domingo, 16 de diciembre de 2012

«El público no exige lo suficiente con el ganado»

Antonio Miura reconoció que 170 años de existencia de la ganadería Miura dan para varias conferencias, pero acertó a resumir con conocimientos y mucha campechanía detalles de los toros de su ganadería, de los toreros que a los que les tocó lidiar, de las distintas épocas y situaciones que vivió y de los muchos éxitos y algún momento malo en una biografía tan densa como exitosa. Miura recordó que «la ganadería fue cogiendo nombre desde los inicios, aunque el toro de Miura ha ido evolucionando a la par que las corridas de toros y con los tiempos hasta encontrar un animal que se iba adaptando a los nuevos tiempos, pero sin perder su sello de identidad».
Ganaderías y figuras
No rehusó hablar de la fama que persigue a las figuras de no querer enfrentarse a este tipo de ganaderías y afirmó que «es humano que los toreros se acomoden a la hora de elegir ganadería aunque no es menos cierto que tampoco el público exige lo suficiente. Yo, si fuera torero, a lo mejor también lo haría», se sincera el ganadero.
Buena temporada
Preguntado por el balance de su ganadería en la temporada recién terminada fue tajante «estamos muy satisfechos a pesar de la crisis, porque los éxitos cosechados en plazas importantes compensan actuaciones más flojas en plazas de inferior categoría, aunque en ocasiones ocurre a la inversa. En cualquier caso es en plazas importantes donde más repercusión tiene la calidad de nuestra ganadería. Al final, el ganadero, lo que mira es el número de toros lidiados y el porcentaje de ellos que ha merecido la pena torear». Aunque la crisis no parece haber afectado a esta vetusta ganadería Antonio reconoce que «nos ha influido a todos aunque en el caso de los Miura no de la misma forma que a otras, hay que reconocer que hay gente que lo está pasando muy mal. Ahora la cosa está muy complicada».
En el último tramo de su intervención, Miura reconoció que se le agolpan los buenos recuerdos de tardes memorables en Pamplona y Nimes pero, sobre todo, en Sevilla y muy especialmente una corrida en 1971 en la que salieron a hombros el mayoral y los tres espadas tras desorejar a los seis astados, con un resultado de cuatro orejas para Limeño, dos orejas para Palomo Linares y otras dos para El Hencho. «Eran los tiempos -recuerda el menor de los Miura- en que se salía a hombros por la Puerta del Príncipe con dos orejas dependiendo de cómo se hubieran conseguido dichos trofeos». También tuvo un recuerdo muy especial para el día en que en Nimes, un 26 de mayo de 2012, el torero salmantino Javier Castaño se encerró en el coso francés con seis Miuras.
 hoy.es

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