El presidente de honor y asesor ejecutivo de la Federación de Escuelas
de Tauromaquia de España impartió la segunda conferencia-coloquio del
XXVIII Ciclo de la peña El Espontáneo.
El presidente de Honor y asesor ejecutivo de la Federación de Escuelas
de Tauromaquia de España y que fuera uno de los fundadores de la escuela
taurina de Madrid, Felipe Díaz Murillo, impartió la segunda
conferencia-coloquio del XXVIII Ciclo Taurino-Cultural de la peña "El
Espontáneo". Fue un repaso a la historia de este centro docente taurino,
sin duda el más importante del mundo, nacido en 1976 al amparo de una
coperativa de la que formaron parte entre otros los segovianos Andrés
Hernando y Enrique Martín Arranz, éste el primer director de dicha
escuela.
Antes, Díaz Murillo desglosó en síntesis el momento actual de la fiesta
haciendo referencia a la cuestión básica del toro de lidia y el mal
momento de la mayor parte de los ganaderos. “Muchos ganaderos tiran los
precios para poder sacar adelante los toros de saca aunque sea a costa
de rebajar en más del cincuenta por ciento las reses. Quizás la
perspectiva de mejora de la situación, radique en celebrar mayor número
de novilladas, ya que el coste de una corrida de toros es brutal.
Respecto a Las Ventas, decir que recauda una importántisima cantidad de
euros que mayormente emplea en mantenimiento del inmueble taurino. Y es
ahí donde se puede criticar la escasa subvención hacia la escuela
taurina de Madrid, auténtico vivero al igual que otras escuelas del
futuro torero”.
La escuela taurina madrileña nació formando coperativa y su primera
denominación fue la de Escuela Nacional de Tauromaquia. Su primer
presidente Enrique Martín Arranz y el primer y óptimo resultado, una
terna denominada “Los príncipes del toreo” formada por Julián Maestro,
Lucio Sandín y José Cubero “Yiyo”. Después fueron surgiendo toreros de
la talla de Joselito, El Bote, El Fundi, Andrés Caballero, José Antonio
Carretero, Oscar Higares, Niño de la Taurina, Cristina Sánchez, Uceda
Leal, Luis Miguel Encabo... La edad de oro de la escuela fue sin duda a
partir de 1995 con la aparición de El Juli, Miguel Abellán César
Jiménez, Robleño, Sergio Aguilar, etc.
Desde su fundación a nuestros días han salido de la escuela madrileña
131 matadores de toros. Profesores ilustres como toreros han sido y son
alguno de ellos José de la Cal, Gregorio Sánchez, Macareno, Serranito,
Joaquín Bernardó, Tinín, El Bote, Andrés Vázquez y algunos otros
esporádicos. El primer alumno en tomar la
alternativa fue
José Cubero “Yiyo” desgraciadamente fallecido en Colmenar Viejo cuando
un toro de Marcos Nuñez le infringió una cornada que atravesó su
valiente corazón ingrensando cadáver en la enfermería cuya titularidad
obstentaba Javier de la Serna, hijo del gran Victoriano. Y por ahora, el
último alumno
alternativado ha sido Alberto López Simón que me comentan es el invitado de la Tertulia Taurina de Segovia el próximo día 14.
La escuela taurina de Madrid “Marcial Lalanda” se mantiene a duras
penas, de hecho yo me fui el 1 del pasado mes de abril, motivado por
discrepancias con la política de gestión impuesta por una parte del
Patronato. Los importantes beneficios que recibe la Comunidad de Madrid
por la explotación del coso de Las Ventas, tienen escasa incidencia en
la subvención que recibe la escuela taurina. Primero rebajaron el
cincuenta por ciento y ahora lo dejan en el 35 por ciento. Esta escuela
ha impartido enseñanza docente a 2.000 alumnos, algunos, bastantes, han
logrado alcanzar la fama como figuras del toreo. Ahora tan sólo forman
parte del alumnado unos 65 aspirantes.
Animadísimo el coloquio que basó la mayoría de preguntas y respuestas
sobre el delicado momento de la fiesta de toros. El conferenciante
manifestó su particular criterio en el hecho de que ve práctico y menos
costoso el organizar “clases prácticas” en plazas de toros con entrada
libre, aunque dijo que se produce un coste obligatorio al tener que
dotar al festejo del correspondiente servicio médico con ambulancia
inclusive. Este festejo se lleva a cabo con alumnos de escuelas
taurinas, matadores y banderilleros y mozos de espadas, todos alumnos
con un director de lidia profesional.
Y en la cena ofrecida al conferenciante, protocolo habitual y de
obligado cumplimiento, se suscitaron otros temas igualmente interesantes
y coloquiales. Le fue entragado un espléndido óleo del pintor Lope
Tablada.
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