En la Corrida de Toros del Lunes, 15 de Junio de 1801 el 4º toro de la vacada de Palacios Rubios saltó al tendido.
Las cosas del “Gallo”
Toreaba Rafael el “Gallo” en Madrid. En su primer toro hizo, además de su conocida “espantá”, una de las peores faenas de su vida torera. Llovieron almohadillas, y el público se hartó de gritarle.
Cuando el “Gallo” decaído por su suerte, volvió junto a la barrera, Vicente Pastor, que lo apreciaba mucho, se creyó obligado a consolarle. Y así, le dijo, con tal fin:
- ¡Hay que ver cómo está el público esta tarde, Rafael!... A lo que el “Gallo” le respondió con viveza:
- Para vosotros, colosal. ¡Ya los he “dejao” a “tos” roncos”
La sinceridad de Curro El cochero
Curro El cochero fue un popular aficionado, de los que acudían a todas las ferias importantes. Este célebre personaje era conocido por su cambiante actitud a la hora de juzgar y definir a los toreros. Es por ello, que en cierta ocasión alababa a un torero, y un amigo le interrumpió:
- Pero, Curro, si hace poco tu decías que era un pelele...
Y Curro respondió sorprendido:
- ¿ Es cierto eso?
- Sí, Curro. No te acordarás, pero es cierto.
- Pues ese día- sentenció Curro- era yo un embustero.
División de opiniones
Acababan de celebrarse las corridas de la feria de Córdoba. Rafael el “Gallo” regresaba en el tren a Sevilla. Durante el trayecto, en el pasillo del coche-vagón tropezó con un amigo que, desde Madrid, se dirigía también a Sevilla.
Tras saludarse efusivamente, recayó la conversación sobre las corridas de Córdoba. Fue el amigo preguntando al “Gallo” por la actuación de todos los diestros que en ellas tomaron parte, así como el juego que había dado el ganado. Al fin le dijo:
- Y tú, ¿qué tal has estado? ¿Qué opinaba el público de tu actuación? A lo que el “Gallo” contestó con seguridad:
- Pues, mira, de mí sólo sé decirte que las opiniones quedaron divididas.
- ¿Entre tú y el “Bomba”? – preguntó el amigo.
- No –respondió Rafael--. Que unos se metían con mi madre y otros con mi padre.
Toreaba Rafael el “Gallo” en Madrid. En su primer toro hizo, además de su conocida “espantá”, una de las peores faenas de su vida torera. Llovieron almohadillas, y el público se hartó de gritarle.
Cuando el “Gallo” decaído por su suerte, volvió junto a la barrera, Vicente Pastor, que lo apreciaba mucho, se creyó obligado a consolarle. Y así, le dijo, con tal fin:
- ¡Hay que ver cómo está el público esta tarde, Rafael!... A lo que el “Gallo” le respondió con viveza:
- Para vosotros, colosal. ¡Ya los he “dejao” a “tos” roncos”
La sinceridad de Curro El cochero
Curro El cochero fue un popular aficionado, de los que acudían a todas las ferias importantes. Este célebre personaje era conocido por su cambiante actitud a la hora de juzgar y definir a los toreros. Es por ello, que en cierta ocasión alababa a un torero, y un amigo le interrumpió:
- Pero, Curro, si hace poco tu decías que era un pelele...
Y Curro respondió sorprendido:
- ¿ Es cierto eso?
- Sí, Curro. No te acordarás, pero es cierto.
- Pues ese día- sentenció Curro- era yo un embustero.
División de opiniones
Acababan de celebrarse las corridas de la feria de Córdoba. Rafael el “Gallo” regresaba en el tren a Sevilla. Durante el trayecto, en el pasillo del coche-vagón tropezó con un amigo que, desde Madrid, se dirigía también a Sevilla.
Tras saludarse efusivamente, recayó la conversación sobre las corridas de Córdoba. Fue el amigo preguntando al “Gallo” por la actuación de todos los diestros que en ellas tomaron parte, así como el juego que había dado el ganado. Al fin le dijo:
- Y tú, ¿qué tal has estado? ¿Qué opinaba el público de tu actuación? A lo que el “Gallo” contestó con seguridad:
- Pues, mira, de mí sólo sé decirte que las opiniones quedaron divididas.
- ¿Entre tú y el “Bomba”? – preguntó el amigo.
- No –respondió Rafael--. Que unos se metían con mi madre y otros con mi padre.
1 comentario:
Muy bueno!!!
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