Este año se cumplen 50 desde que Victorino Martín se
asentó en Extremadura y comenzó a criar en la finca 'Las Tiesas de Santa
María' -próxima a Portezuelo- las reses de encaste Albaserrada que poco
antes había adquirido junto a su hermano Adolfo.
En concreto, ambos compraron en 1960 la parte de la
ganadería de Florentina Escudero. Aunque en un principio su intención
era adquirir unos bueyes, le ofrecieron 150 reses por 1.060.000 pesetas,
además del derecho a lidiar con el nombre de Escudero Calvo Hermanos.
Dos años más tarde los hermanos se hicieron con otra parte de la
ganadería y llegaron a Extremadura donde Victorino decidió ubicar sus
reses por las condiciones favorables del clima y la dehesa. Desde
entonces sus comparecencias comenzaron a contarse por triunfos.
La plaza de Madrid fue siempre su casa. El primer día del
mes de junio de 1982 tuvo lugar la denominada 'corrida del siglo', con
un toro de vuelta al ruedo, otro premiado como el más completo y la
terna, formada por Ruiz Miguel, Luis Francisco Esplá y José Luis Palomar
sale a hombros junto al ganadero tras pasear dos orejas cada uno.
Ese mismo año, el 19 de julio, en un concurso de
ganaderías, Ortega Cano indultó a 'Velador', siendo el primer y único
toro al que se perdonó la muerte en Las Ventas. Después de tres años sin
lidiar en el coso de la capital de España, Victorino Martín regresa a
Madrid y lo hará el próximo 8 de junio. Antes de esta importante cita,
Victorino Martín hace un alto en su trabajo diario para charlar con HOY
sobre el pasado, presente y futuro de los míticos cárdenos de
Albaserrada.
-Sevilla ha sido la tercera cita importante de la temporada.
-Sevilla siempre es especial. Es una de las grandes
plazas de la tauromaquia. Lidiar en ella siempre te carga de
responsabilidad. Además el ruedo maestrante es uno de los más exigentes
para el toro.
-La fecha más especial del calendario esta campaña será el 8 de junio, cuando regresen a Las Ventas tras tres años de ausencia.
-Sin menospreciar a otras plazas como Bilbao, Sevilla o
México, Madrid es la plaza más importante. Es la que nos ha impulsado.
Volver a ella después de tres años sin lidiar es una responsabilidad
tremenda, más aún sabiendo cómo es Madrid. A sus hijos predilectos es a
los que más exige. Nos sentimos muy queridos, todo lo que somos se lo
debemos al aficionado en general y a Madrid en particular, y es por ello
que sabemos que nos van a exigir a tope y que ese nivel de exigencia
después de tres años será muy grande.
-Anunció el año pasado que volvería a Madrid. ¿Cómo supo que tenía los toros idóneos para este compromiso?
-La obligación del ganadero es saber lo que tiene en su
casa. Nosotros tuvimos un percance bastante desagradable, nos mataron un
tercio de la ganadería por un tema de campaña de saneamiento, y eso nos
dejó muy tocados. El trabajo de 50 años se tambaleó. Recuperarlo nos
está costando tiempo. Al tener una camada como la de este año, que se
aproxima un poquito más a lo que es una camada normal nuestra,
volveremos a Madrid.
-¿Qué puede decir de la corrida?
-La corrida de Madrid está en el tipo de lo que demanda
la afición de Madrid, un toro más espectacular por decirlo de alguna
manera.
-No faltarán a la cita en el norte de España con Bilbao y Santander.
-Hay una serie de plazas que han sido fieles a la casa
Victorino porque apuestan por el toro y han apostado por él durante toda
su existencia. A mi padre siempre le he oído decir que la única plaza
que no se plegó a las exigencias cordobesistas en cuanto a disminución
de tamaño y de trapío del toro fue Bilbao. Si Madrid es nuestra casa,
Bilbao es nuestra segunda casa. Hay que reconocer el esfuerzo que han
hecho y lo bien que lo están haciendo a lo largo de los años. La plaza
es de una gestión mixta, mitad Ayuntamiento, mitad Casa de la
Misericordia. La junta administrativa está compuesta por aficionados y
personal del Ayuntamiento que eligen primero las ganaderías y luego los
toreros.
-Y también lo es Francia.
-Por supuesto. Hace 40 o 50 años en Francia todos los
ganaderos echaban el toro que menos servía. Hoy, quitando las plazas de
primera, los siguientes toros en importancia se los lleva Francia. Han
cuidado mucho la organización, la elección de los toros y el espectáculo
en general. Francia es un baluarte. Es el país de la Ilustración, una
de las naciones culturalmente con más peso en todo el mundo, y que tenga
una parte que se identifique plenamente con los toros, nos da una
garantía a todos los que amamos esta fiesta. No deja de ser un
salvoconducto para que nos respeten, nos comprendan y nos escuchen. Si
los toros no estuvieran en el sur de Francia seguramente nos respetarían
menos de lo que lo hacen algunas facciones mundiales. Incluso la
Comunidad Económica Europea miraría los toros de otra manera si no
estuviesen en Francia.
-¿España debería aprender de Francia en algunos aspectos?
-No, creo que hay plazas en España que pueden enseñar
todavía mucho a las francesas. Ahí está Madrid, por ejemplo, en la que
se mira toda Francia. O Bilbao, Santader, Valencia... En líneas
generales lo que es encomiable es la afición francesa porque es muy
activa y participativa. En verano siempre vienen al campo a ver los
toros. Sus vacaciones son alrededor del toro. En ese sentido sí son un
ejemplo.
-Cambiando de tercio, su ganadería cumple en 2012 50 años en Extremadura. ¿Por qué eligió su padre esta región para asentarse?
-Vinimos en 1962. Mi padre empezó a ser ganadero por la
sierra de Madrid. Cuando compra el primer lote de la ganadería que
tenemos ahora, estaba en Salamanca y el resto en Extremadura. Él conocía
Extremadura porque había venido mucho por aquí y le encantaba el clima y
la dehesa, pensaba que era un lugar ideal para la cría del toro bravo.
Lo que sí es cierto es que cuando empezó las comunicaciones eran
malísimas. Desde Galapagar aquí tardábamos cinco horas. Cuando las
comunicaciones en Extremadura mejoraron, los ganaderos han tenido acceso
a estas tierras maravillosas que son el centro geográfico del toro
bravo. Mérida está a medio camino de Salamanca, de Andalucía, en
Extremadura y a mitad de Madrid y Portugal. No solamente tiene los
pastos que tiene, o sus espacios naturales, sino que actualmente tiene
la ventaja de la comunicación. Es un lugar privilegiado en cuanto a
comunicaciones.
-Como veterinario, ¿cree que Extremadura tiene el clima más idóneo para la cría de bravo?
-Es muy bueno. Con el cambio climático sí es cierto que
la línea se va desplazando un poco hacia el norte. Lo peor es el verano,
pero Extremadura tiene una ventaja muy grande para la actividad
ganadera, y es que tiene muchas superficies de regadío. El arbolado de
la dehesa protege del calor y el regadío proporciona cereales para la
alimentación del ganado.
-Su ganadería es pionera en la conjunción del turismo y la tauromaquia. ¿Siempre han abierto las puertas de su casa?
-Sí, desde nuestros inicios. Cuando estábamos en
Galapagar muchos aficionados de Madrid venían a la hora de echar de
comer a los toros, para verlos. Esta casa siempre ha sido abierta, lo
que pasa es que teníamos el tema un tanto descuidado y a partir de este
año hemos decidido dárselo a una persona que se encarga de organizarlo.
Nosotros, antes que nada, somos aficionados y eso es fundamental en
cualquier actividad que se haga en la vida. Hay una palabra portuguesa
que a mí me gusta mucho, que es amador. Significa aficionado. Cualquier
cosa que uno haga en la vida tiene que ser porque le guste, ser amador
de lo que uno hace. Nosotros somos amadores, somos aficionados de esta
actividad del toro bravo. El que tiene afición tiene nuestra casa
abierta. Siempre ha sido así.
-También innovaron sacando una colección exclusiva de vinos. ¿Cómo surgió esta idea?
-Ha sido un poco un enredo pero estamos muy contentos. Es
curioso porque mi padre y todos en mi familia son abstemios, el único
que ha bebido un poquito he sido yo. Encontramos un vino que procedía de
una variedad única en el mundo, entonces el que quiera probar un vino
de esa uva, hoy por hoy, tiene que beber el nuestro. Nos pareció bien,
nos gustó la idea y nos entretiene el tema de los vinos.
-La saga comenzó con su padre, usted sigue sus pasos, ¿y sus hijas? ¿Les gusta el toro?
-Sí, mi hija es veterinaria y me está ayudando, lo que
pasa es que ahora ha sido madre y la maternidad eclipsa un poco todo lo
demás. A ella le gusta mucho, ha trabajado y trabaja en la explotación y
tiene afición. Vamos a ver si sigue con esta aventura que empezó mi
padre hace 50 años, que tantas satisfacciones nos ha dado, que tanto nos
ha hecho realizarnos como personas y que sería importante que tuviera
una continuidad. De momento apunta bien, ella tiene afición e incluso se
ha venido a vivir a Extremadura y bueno... Vamos a ver cómo vienen las
cosas.
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