Hace menos de una semana el periodista Enric González ,
nuevo en la plaza del periódico “El Mundo”, tomaba la alternativa en su nuevo feudo
con un texto que, colores políticos y debilidades periodísticas aparte,
disertaba acerca de esas bombas que estallan en la manos y de las que nunca se
sabe quién prende la mecha, de esas piedras que rompen cristales y nunca se
sabe quién escondió la mano, de los irresponsables que de una manera u otra
recuerdan a La Bombi cuando salía en el “Un, dos, tres” de Chico y Mayra únicamente atinaba a soltar un “¿¿ he sido yo??”
Como planteaba el bueno de Enric, la responsabilidad nunca es de nadie. Sólo cuando hubo daños colaterales, o alguien salió
perjudicado (pero alguien de los suyos, los
nuestros tanto les daban), sólo en esa grave encrucijada se planteó un
minúsculo dilema. Asumir responsabilidades sin un ápice de conciencia, de la
decisión tomada y de los efectos secundarios, eso es lo que ha pasado con el
toldo de Las Ventas. Una decisión tomada
unilateralmente, a pesar de la opinión contraria de los abonados (mayoría en la
plaza), con dinero procedente de los ingresos de la plaza, es decir, de los
abonados (mayoría en la plaza), que al pasar de ser capricho innecesario a urgencia olímpica ha
devenido en catástrofe que habrá que pagar -que la Warner no es tonta- por lo que
se deduce que los abonados (mayoría en la plaza) volvemos a aparecer en escena sólo para poner pasta
por delante. Porque aquí parece que pagando ya se ha arreglado todo. Por adelantado a ser posible.
Decía un tal Manzoni que es menos malo agitarse en la duda que reposar en el error. Eso debieron pensar los espíritus con cadenas y ánimas sin compaña que, dicen, vagan por las galerías de la plaza de Las Ventas. Dejaron a los políticos que jugasen a las casitas, y el día que se hastiaron decidieron, como Diógenes de Sinope, que nunca habrá un Alejandro Magno, por emperador e irresponsable que sea, que pueda quitarle a Las Ventas ni los rayos ni la luz del sol. Y ese día ya ha sido.
Ya no hay Lunes de resaca en Sevilla con toros de María Luisa Domínguez Pérez de Vargas. A cambio nos queda una noticia que está en la sección de Madrid y no en la de sucesos.
Alejandro visita a Diógenes, obra de Nicolas-André Monsiau. Museo de Bellas Artes, Rouen, Francia.