verónicas
Joaquín Rodríguez Costillares (1746-1799), torero que inventó el pase de verónica y el volapié para entrar a matar al toro. Nacido en Sevilla, pasó su infancia entre ganaderos y marchantes. Formó en la cuadrilla de Pedro Palomo antes de independizarse, cosa que hizo a la edad de 20 años. Tras torear en Sevilla y otras plazas llegó a Madrid y en los años que van de 1776 a 1780 consiguió atraerse al público, sobre todo al aristócrata, por lo que entró en rivalidad con Pedro Romero que era el torero popular. La importancia de Costillares para la historia del arte torear fue trascendental: a él se debe la formación de cuadrillas, sometidas a las órdenes del maestro, así como la invención de variados lances y el perfeccionamiento de la suerte de las banderillas. Murió de un tumor en la mano derecha. Llance fundamental del toreo de capa, es la verónica, el primero que podemos ver descrito como "lance de capa de frente a dos manos", si hojeamos las Tauromaquias. Lance que venturosamente ha sido transformado en obsequio de belleza.
José Delgado, "Pepe-Hillo" (1754-1801) le da el nombre de verónica y la describe así:... "suerte que el diestro ejecuta situándose con la capa rigurosamente enfrente del toro." (Relacionándola con el parecido de su forma de ejecutarla con la figura bíblica. Como lo dice el poeta Xavier Sorondo: "cuentan que la Verónica en bíblico desdoble, enjuga con el paño la sangre de coral...") Y Francisco Montés, "Paquiro" (1805-1851) escribió que "la primera suerte de que debemos hablar es la verónica (y para ejecutarla) sitúase el diestro enfrente del toro, de tal modo que sus pies estén mirando hacia las manos de éste y a una distancia proporcionada según sus piernas..." Al paso de los años los diestros fueron buscando la forma de practicar ese lance con mayor lucimiento y menor riesgo. Rafael Guerra, "Guerrita" (1862-1941), uno de los famosos califas de Córdoba, asienta en su tauromaquia, citada por el Sr. Cossío, que para ejecutar la verónica "se coloca el diestro de costado en la rectitud del toro y a la distancia que le indiquen las facultades de su adversario...", observando don José María que practicando así el lance se reducen todas sus dificultades, ya que no es preciso desplazar al toro de su terreno, y a poco que se cargue la suerte queda a salvo el cuerpo del torero, y hace notar, además, la "inconsciencia" con que "Guerrita" añade que "la suerte practicada en esta forma resulta de más lucimiento y más parada que cuando el lidiador da la cara al toro, situándose de frente, porque para repetirla tiene, por lo menos, que dar una media vuelta girando sobre los talones".
La innovación del Guerra tornó más bella la suerte y es como la practican los toreros actualmente, aunque algunos abusan exagerando al hacer toreo perfilero, otros abriendo demasiado el compás, en detrimento de la estética, y otros más, a pies juntos, con cuerpo rígido y sin cargar la suerte. ¡Pero cuántas palmas arranca la verónica cuando al practicarla pasan los pitones a distancia inverosímil del cuerpo del diestro! En ellos recae apreciar y juzgar al mejor capote, para verlo tal como lo viera el poeta taurino Gerardo Diego, quien retrató así el que es por excelencia lance clásico de capote, la Verónica:
Lenta, olorosa, redonda,
la flor de la maravilla
se abre cada vez más honda
y se encierra en su semilla.
Cómo huele a abril y a mayo
ese barrido desmayo,
esa playa de desgana,
ese gozo, esa tristeza,
esa rítmica pereza,
campana del sur, campana. .
Al cante Paco del Pozo-verónicas gitanas (cante de las minas)
1 comentario:
!Bravo¡¡Que bonito!
Desde luego, si que te lo estas currando.
Tendremos mas?
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