En sus cuadros se muestran escenas taurinas, pero no las 
típicas que pueden ilustrar cualquier cartel de toros, sino una nueva 
interpretación de las mismas.
Podría decirse que el pintor Andrés Mérida (Algeciras, 
1964) ha reinterpretado las escenas costumbristas españolas 
(tauromaquia, flamenco, religión...) y las ha adaptado al siglo XXI. 
Para él, y desde su profundo respeto a todos los que se visten de luces,
 el torero es un icono, un símbolo y por ello en su obra hay monteras 
desorbitadas, con miles de formas y retratos dentro de ellas, e incluso a
 llegado a ponerle una a la Gioconda o a pintar al rey vestido de luces.
 
Sus obras han viajado por medio mundo y cuenta con 
colecciones en países como Estados Unidos, China, Filipinas, Argentina o
 Inglaterra, entre otros. Pero, por encima de todo, sus cuadros adornan 
también las casas de aficionados a la tauromaquia que buscan darle un 
toque más moderno a la estética del toreo. «Estamos un poco saturados de
 la obra típica taurina que se lleva haciendo desde el siglo XVII o 
XVIII. La pintura ha evolucionado y mi trabajo es una ventana abierta 
más a la pintura taurina», explica Andrés Mérida. 
Bellas Artes en Sevilla
Para conocer su historia hay que  empezar por su 
infancia. Como todos los niños, a Andrés Mérida le encantaba hacer 
garabatos en sus libros de texto y en sus cuadernos, y siguió pintando 
también en la adolescencia. Ya en el instituto decidió que quería 
estudiar Bellas Artes, algo en lo que influyó mucho su profesora, María 
Luisa Cruz. 
«Aunque en mi casa me recomendaron estudiar Derecho, 
Empresariales o Medicina, por aquello de las salidas laborales, me 
decanté por marchar a Sevilla y estudiar Bellas Artes, siempre con la 
clara idea de dedicarme a pintar», recuerda Mérida, que por aquel 
momento se sentía atraído por la obra de Dalí y Van Gogh, y poco después
 descubrió a Picasso, Francis Bacon y Goya. 
Su etapa universitaria le marcó profundamente y reconoce 
que en la Facultad, la enseñanza era muy práctica desde el primer curso,
 algo que hizo que aprendiese numerosas técnicas de grandes maestros 
como Pérez Aguilera. 
En el tercer curso de la carrera llegaría su primera 
exposición. Residía en el Colegio Mayor San Juan Bosco y decidieron 
hacer una exposición en la que participaron varios compañeros que 
cursaban Bellas Artes. «Imagínate, verme en la situación de organizarlo 
todo, enmarcar los cuadros, preparar las cosas, la colección... Fue como
 empezar a ejercer como pintor profesional y la experiencia me ayudó 
mucho. Éramos noveles pero fue muy importante, confirmó mi vocación», 
comenta Andrés Mérida. 
Una vocación que tardaría un poco más en desarrollar a 
tiempo completo. Tras licenciarse, marchó a Málaga con su familia y 
empezó a dedicarse al negocio familiar durante siete años. No olvidó su 
verdadera vocación, que compaginaba con su trabajo hasta que la crisis 
de mediados de los años 90 provocó que la empresa terminase cerrando. 
Ese fue un momento crítico, porque tenía que decidir si dedicarse 
plenamente a la pintura o buscar otro oficio. 
«Si me hubiese ido todo bien en el negocio me habría 
costado más dar el salto porque si te acomodas, tienes demasiada 
seguridad como para tirarte al vacío. Pero cuando cerró la empresa sabía
 que tenía que pintar o buscar un trabajo convencional y opté por 
continuar con el arte porque había hecho algunas exposiciones y sabía 
que se podía vivir de eso siempre y cuando se trabajase mucho», asevera 
Mérida. 
Así lo hizo y hasta ahora, puede afirmar que vive del 
arte, a pesar de las dificultades propias de la crisis, unida a la 
subida del IVA. «Toquemos madera», dice entre risas.
Aficionado 
Entre sus cuadros, la tauromaquia adquiere un papel 
importante. Andrés Mérida siempre ha sido muy aficionado a los toros. En
 su etapa como universitario acudía con compañeros de clase y de colegio
 mayor a La Maestranza y también a la Feria de Málaga, que comenzó a 
adquirir mayor relevancia en la década de 1980. Poco a poco se fue 
metiendo en el mundo taurino y comenzó a pintar temas clásicos. 
«Hasta 1990 en el que empiezo a pintar o sobre toros o 
sobre toreros, y no el típico lance taurino. Es un punto de vista 
surrealista que no sabría cómo definir... Quizás como una nueva manera 
de ver la tauromaquia», apostilla el artista andaluz que ha colaborado 
en numerosos medios taurinos y al que muchos han calificado como el 
pintor taurino del siglo XXI. 
Andrés Mérida cree que con su obra también contribuye a 
difundir la fiesta, pues hay personas que han adquirido sus cuadros sin 
ser aficionados. 
No solo pinta sobre toros, sino también sobre flamenco, 
paisajes, fantasía, retratos... «Ahora mismo estoy pintando sobre la 
locura, porque el mundo de la mente me llama mucho la atención. Estaba 
pintando un personaje que habla solo por la calle y que llama la 
atención», indica Mérida, que también acaba de terminar 'Egoísmo', una 
imagen de una figura con muchas manos que se abraza a sí mismo. 
El próximo 1 de noviembre inaugurará una exposición en 
Oporto, en la que mostrará varios de sus cuadros de distinta temática. 
«Por aquella zona son menos aficionados a los toros y llevaré menos 
cuadros taurinos -añade Andrés Mérida-, pero donde sí que habrá una 
buena representación es en una exposición que comenzará en Acapulco, 
México, el 14 de diciembre, pues es un macroevento en el que represento a
 España y sin duda los toros forman parte del imaginario colectivo del 
país». 
 hoy.es



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