Los toros serán del hierro de Peñajara. para Fernando Cruz, que regresa a la capital tras el gravísimo percane sufrido en su plaza el pasado 15 de agosto, Sergio Aguilar y Leandro.
«Mi reaparición en Valdemorillo fue
mejor que cualquier actuación soñada»
Entrevista a Fernando Cruz, Matador
de Toros.
Antes de nada, darle la
enhorabuena por esa puerta grande en Valdemorillo con la corrida de
Victorino...
Estoy muy contento de cómo rodó todo. Era un día tremendamente especial: reaparecía tras la cornada de agosto en Madrid, se había hablado mucho de mí desde entonces y todas las miradas estaban sobre mí, cosas todas ellas positivas pero que te responsabilizan de una u otra manera. Creo que no podía pedir más de lo que sucedió esa tarde pues fue una reaparición mejor que cualquier otra actuación soñada para tan señalado día.
Empezar pronto y con triunfo la temporada, como debe ser, aunque por desgracia no siempre es así y usted sabe mucho de esto...
Pues sí. Igual que el otro día se juntaron todas las circunstancias y condiciones favorables para que todo saliera bien, en otras muchas ocasiones ha sido todo al revés. El caso es que protagonizar una tarde tan completa como la de Valdemorillo no solo me ha aportado moral a mi, sino a toda mi gente que es la que realmente sufre conmigo cuando las cosas vienen a pie cambiado.
¿Qué tal se encontró físicamente tras la gravísima cornada en Madrid?
En la plaza mejor que durante la preparación, pues el esfuerzo fue soportable esa tarde. Lo malo era que yo sabía que llegaba a esa corrida un poco justito dado que no había podido prepararme como a mí me hubiera gustado por culpa de varias recaídas de esa cornada que sufrí en Las Ventas y también por una lesión que tuve en un ojo un par de semanas antes de Valdemorillo.
Estoy muy contento de cómo rodó todo. Era un día tremendamente especial: reaparecía tras la cornada de agosto en Madrid, se había hablado mucho de mí desde entonces y todas las miradas estaban sobre mí, cosas todas ellas positivas pero que te responsabilizan de una u otra manera. Creo que no podía pedir más de lo que sucedió esa tarde pues fue una reaparición mejor que cualquier otra actuación soñada para tan señalado día.
Empezar pronto y con triunfo la temporada, como debe ser, aunque por desgracia no siempre es así y usted sabe mucho de esto...
Pues sí. Igual que el otro día se juntaron todas las circunstancias y condiciones favorables para que todo saliera bien, en otras muchas ocasiones ha sido todo al revés. El caso es que protagonizar una tarde tan completa como la de Valdemorillo no solo me ha aportado moral a mi, sino a toda mi gente que es la que realmente sufre conmigo cuando las cosas vienen a pie cambiado.
¿Qué tal se encontró físicamente tras la gravísima cornada en Madrid?
En la plaza mejor que durante la preparación, pues el esfuerzo fue soportable esa tarde. Lo malo era que yo sabía que llegaba a esa corrida un poco justito dado que no había podido prepararme como a mí me hubiera gustado por culpa de varias recaídas de esa cornada que sufrí en Las Ventas y también por una lesión que tuve en un ojo un par de semanas antes de Valdemorillo.
Secuelas y recaídas, aunque
dada la gravedad de aquel percance, lo importante es que lo pueda
contar
De eso no tengo ninguna duda. Fue una cornada realmente grave, pero gracias a Dios lo puedo contar y, lo que es más importante para mí, puedo seguir disfrutando de mi familia. Por consiguiente, el único objetivo es cumplir mi sueño de ser importante en el toreo.
Un percance que sucedía catorce meses después de vestirse de luces por última vez, y así es muy difícil lograr ese objetivo del que me hablaba...
Más que difícil, un milagro. La raíz para triunfar es tener base, pero luego hay que ayudarla con la preparación, que no es otra que ponerte delante del toro cuantas más veces mejor. Y si no tienes la oportunidad de matar veinte toros toros a puerta cerrada o de hacer cuarenta tentaderos, resulta muy complicado encontrar el sitio y corregir errores, ya que es ahí, delante de la cara de los animales, donde los toreros se ponen a prueba. Y en el toreo, como oficio artístico que es, pero oficio al fin y al cabo, se aprende trabajándolo cuanto más mejor.
En los toros la crisis y el sistema pasan factura de manera especial a los más modestos...
Así es por desgracia. Las figuras tienen su hueco ganado y es muy difícil encontrar huecos, cuando además muchas ferias han reducido su número de festejos. Eso lleva a que haya algunos empresarios que se aprovechen de estas circunstancias adversas y te ofrezcan cosas del todo punto indignas e intolerables para una profesión en la que te juegas la vida.
De las cinco tardes toreadas en los tres últimos años, tres fueron en Madrid, jugándose la vida ante los Pablorromeros, Dolores Aguirre y Gavira. ¿Merece la pena tanto esfuerzo para tan escasa recompensa?
Merecer l a pena, sí porque lo haces, por encima de todo, por tu amor a esta profesión, por tu vergüenza torera y por tu dignidad. Pero es cierto que hay momentos, aunque sean los menos, en que te planteas si tanta lucha y sacrificio merece la pena para tan poco fruto, ya no solo desde el punto de vista artístico, sino también desde el económico.
¿Se ha planteado recientemente arrojar la toalla?
La tarde del pasado 15 de agosto en Madrid, no se lo había dicho a nadie, pero yo en mi interior tenía en mi cabeza esa fecha como una especie de ultimátum. Y es que llevaba cuatro años en una situación muy complicada y no podía estar arrastrando más a mi familia. Por eso aquel día reunía a todos los de mi entorno, bien para que disfrutasen si pasaba algo bonito, bien para ver la que podía ser mi última tarde. No es que me pensara cortar la coleta, pero sí parar y replantearme mi vida profesional.
Cuando uno es padre de familia, como lo es usted ahora, quizá el enfoque de todo es muy distinto
Esa puede ser la responsabilidad más grande de la vida, tu familia. Dejas de depender de los demás y empiezan a depender de ti otras personas para las que buscas lo mejor y el menos sufrimiento posible. Por eso, voy a seguir probando en esto cierto tiempo, pero bajo ningún concepto pienso arrastrar a mi familia el resto de la vida por una afición que es únicamente mía. Bien es cierto que mi mujer y mi hijo me dan fuerza y estabilidad para seguir luchando ahora que parece que se ha enderezado un poquito la cosa.
De eso no tengo ninguna duda. Fue una cornada realmente grave, pero gracias a Dios lo puedo contar y, lo que es más importante para mí, puedo seguir disfrutando de mi familia. Por consiguiente, el único objetivo es cumplir mi sueño de ser importante en el toreo.
Un percance que sucedía catorce meses después de vestirse de luces por última vez, y así es muy difícil lograr ese objetivo del que me hablaba...
Más que difícil, un milagro. La raíz para triunfar es tener base, pero luego hay que ayudarla con la preparación, que no es otra que ponerte delante del toro cuantas más veces mejor. Y si no tienes la oportunidad de matar veinte toros toros a puerta cerrada o de hacer cuarenta tentaderos, resulta muy complicado encontrar el sitio y corregir errores, ya que es ahí, delante de la cara de los animales, donde los toreros se ponen a prueba. Y en el toreo, como oficio artístico que es, pero oficio al fin y al cabo, se aprende trabajándolo cuanto más mejor.
En los toros la crisis y el sistema pasan factura de manera especial a los más modestos...
Así es por desgracia. Las figuras tienen su hueco ganado y es muy difícil encontrar huecos, cuando además muchas ferias han reducido su número de festejos. Eso lleva a que haya algunos empresarios que se aprovechen de estas circunstancias adversas y te ofrezcan cosas del todo punto indignas e intolerables para una profesión en la que te juegas la vida.
De las cinco tardes toreadas en los tres últimos años, tres fueron en Madrid, jugándose la vida ante los Pablorromeros, Dolores Aguirre y Gavira. ¿Merece la pena tanto esfuerzo para tan escasa recompensa?
Merecer l a pena, sí porque lo haces, por encima de todo, por tu amor a esta profesión, por tu vergüenza torera y por tu dignidad. Pero es cierto que hay momentos, aunque sean los menos, en que te planteas si tanta lucha y sacrificio merece la pena para tan poco fruto, ya no solo desde el punto de vista artístico, sino también desde el económico.
¿Se ha planteado recientemente arrojar la toalla?
La tarde del pasado 15 de agosto en Madrid, no se lo había dicho a nadie, pero yo en mi interior tenía en mi cabeza esa fecha como una especie de ultimátum. Y es que llevaba cuatro años en una situación muy complicada y no podía estar arrastrando más a mi familia. Por eso aquel día reunía a todos los de mi entorno, bien para que disfrutasen si pasaba algo bonito, bien para ver la que podía ser mi última tarde. No es que me pensara cortar la coleta, pero sí parar y replantearme mi vida profesional.
Cuando uno es padre de familia, como lo es usted ahora, quizá el enfoque de todo es muy distinto
Esa puede ser la responsabilidad más grande de la vida, tu familia. Dejas de depender de los demás y empiezan a depender de ti otras personas para las que buscas lo mejor y el menos sufrimiento posible. Por eso, voy a seguir probando en esto cierto tiempo, pero bajo ningún concepto pienso arrastrar a mi familia el resto de la vida por una afición que es únicamente mía. Bien es cierto que mi mujer y mi hijo me dan fuerza y estabilidad para seguir luchando ahora que parece que se ha enderezado un poquito la cosa.
Entrevista : .eladelantado.com
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