Quiso ser torero antes que pintor. Llegó hace once años a Madrid. Se apuntó a la Escuela de Tauromaquia y se dio cuenta de que la espada y la muleta no le daban de comer, entonces, «eché mano de los pinceles», dice el colombiano Diego Ramos.
«Soy un apasionado de los toros», primero, y del flamenco, después, explica este artista taurino que vuelve a la ciudad de la Maestranza para exponer su obra.
Pinta a muchos maestros: Curro Romero y Camarón; Javier Conde y Diego El Cigala, Julio Aparicio y Enrique Morente...
Ramos dice inspirarse en la literatura, la música y la fotografía. Cuando empieza a pintar sólo cree en el impulso, luego, da rienda suelta a su arte.
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