martes, 17 de agosto de 2010

Cacerías y juegos de toros en la Antigüedad (José María Blázquez Martínez)

Cacerías y juegos de toros en la Antigüedad
PARTE III

LUCHA DE FIERAS

En los anfiteatros romanos presenciaban los espectadores otros tipos de combates en los que participaban toros, que luchaban no con hombres, sino contra otras fieras. Baste citar unos cuantos ejemplos. En uno de los mencionados mosaicos conservados en el Vaticano, un toro ataca a un oso, al igual que en un mosaico de Bosseaz; un bisonte a un león, en el mosaico de Castelporziano, siglo II, en una escena de anfiteatro en la que intervienen bestiarii, cuya finalidad era azuzar a los animales y fieras. Un toro acomete a un león en un mosaico de Tréveris, cuyo tema central, un gladiador, indica claramente que las escenas representadas pertenecen al anfiteatro; está fechado en época de los Severos. Un toro cornea a un león en el citado mosaico de Bad Kreuznach. En el mosaico descubierto en Westerhofen, datado en el primer tercio del siglo III, un toro se enfrenta a un oso. Una composición muy parecida se observa ya en una pintura pompeyana del podio del anfiteatro, un toro y un oso atados a la misma cuerda, escena gemela a la que decoraba la tumba de Scaurus en Pompeya, un corpulento toro estaba atado por la cintura mediante una larga cuerda a un felino, dos bestiarii con largas lanzas dirigían la lucha, y a la representada en el citado mosaico de Zliten, un toro con vitta al pecho cornea a un oso puesto de pie que deja caer sobre la testuz del cornúpeta sus manazas. Las dos fieras se encuentran atadas por una cadena. Un garamante avanza cautelosamente y con un bastón intenta enganchar la cadena.
Séneca (De Ira III. 43.3) explica la razón de esta combinación: se incitaba a la lucha a los animales atados, después uno de los bestiarii remataba al vencedor. En la cavea de Cirene se representó una escena en la que luchaban animales de distintas especies, gansos, pantera, macho cabrío y un león, que salta sobre los cuartos traseros de un toro. La arena está sembrada de lanzas, algunas clavadas sobre los animales. Importante es la escena del mosaico encontrado en Thysdrus, actual El Djem, a 250 m. del anfiteatro, fechado en la segunda mitad del siglo IV. Se admite que la escena está tomada del anfiteatro. En la lucha participan diecisiete fieras, que se reparten en siete grupos de dos, y tres aisladas. De arriba a abajo se encuentran: un cebú que acomete a un oso erguido sobre las patas traseras en actitud defensiva; un cebú solo, bien plantado, y un cebú que embiste a un jabalí, que huye volviendo la cabeza. En la segunda fila: un jabalí aislado, que huye; un cebú que acomete a un oso de pie, y un grupo gemelo del anterior, cebú que persigue al jabalí.
Debajo de estos grupos, a la derecha se encuentra un cebú solo en actitud de atacar y un jabalí corre detrás de un oso. Los dos grupos de fieras en la parte superior son un cebú acometiendo a un oso puesto de manos, y un jabalí persiguiendo a un cebú. En el lado de la derecha luchan de arriba a abajo, oso y cebú, jabalí y cebú, un oso ha hecho presa en los cuartos traseros del jabalí y es acometido por delante por un cebú; un jabalí brinca sobre los lomos de un cebú, que huye; jabalí que persigue a un cebú, y oso de frente, que ataca a un cebú. En el ángulo superior derecho se halla un toro plantado con la cabeza bien levantada. Los cebús y los toros llevan vittae y su cuerpo está moteado de puntitos luminosos; la arena está sembrada de hojas de hiedra. En el centro de la composición está Dionisos con tyrso, una pantera rampante a sus pies y el khantaros, del que brota la vid; a la izquierda hay un lagarto. La presencia de Dionisos, como de las vittae y los puntos luminosos sobre los cebús y el toro, las hojas de hiedra, el lagarto y otros signos diversos, se explica por su carácter polifacético y es frecuente encontrarlos sobre los mosaicos con escenas de anfiteatro. Dionisos era un dios muy vinculado con el anfiteatro y el circo. En el mosaico de Radés, de final del siglo III, que se conoce bastante deteriorado, pues falta la mitad izquierda, el animal que más abunda es el oso. Ofrece la particularidad notable de ir los animales acompañados de sus respectivos nombres, que algunas veces indican procedencia de los animales.
En el ángulo superior está un oso puesto en pie, llamado ITVS, debajo un jabalí en actitud defensiva; en fa tercera fila de animales se encuentra un oso de nombre NILVS, con la cabeza vuelta y con la boca entreabierta enseñando los afilados dientes, delante marcha un animal del que falta la cabeza, cuello y una de las patas delanteras, probablemente un asno; una osa, que obedece al nombre de FEDRA, sube a un palo; mientras que un jabalí a sus espaldas la acomete; un oso sentado toca con su mano izquierda a un jabalí en el hocico; detrás camina una osa, cuyo nombre es ALECSANDRIA. Un toro, con la letra N y el número XVI sobre las costillas, espera la acometida del oso llamado SIMPLICIVS, que ya se encuentra de pie preparado para descargar su manaza sobre la cabeza del cornúpeta, pero que inesperadamente tiene que defenderse, y está por ello medio vuelto, de un jabalí que le acomete por la espalda. En la zona inferior del mosaico camina el ojo GLORIOSVS, mientras su compañero BRACIATVS se lanza al asalto de un avestruz, que se defiende con el pico, en el ángulo derecho corre un ciervo. Sólo los osos tienen nombres que aparecen frecuentemente en los mosaicos de gladiadores.Entre los mosaicos africanos cabe recordar uno de Cartago datado entre 250 y 275.
De particular importancia es uno de Tebessa con gran cantidad de fieras del anfiteatro, de comienzos del siglo IV. En un mosaico de El Djem, fechado entre 200 y 250, se representa una original escena de anfiteatro donde interviene toros. Estos están tumbados y un letrero dice: Silencio, los toros duermen. En la parte superior, cinco hombres banquetean: muy probablemente, son toreros. En otro mosaico de El Djem se representan luchas de fieras en el anfiteatro: un toro con un oso y un toro con un leopardo. En el dístilo de Arcobindus, del siglo V, un león ataca a un toro.

SILUETAS



LOS BUENDÍAS DE “FLOR DE JARA” POR ENCIMA DE LA TERNA EN EL FESTEJO DE YANGUAS DE ERESMA (SEGOVIA).

En tarde soleada y ante cerca de 1000 personas se han lidiado cuatro erales de”Flor de Jara”, de buen juego destacando el segundo y el tercero ovacionados en el arrastre.
Carlos García cortó la única oreja de la tarde, en una faena más para la galería que para el aficionado, ante un animal soso pero que se dejaba.El Colmenarejo “Cotola” dio los mejores muletazos de la tarde, si bien el eral metía la cabeza por los dos pitones haciendo el avión con el hocico por el suelo, con fijeza y transmisión, su toreo es un poco basto, pero tiene tiempo para pulirlo, con la espada dio un autentico mitin, por lo que no pudo tocar pelo .El Toledano Alejandro Maestro anduvo por debajo de su oponente que si bien no humillaba tanto como el segundo también iba y se dejaba como se suele decir ahora, numerosos enganchones, se preocupaba mucho de las posturas mas que de la colocación, fue silenciado.Pablo Atienza, alumno del maestro Sánchez Puerto, se mostró muy nuevo, sufrió varios revolcones, eso si se levantaba enseguida para ponerse de nuevo frente a su oponente, que no le perdonó ningún fallo, es normal era su tercera actuación en público, los fallos o defectos tanto de el como de sus compañeros entran dentro de lo comprensible, sus profesores de escuela tienen tarea por delante, pero no para enseñarles las trampas como suele ocurrir muchas veces.
Bien por el ganadero Carlos Aragón Cancela, que en directo tomó buena nota de los erales, estos ya herrados por él y bien por las gentes de este pueblo que con su esfuerzo dan oportunidades a la CANTERA, que buena falta hace y el año que viene nos veremos de nuevo en la coqueta placita de Yanguas.

JAVIER SALAMANCA