pues salían al ruedo haciendo cosas de mansos. Normalmente se empleaban algo en el primer puyazo y como ya comenzaban a flojear, las segundas varas fueron casi todas simuladas al modo de hoy.
En la muleta se puede emplear el nefasto término de “se dejaron”, que es algo así como que pasaban el engaño en ocasiones sin transmisión, en otras se quedaban a la mitad y en las restantes con la cara a media altura, aquello unido al ingrediente molesto del viento, resultaba plúmbeo y monótono. Ante este material bovino los toreros lo intentaron, pero ya que los astados eran sosos, los toreros no lo eran menos y así con estos mimbres no se pueden hacer cestos.
LEER MAS http://www.uta-sevilla.org/?p=605
Decir antes que nada que tanto la empresa como la delegación de la autoridad deben cuidar el estado del ruedo y no permitir iniciar un festejo como el de esta tarde sin regar el piso plaza.
Todos los toros de Montealto han lucido unas perchas astifinas que ya quisiéramos ver en la semana de farolillos, siendo los menos armónicos los lidiados en cuarto, quinto y sexto lugar.
Dentro no atesoraban grandes virtudes pues salían al ruedo haciendo cosas de mansos. Normalmente se empleaban algo en el primer puyazo y como ya comenzaban a flojear, las segundas varas fueron casi todas simuladas al modo de hoy.
En la muleta se puede emplear el nefasto término de “se dejaron”, que es algo así como que pasaban el engaño en ocasiones sin transmisión, en otras se quedaban a la mitad y en las restantes con la cara a media altura, aquello unido al ingrediente molesto del viento, resultaba plúmbeo y monótono. Ante este material bovino los toreros lo intentaron, pero ya que los astados eran sosos, los toreros no lo eran menos y así con estos mimbres no se pueden hacer cestos.
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