Fuenteymbros y murubes defienden título en Fallas
JOSÉ LUIS BENLLOCH |
Dos de los toros de Fuente Ymbro que se lidiarán en Fallas, ajustando diferencias |
La tormenta desencadenada por la postura del G10 ha logrado que no hubiese ojos más que para los toreros, los que están y sobre todo los que no están, y que haya pasado desapercibido el buen elenco ganadero que se anuncia en Fallas. Hay variedad de encastes dentro de la realidad actual y nombres señeros, trámite de obligado cumplimiento en una plaza de primera categoría, que lo deja todo a expensas de que las corridas vengan presentadas como cabe exigir. La responsabilidad de los criadores y de los empresarios hace pensar que será así, otra cosa, con la que está cayendo y con la abundancia de toros que hay en el campo, sería directamente del genero imbécil. A partir de ahora los toros tienen la última palabra.
Los albaserradas de Adolfo Martín, los murubes de Capea, los núñez de Alcurrucén y los parladés vía Lisardo Sánchez de Valdefresno son cuatro opciones diferentes en el libro genealógico del toro de lidia a las que hay que añadir toda la gama de lo domecq, desde los singulares fuenteymbros -de los que cabe decir que están encaminados a convertirse en un encaste independiente- pasando por los muy diferentes zalduendos de Fernando Domecq y los jandillas, que dieron pie a todos los domecq que en el mundo han sido para acabar con su versión charra, los garcigrandes de Domingo Hernández, tan apetecidos por los toreros. Cinco encastes distintos, prácticamente lo máximo que se da en las ferias actuales.
De todo el elenco hay dos que utilizando terminología deportiva defienden su título: Fuente Ymbro y San Mateo, mejor corrida de las pasadas Fallas y mejor toro respectivamente. Los dos ganaderos, Ricardo Gallardo y Pedro el Capea, han encontrado en Valencia su coso talismán. De aquí salieron lanzados ganaderamente en sus inicios, Capea también como torero, con dos modelos muy distintos de toro. Los domecq de Fuente Ymbro son toros muy enteros, con carácter, sin apartarse de los tipos zootécnicos de su encaste muestran seriedad y se mueven por un amplio espacio de comportamiento que le añade interés a su juego. Los murubes de Capea en su línea más propia son toros de mucha romana y también generoso temple, que se lo pregunten a El Cid que tuvo el gusto de enfrentarse a Navajito, el mejor toros de las Fallas 2011, pero igual te suelta un toro orgulloso y amenazante como el que le correspondió ese mismo día a Perera que le cuajó a faena a cambio de un pulso tremendamente difícil en el que nunca estuvo claro quién iba a ser el ganador.
Si seguimos con las comparaciones entre los dos hierros habría que decir que los fuenteymbros presentan variedad de pelos frente a la uniformidad de los murubes negros con los matices del mulato o el zaíno. Que los fuenteymbros tienen que pelear con el cansancio que genera la abundancia de su encaste y los murubes cuentan con el favor de una afición que pelea por que no desaparezcan.
Los adolfos son también estrella de la feria. Ese encaste hoy día siempre lo es y casi nunca defrauda. Los de su sangre representan la originalidad y también la minoría. Ya saben, son toros finos de cabos, degollados de papada, mirada viva, reacciones ágiles, con mayoría de capas cárdenas en sus versiones diferentes. y una leyenda atrás forjada en el juego de los propios toros y en la ética de sus criadores, en este caso Adolfo, sobrino de Victorino el gran referente familiar e hijo del primer Adolfo que estuvo en la gestación del ese milagro ganadero que supuso rescatar del matadero a los ahora celebérrimos victorinos. Los adolfos actuales, que parten de los victorinos, tienen ya una pincelada diferenciadora surgida de los conceptos de su criador actual.
Los garcigrande que llegarán de Salamanca tienen el favor de las figuras que se los disputan en las ferias principales. Es una versión de lo domecq muy personal surgida de del ideario ganadero de Justo Hernández en el que combina conceptos de bravura y mansedumbre. Hay que apresurarse a decir que por mal que suene da excelentes resultados con toros muy bravos que permiten el toreo que se exige en estos tiempos. El secreto debe estar en las proporciones. Lo de Alcurrucén está comentado ampliamente en estas páginas, son los núñez de siempre que de la mano de los Lozano han superado los condicionantes que le apartaron de las ferias hasta convertirse en una de las apuestas de futuro. De todos los hierros comentados son los que presentan pelajes más variados y un carácter más fuerte. Un Núñez cabreado no es cualquier cosa.
Y remato, los zalduendos deben resarcirse o resarcirnos de recientes fiascos, los valdefresno aprovechar la oportunidad y los jandilla cumplir con su obligación de ganadería madre. Lo dicho, los toros tienen la palabra.
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