domingo, 1 de julio de 2012

La crisis también cornea a los toros

Abonos más baratos, menos días de feria y menos toros bravos. Mientras los pueblos turísticos reducen el gasto del ruedo, los ganaderos siguen perdiendo dinero. El negocio de los toros es básico para algunas regiones, que mantienen el negocio pese a llevar cinco años en pérdidas

Los ganaderos españoles empiezan a desesperarse. Criar un novillo para que se convierta en toro bravo les cuesta unos 4.000 euros. Hasta hace unos años, esa cantidad que compensaba a sus criadores. Dejó de ser rentable cuando los pueblos comenzaron a reducir sutancialmente sus gastos en festejos, hasta un 40% en los últimos cinco años.
“Es el peor momento de la historia para las ganaderías de bravo”. Por cada cabeza que crían, los ganaderos españoles pueden perder entre 1.500 y 3.000 euros, explica un artículo de ideal.es. El problema es un tema de capitalismo puro y duro: mucha oferta + poca demanda = precios muy bajos. Y es que algunas zona sufren este cambio especialmente. Como Jaén, que con 18.500 ejemplares (la cuarta provincia en volumen de negocio taurino) tiene a los empresarios comiéndose las uñas.
Y la guindilla de 2012. Además de a los agricultores, la sequía afecta de pleno a los ganaderos. Las vacas y toros no tienen pasto que comer, por lo que la inversión en pienso y paja también ha aumentado. Lo que no deja de caer es el precio que los ayuntamientos pagan para conseguir una corrida que calme a los aficionados. “Y hay que venderlos porque cuando pase el verano sólo tendrán salida en un matadero, y allí te van a dar 500 euros por él”, dice un ganadero al medio local.
Buscando soluciones
Ante semejante panorama y a última hora, el mundo del toreo se está poniendo las pilas. Por ejemplo la Escuela Taurina de Castellón, que está pensando en ofrecer cursos de toreo para los turistas. Aunque el objetivo está claro (no dejar que el número de aficionados se deshinche) una duda sigue en el aire. ¿Es mal negocio o solamente peligroso?
“Nuestra provincia está llena de atractivos turísticos mucho más importantes que la fiesta de los toros”, han criticado desde la oposición al Gobierno castellonense. Pero que no se desesperen, otros destinos turísticos estudian fórmulas para enlazar a los turistas playeros con las corridas de toros.
Un 'toro-bús' de playa en playa o corridas a medio gas
Si la técnica de Roquetas de Mar (Almería) funciona, seguro que otros lo apuntan. Durante un mes, un autobús hará promoción de sus fiestas taurinas. La intención es que los turistas apunten en su agenda el nombre de la localidad costera a la vez que se ofrece “una alternativa al turismo de sol y playa”.
Otros Ayuntamientos como el gaditano de El Puerto de Santa María, llevan un par de años reduciendo el presupuesto taurino. Este año habrá siete días de corridas en vez de quince, lo que se traduce en abonos más baratos y también menos gastos en compra de ejemplares para torear, como anuncia el Diario Bahía de Cádiz.
Y es que en el mundo del toreo, como en el del fútbol, si no participan estrellas hay menos tirón. “No cuadra en su calendario”, “se ha quedado sin fechas” o un simple “no quería venir”. Las localidades españolas se protegen así de las posibles críticas vecinales. Y es que todos quieren ver a José Tomás.
Los ganaderos españoles empiezan a desesperarse. Criar un novillo para que se convierta en toro bravo les cuesta unos 4.000 euros. Hasta hace unos años, esa cantidad que compensaba a sus criadores. Dejó de ser rentable cuando los pueblos comenzaron a reducir sutancialmente sus gastos en festejos, hasta un 40% en los últimos cinco años.

“Es el peor momento de la historia para las ganaderías de bravo”. Por cada cabeza que crían, los ganaderos españoles pueden perder entre 1.500 y 3.000 euros, explica un artículo de ideal.es. El problema es un tema de capitalismo puro y duro: mucha oferta + poca demanda = precios muy bajos. Y es que algunas zona sufren este cambio especialmente. Como Jaén, que con 18.500 ejemplares (la cuarta provincia en volumen de negocio taurino) tiene a los empresarios comiéndose las uñas.
Y la guindilla de 2012. Además de a los agricultores, la sequía afecta de pleno a los ganaderos. Las vacas y toros no tienen pasto que comer, por lo que la inversión en pienso y paja también ha aumentado. Lo que no deja de caer es el precio que los ayuntamientos pagan para conseguir una corrida que calme a los aficionados. “Y hay que venderlos porque cuando pase el verano sólo tendrán salida en un matadero, y allí te van a dar 500 euros por él”, dice un ganadero al medio local.
Buscando soluciones
Ante semejante panorama y a última hora, el mundo del toreo se está poniendo las pilas. Por ejemplo la Escuela Taurina de Castellón, que está pensando en ofrecer cursos de toreo para los turistas. Aunque el objetivo está claro (no dejar que el número de aficionados se deshinche) una duda sigue en el aire. ¿Es mal negocio o solamente peligroso?
“Nuestra provincia está llena de atractivos turísticos mucho más importantes que la fiesta de los toros”, han criticado desde la oposición al Gobierno castellonense. Pero que no se desesperen, otros destinos turísticos estudian fórmulas para enlazar a los turistas playeros con las corridas de toros.
Un 'toro-bús' de playa en playa o corridas a medio gas
Si la técnica de Roquetas de Mar (Almería) funciona, seguro que otros lo apuntan. Durante un mes, un autobús hará promoción de sus fiestas taurinas. La intención es que los turistas apunten en su agenda el nombre de la localidad costera a la vez que se ofrece “una alternativa al turismo de sol y playa”.
Otros Ayuntamientos como el gaditano de El Puerto de Santa María, llevan un par de años reduciendo el presupuesto taurino. Este año habrá siete días de corridas en vez de quince, lo que se traduce en abonos más baratos y también menos gastos en compra de ejemplares para torear, como anuncia el Diario Bahía de Cádiz.


Los ganaderos españoles empiezan a desesperarse. Criar un novillo para que se convierta en toro bravo les cuesta unos 4.000 euros. Hasta hace unos años, esa cantidad que compensaba a sus criadores. Dejó de ser rentable cuando los pueblos comenzaron a reducir sutancialmente sus gastos en festejos, hasta un 40% en los últimos cinco años.
“Es el peor momento de la historia para las ganaderías de bravo”. Por cada cabeza que crían, los ganaderos españoles pueden perder entre 1.500 y 3.000 euros, explica un artículo de ideal.es. El problema es un tema de capitalismo puro y duro: mucha oferta + poca demanda = precios muy bajos. Y es que algunas zona sufren este cambio especialmente. Como Jaén, que con 18.500 ejemplares (la cuarta provincia en volumen de negocio taurino) tiene a los empresarios comiéndose las uñas.

Y es que en el mundo del toreo, como en el del fútbol, si no participan estrellas hay menos tirón. “No cuadra en su calendario”, “se ha quedado sin fechas” o un simple “no quería venir”. Las localidades españolas se protegen así de las posibles críticas vecinales. Y es que todos quieren ver a José Tomás.

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