miércoles, 15 de abril de 2020

Diego Clavel - Suerte de Varas



Cruje el rey sus soberanos huesos. Qué poderío. Y el caballo alza sus manos como tañendo el vacío. Un minuto dura, eterno, el alto pujar del cuerno contra el pulso que se afianza. Ni uno de los dos cediera si el maestro no tendiera la larga de la esperanza.