domingo, 24 de julio de 2016

CARTEL FERIA DE CIUDAD REAL

CAPITULO 4: AURELIO HERNANDEZ (Parte 2ª)


CAPITULO 4: AURELIO HERNANDEZ (Parte 2ª)
¿Son veragua o no lo son veragua?. Hace 80 años que no existe esa ganadería. No obstante, como nos empeñamos en revivirla, indicar:
* La ganadería de veragua tuvo líneas muy diferenciadas tanto de cara como en cuerpo. Baste con ver ampliadas las caras de los toros de la ganadería a principios de siglo XX de la siguiente foto, o baste con ver las siguientes dos fotos de toros disecados de Veragua o la esta curiosa lamina de lidia o las pinturas de toros de Castellano. ¿Se parecen con lo de Aurelio Hernandez de ahora?





Lo de Aurelio H. no se parece a la mayoría de toros de Veragua antiguos que se ven en estas fotos o láminas etc. Porque aquellos eran cabezones y con los ojos bastantes grandes y algo rasgados; mientras que los de Aurelio nos parecieron de cara desproporcionadamente pequeña para el tamaño de sus cuerpos, ojos pequeños y completamente redondos e incrustados en la cara.

* Los toros de Veragua de la Fotografía inicial tienen un cuerpo generalmente basto, largo y huesudo excepto los que tienen el hocico que parece de caballo, redondeado, que esos son finos y mucho más chicos.

Entonces ¿a quién se parece lo de Aurelio Hernandez? Su parecido con otras ganaderías que tienen sangre veragua es evidente. ¿Con una en concreto? No. Tiene la cabeza (cara) desproporcionadamente pequeña como algunos cebadas pero morrillo muy musculado en algunos casos, tiene ojo chico pero algo más juntos que los torrestrella, algunos tienen el morro como redondeado pero la mayoría son chatos….

Definitivamente opino que es un toro buscado o seleccionado en lo que algunos definen como “veragua” cuando ya hemos indicado que si observan los distintos toros se darán cuenta que no hay un único toro de veragua y que estos toros vazqueños distaban bastante a lo que se llama hoy veragua...

Concluida esta disertación sobre la ganadería de Veragua, mi opinión de haber derribado dos veces o tres los caballos, alguno de los toros de la corrida, hubiera sido incluirlos en el afamado grupo de los pura casta veragueños, por aquello de continuar con el mito y añadir más leña al mono de las purezas. Y así conseguir aumentar el caldo de cabezas.

Al no hacerlo y me pena por el aburrimiento de corrida que sufrí, sólo indicaré que son producto de la búsqueda de un fenotipo veragueño y ese tipo, precisamente, poco tiene que ver con los toros de la revista la Lidia.
(Continuará mañana con el capítulo 5: Novillada de Vinhas)














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