La primera vez que me puse delante de un toro, tenía nueve
años, y dijo un toro porque era un semental y lo llevaban camino del matadero.
Yo estaba en el colegio cuando me fueron a buscar mis compañeros de clase: “¿No
quieres ser torero cuando seas mayor?, pues demuéstralo – me decían-, por ahí mismito
pasa uno”. Me levante de mi pupitre, cogí un saco que había en el patio,
instrumenté una muleta con un palo que me dieron y qué manera de dar pases…… Yo
creí aquella mañana que era Joselito “El Gallo”
Rafael Ortega en un documento periodístico de El Alcázar
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