sábado, 19 de enero de 2013

«Intento criar toros para que los toreros creen arte»


Fernando Domecq Ganadero

La fidelidad al tipo y al trapío es una constante en la forma de concebir la crianza del toro bravo para Fernando Domecq, propietario del hierro de Zalduendo. En Alicante lidió el pasado 21 de junio la que la Asociación Cultural Taurina Puerta Grande ha considerado como 'Mejor Ganadería' de la Feria de Hogueras. Hoy sábado recibirá esa distinción el criador andaluz, con la ganadería afincada en Cáceres, en el transcurso de una velada que se celebrará en el hotel Meliá y en la que también tendrá su reconocimiento el novillero alicantino Borja Álvarez.
Fernando Domecq recuerda aquella tarde de Hogueras por un doble motivo, «porque la corrida, en conjunto, me gustó mucho y por la extraordinaria actuación de Morante de la Puebla que hace que se valore, todavía más, el juego que ofreció el toro 'Libertador'». El ganadero siempre ha asemejado al toro como un elemento de creación, como se vio en esa tarde. «Uno los cría para ello, con el objetivo de que embistan y el torero pueda transformar su embestida en arte, tal y como hizo Morante en esa tarde de junio que el tiempo acabará valorando más todavía».
Fue la de Alicante una corrida de trapío medio, lo que Domecq califica como «ideal» para la lidia «ya que la emoción inherente al arte la provoca el trapío adecuado del toro y no su volumen».
De pesos que oscilaron entre los 453 y los 500 kilos, «debiera ser la franja idónea, como se ha podido ver en distintas películas de mediados del pasado siglo, para que el toro tuviera la suficiente movilidad. El actual, por lo general, con los kilos que se exigen suele embestir por fuera y sin querer coger la muleta. Para embestir con calidad, como hicieron varios de los lidiados en Alicante, deben tener hechuras que lo permitan».
Pegas
Apasionado de su creación, el propietario de Zalduendo tiene una respuesta artística cuando se le pregunta por los defectos que pudo tener aquella corrida: «Cuando se habla de una obra de arte, de un material de creación, no se trata de buscarle defectos. Las obras de arte son como son, como resultan. Qué pegas se le puedan poner a una obra de Goya o de Picasso».
Con idéntica flema responde sobre el hecho de que sólo uno de esos seis toros fuera aplaudido en el arrastre, a pesar del buen juego en conjunto: «Es que cuando el público se divierte, aplaude a los toreros. Y solo si es malo, se acuerdan del toro».
Son afirmaciones de un ganadero con filosofía propia en la crianza del bravo y que, afirma, ya tiene una corrida reseñada para ser lidiada en Alicante en este año.

 laverdad.es

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