Hay también quien las inventa, como es el caso de otro matador de cierto cartel que de buenas a primeras empezó a mezclar budismo y cristianismo creyendo que con el cóctel espantaría un mal fario que no dejaba de perseguirle, decidiendo que lo mejor para combatirlo era una estatuilla de aquellas de pastelosos colores que se ponían en los aparadores, con la que completaba varias tablas seudogimnásticas frente a las cincuenta y tantas estampas que componen su capilla, alumbrada por media docena de velas y candelillas.
Amplísimo es el abanico de amuletos, talismanes, fetiches, reliquias, conjuros y rituales que se emplean para combatir la superstición taurina, pero la terapia básica y más común, salvo excepciones, son las capillas ambulantes repletas de liturgia y solemnidad. Unos oratorios de quita y pon preñados de estampas de santos y salpicados de medallas que el matador monta y desmonta con desmedido fervor y parsimonioso recogimiento, colocando siempre cada elemento justo en el mismo sitio.Mayormente, los toreros tienden a ejercitar la superstición a escondidas, conscientes de que pecarán o enloquecerán, porque la superstición también es "aquella creencia extraña a la fe religiosa y contraria a la razón y el entendimiento". Sin embargo, son muchos los que lo ocultan, pero es porque, de tanto que lo son, saben que con sólo mentarla se la está llamando y animando. El paradigma fue Rafael el Gallo, que en su dedo anular lucía un aparatoso anillo de oro del que brotaba reluciente un inmenso 13. Dicen que se lo compró tras un sonado éxito que cosechó en Granada cuando desde el tendido le arrojaron envuelta en un papel una bicha, que él, con absoluta calma, se enrolló en el fajín, cuajando entonces una superior faena
-Que la montera en el brindis debe caer con los machos hacia abajo si no es asi habra mala suerte para el torero en el tercer tercio.
- Que nunca se le debe decir a un torero antes de la corrida que va a cortar orejas por que es de mala suerte.
- Despues de salir de el cuarto donde se cambio el matador no se debe dejar nada en la cama, se debe dejar la luz prendida desde que sale el torero hasta que regrese a ese cuarto y nadie debe dejar la luz prendida desde que sale el torero hasta que regrese a ese cuarto y nadie debe entrar a ese cuarto despues de que el se vaya a la plaza.
Javier Manzano
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