domingo, 27 de octubre de 2013
«La ambición y la afición llevan a cada uno a lo que quiere ser»
Entrevista a Juan del Álamo, matador de toros.
Imagino que satisfecho de esta gran temporada que acaba de dar por finalizada en España
Pues sí. Siempre hay cosas que corregir para seguir evolucionando, pero en líneas generales he de reconocer con sinceridad que ha sido un año importante.
Sin duda, las tres orejas de Madrid han marcado un antes y un después, quizá ya no solo en la campaña sino en carrera en general...
Lo que sé es que a mi temporada esas orejas la dieron un giro. Al Juan del Álamo de principios de temporada nadie le conocía y sin embargo tras mis tres tardes en Madrid se comenzó a contar conmigo incluso para ferias importantes. Por consiguiente, ese giro que dio el año espero que se vea reflejado en el futuro en mi carrera también.
Cierto es que antes con una oreja se daba la vuelta a España y ahora hacen falta tres para defenderse...
Ahora lo que cuenta más es la regularidad de los toreros, no solo en el que empieza, sino en todos en general. Tiene más importancia lo que viene antes de Madrid, lo que pasa después y, cómo no, lo que seas capaz de hacer allí, en Las Ventas. Por consiguiente, lo que verdaderamente cuenta es estar a un nivel y no bajar nunca de él.
De las tres tardes en Las Ventas, ¿con cuál se queda?
Cada tarde ha tenido algo. La primera, con la de Bohórquez, se habló mucho de mi toreo de capote; de la segunda, con la de Carriquiri, se cantó más la faena completa que hice; pero sin duda la tercera, con la de Montalvo, fue la que puso de acuerdo a todos. En ésa fue en la que más hecho me vi, notaba la evolución en mi toreo y eso el público y la crítica lo captaron.
¿Donde está la clave para ganarse a un público tan exigente como el venteño?
En buscarse uno a sí mismo día a día. La ambición y la afición que tenga cada uno acaban llevándote a lo que quieres ser. Todo eso, el seguir creciendo, seguir perfeccionando y tratar de ser cada vez mejor torero es lo que te hace ganarte a ese público tan exigente.
Un inicio de temporada difícil...
Difícil y duro pues empecé en Valdemorillo en una corrida televisada donde no se dieron las cosas bien. Eso me afectó anímicamente y estuve todo el mes de mayo dándole vueltas a la cabeza. Fue un momento complicado, pues me lo jugaba todo a la baza de lo que pasara en Alés y Madrid. Eso, a la larga, me hizo crecer, madurar mucho y muy rápido y gracias a Dios se dio todo muy bien tanto en Francia como en Las Ventas.
Después de las dos primeras orejas de Madrid, otro triunfo rotundo en Santander, una plaza muy especial para usted...
Lo que me ha hecho crecer y que cada vez se cuente más conmigo ha sido el ir dando la cara todas las tardes y en todas las ferias por las que he pasado, como sucedió en Santander. Es cierto que es una plaza a la que le tengo un cariño especial pues siempre confió en mí. Allí tomé la alternativa y me ha ido viendo crecer como matador de toros. Mi comparecencia de este año era de esos días que o das un paso adelante o te vienes abajo. Fue una tarde de superación y, afortunadamente, el esfuerzo que hice en Cuatro Caminos me acabó dando más sitio.
Fue a mediados del mes de agosto, con esa tercera oreja en la catedral del toreo, cuando vino lo mejor de la temporada...
Empecé a torear más de seguido y eso entona a cualquier torero. Fue a partir de ahí cuando empecé a notar mi toreo más cuajado, me veía más capaz y más a gusto delante de la cara del toro.
Cubrió la vacante del maestro Morante. Toda una responsabilidad añadida
Desde luego. Verte en esos carteles es lo que todos queremos, pero cuando llegan también responsabilizan y mucho. Ciertamente son corridas buenas, pero es con ésas con las que tienes que demostrar que eres un buen torero de verdad. Vamos, que a un pelín que te resbales se te cierran las puertas en ese camino.
Pero haberlo hecho en tres ocasiones, algo querrá decir
Para entrar en carteles de figuras del toreo cuenta mucho lo que lleves atrás hecho. Si siempre has seguido el camino recto, eres humilde y vas por derecho es menos difícil que te abran esas puertas.
El caso es que esa responsabilidad no le mermó: oreja en Bilbao, cuatro de Cuenca y tres de San Sebastián de los Reyes...
Tienes que espabilar y rápido, pues este tren pasa pocas veces y si no te subes a él luego no hay forma de remontarlo. Yo que he vivido la cara amarga de los toros, tengo más miedo a no torear que a tragar y a pasarme los toros por ahí en esas corridas. Prefiero ese temor a tenerme que plantearme qué va a ser de mi vida.
La de Cuenca, la más redonda
Desde luego. Fue la más completa y ya no solo de esas otras tres tardes, sino de toda la temporada. Cuatro orejas jamás había cortado de matador de toros, e incluso estuve a punto de cortar un rabo.
eladelantado.com
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