sábado, 17 de abril de 2010

"CABESTRO, BUEY O MANSO"





La labor de un cabestro o manso, en sus trabajos de campo como de plaza, es arropar al toro y que se sienta protegido. El ganado bravo se tranquiliza y es más manejable.


Son varias las operaciones en el campo, en las que se utilizan, conduciendo el ganado bravo a campo abierto, encerradero, embarque, corral, toril, manga…… El toro imita y obedece al cabestro. Es un animal adiestrado para mover al ganado agrupándolo.

Antiguamente, cuando no existían los cajones, se trasladaba a los toros desde la finca ganadera a la plaza de toros y matadero de pueblos o ciudades, con los pastores y mayorales a pie o caballo, dirigiendo el encierro por caminos y cañadas reales.

La parada de bueyes es necesaria en una ganadería de bravo. Esas paradas arropaban al toro, para evitar la huída. Tienen diferentes nombres según la zona o región y según su situación en la manada, de estribo, de cola, de zaga, de tropa, delantero, de urzión.






El cabestro ideal es el nacido de una vaca mansa y de un toro bravo. Destetado el becerrillo, se procede a su castración, para hacerlo más dócil y manejable, es un manso con cencerro.



El sonar de los cencerros, avisaba a los viajeros de caminos. El sonido es diferente según la situación y trabajo del cabestro en la manada, de mas agudo a mas graves. El viajero podía saber si se acercaban, alejaban o que camino llevaban.

Los cabestros y bueyes son de gran ayuda en los encierros a caballo, a introducir los devueltos en los corrales y como apoyo para mover el ganado en los corrales de la plaza.



Espero que esta temporada, no tengan que trabajar mucho los cabestros en las plazas de toros. No por que los presidentes no devuelva al corral los toros inválidos, sino que la cabaña brava se encuentre rebosante de salud.



El Museo Taurino de Sevilla

Al nombrar a Sevilla, es inevitable hablar de sus ferias con su industria taurina, las corridas de toro en Sevilla son tradición, son historia, son parte de ese espíritu fiestero que se desprende de su tierra. Sevilla es alegría, es fiesta, es sabor, es tradición y es historia. Todo aquel que posea en sus venas ese amor por el mundo taurino, no debe dejar pasar la oportunidad de visitar el Museo Taurino de Sevilla.
Este fue inaugurado el 5 de abril de 1989 y fue construido bajos de los graderíos 10 y 12 de la monumental Plaza de Toros de Sevilla, propiedad de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla. Podemos decir que este museo esta divido en dos secciones una dedicada a la real Maestranza de Caballería y la otra dedicada a la Tauromaquia. Todas sus obras están repartidas en cuatro salas donde el visitante puede recorrer la historia de la Fiesta Nacional a través de una espléndida colección pictórica, carteles taurinos, fotos, trajes de torear, azulejos y esculturas entre las que destacamos las obras de Mariano Benlliure y bustos de toreros legendarios como Curro Cúchares, Pepe-Hillo o Espartero. Así como también impresionantes trajes de luces de los más destacados toreros, curiosos carteles antiguos, bustos de todos los memorables toreros que allí hicieron historia. Cabezas disecadas de toros famosos como la Islera, la mamá del toro que mató a Manolete. También se pueden apreciar fotografías, obras pictóricas tanto de toreros como de la misma maestranza.
Este peculiar museo se suele visitar guiado por una azafata, el recorrido consta de la plaza, cuadras, guadarneses, capilla, contenido del Museo, explicado en español e ingles con una duración de una media hora. Donde puede usted darse el gusto de adentrarse en la historia taurina, conociendo los grandes de la tauromaquia, junto con todo lo que encierra, pero no solo hay que visitar el museo también después de empaparse de historia, anécdotas y quizás hasta cargarse de emociones por la variedad de obras que este museo te brinda, también es completamente imprescindible asistir a una corrida, con todo el protocolo que esta requiere, porque si hay algo que en España se hace tradicionalmente hablando siguiendo su propio protocolo es el toreo. Sin el más mínimo reparo después de un banquete de historia taurina hay que adentrarse al mundo de la adrenalina combinando la fiesta, sabor, alegría, caballos, toros, toreros y tradición.