SONETO FÚNEBRE.
Directa al corazón la puñalada,
El filo del pitón, el asta fiera,
La espuma de la sangre en la rivera
De la vida mortal, envenenada.
Victor Barrio es historia congelada;
Es estatua de nieve en la frontera
De un lance en que no pudo su cadera
Profetizar la sombra de la espada.
Espada fue el pitón y la embestida;
Veneno fue el aliento y el acaso
del ebrio toro airado e inocente.
En Teruel fue la vida detenida.
Y, antes que al zénit, sucumbió al ocaso
Un torero en sazón, parco y valiente.
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