Gran corrida de José Escolar y magnífica novillada de Baltasar Ibán. La tauromaquia se defiende con espectáculos como estos, donde brilla la casta del toro y la verdad de los toreros, todo ello enraizado en las fiestas populares.
El plato fuerte de las fiestas de Riaza (Segovia) era la corrida de José Escolar, quien llevó una corrida de gran presentación, pareja en general, tan difícil a final de temporada, con algún toro como ArtilleroI-64, que no hubiera desmerecido en una plaza de primera.Junto a la corrida de toros de José Escolar, la magnífica novillada de Baltasar Ibán formó la columna vertebral de las fiestas de Riaza. Una novillada en homenaje al torero Víctor Barrio con muchas raíces en Riaza, donde se ha sentido especialmente su muerte. Unos novillos de gran presencia, a punto de cumplir los cuatro años y que fueron bravos en el caballo y nobles para la muleta. Una gran novillada que rubrica la buena temporada de la ganadería, con la que Alejandro Fermín mostró maneras de novillero maduro sin llegar a brillar, Daniel Menes estuvo siempre atento a componer los pases y las series con variedad aunque le falte rodaje y Carlos Ochoa mostró un toreo reposado y por tanto bello, pero con muchos de los lugares comunes de la tauromaquia actual.
La tauromaquia se defiende con espectáculos como estos, donde brilla la casta del toro y la verdad de los toreros, todo ello enraizado en las fiestas populares.
La crónica completa de Andrés de Miguel
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