Tomás Prieto de la Cal Picón, rindiéndose ante los mandos aliados, abjurando de la procedencia veragüeña de sus reses, prometiendo eliminar todo lo anterior, lo que no procede de Domecq.
Septiembre era el mes, y ayer era el día. Los gritos en el desierto retumbaron por una vez, y cual
ayuda humanitaria acudieron al rescate de la afición las súplicas demandadas, arribando
en forma de carteles atractivos e ilusionadores de divergentes encastes (calificativos estos más que suficientes
para saciar las ganas de ver algo distinto y borrar de un plumazo todo el tedio
acumulado de lo que llevamos de temporada).
Salimos de las catacumbas, de los escondites donde alimentábamos nuestra cuota de insurrección ganadera y, Alcalá para abajo, sin estigmas ni cilicios, dejamos atrás las trincheras y las barricadas.
Nadie supo,nunca imaginamos, que la emboscada vendría de dentro, esta vez no hubo excusas. Enciscados en nuestro propio discurso triunfalista pensábamos que el desfile de otros encastes sería un paseo hacia la victoria.
Éramos nosotros mismos, los trogloditas del tendido, los primeros en caer en nuestra propia encerrona, en enarbolar el mástil de la resistencia Venteña, como los de V, último reducto humano contra los lagartos invasores.
Éramos nosotros mismos, los trogloditas del tendido, los primeros en caer en nuestra propia encerrona, en enarbolar el mástil de la resistencia Venteña, como los de V, último reducto humano contra los lagartos invasores.
Pero se nos olvidó cómo se suma, de cuál era el leitmotiv de nuestra lucha, que no sabíamos que nos estábamos disparando en el pie. Culpables de nuestra propia inocencia, hicimos acto de contrición. Y no ha habido tregua para la alternativa que proponíamos, para salir de la dictadura de las bodegas, del sometimiento a tanta ganadería del mismo palo. Pero la suerte estaba echada.
Prieto de la Cal, regimiento de La Ruiza, desaparecido en combate, l os jaboneros incluidos (salvemos al berrendo aparejado), ni pagó rescate por nosotros, ni pudo salvarse de una inmolación como la que, por desgracia, se vio ayer en Las Ventas.
Prieto de la Cal, regimiento de La Ruiza, desaparecido en combate, l os jaboneros incluidos (salvemos al berrendo aparejado), ni pagó rescate por nosotros, ni pudo salvarse de una inmolación como la que, por desgracia, se vio ayer en Las Ventas.
Quitémonos por una vez el velo de mártires, no ha salido bien. Esta vez no. Legitimados nosotros, en rigor , y obligados aquellos, en el pliego, para saciar expectativas distintas.
Nombrar,hoy en día, como minoritario un encaste que no sea Vistahermosa-Murube-Ibarra-Parladé es tan facilón como ensalzar que la Juventud Taurina son sólo los que van a tentaderos con Julián,Alex y Josemari (para dar de comer aparte, esa es otra guerra, el trato preferente con ciertas asociaciones afines al régimen jediecista)
Nada de lamerse las heridas. Prohibido escudarse en el comodín de responsabilidades que no se asumen. Juramos seguir en guardia hasta caer extenuados, aun a sabiendas de que a la mínima nos iban a ametrallar a bocajarro.
Redención de penas para el ganadero, por lo pronto, rehén de su propia causa, nada pudo hacer por nosotros el desembarco de Tomás y su aguerrida madre. La próxima vez estaremos otra vez, y así hasta infinito.
Redención de penas para el ganadero, por lo pronto, rehén de su propia causa, nada pudo hacer por nosotros el desembarco de Tomás y su aguerrida madre. La próxima vez estaremos otra vez, y así hasta infinito.
Mientras, la propaganda oficial, a bayoneta calada y cuchillo chirriando entre dientes, se ha encargado de fusilarnos al amanecer, sin darnos tiempo ni a ponernos de frente. Pregón de emboscada , esperando con la rodilla clavada en
tierra y el cerviguillo despejado para facilitar el trabajo de la puntilla. Justo antes de que se templase el plato de la venganza, hicieron sonar sirenas anunciando bombardeos: fosas comunes para la ganadería, sospechosos habituales los fijos de los tendidos, mataderos para toros como aquellos.
Pero, por Tutatis y por Belenos, paren ya el toricidio, aborten ya la misión “Matadero”, cesen ya la violencia contra las minorías venteñas, clausuren las hostilidades contra los pretorianos abonados al coso. Estamos todos en el mismo barco, aunque unos siempre en galeras y otros en cubierta con el gin-tonic a dos manos. Porque hace tiempo que los medios oficiales, los del culto al toro y de palmadita en la espalda, han pasado de agitar la guerra fría a parecer el reparto nacionalista de "La Vaquilla" de Berlanga.
Pero, por Tutatis y por Belenos, paren ya el toricidio, aborten ya la misión “Matadero”, cesen ya la violencia contra las minorías venteñas, clausuren las hostilidades contra los pretorianos abonados al coso. Estamos todos en el mismo barco, aunque unos siempre en galeras y otros en cubierta con el gin-tonic a dos manos. Porque hace tiempo que los medios oficiales, los del culto al toro y de palmadita en la espalda, han pasado de agitar la guerra fría a parecer el reparto nacionalista de "La Vaquilla" de Berlanga.
Alto el fuego. Amnistía. Bandera blanca. Tregua sin condiciones. Al menos hasta los gracilianos del próximo Domingo...