Me aficioné a los toros gracias a Miguel Márquez»
El catedrático de la Sorbona asegura que el discurso antitaurino "tiene mucho de hipocresía"
El filósofo francés Francis Wolf, ayer en el MUPAM. Gregorio Torres
DANIEL HERRERA. MÁLAGA. El catedrático de Filosofía de la Universidad de la Sorbona Francis Wolf se ha convertido en uno de los grandes abanderados de la defensa de la Fiesta de los Toros. Publicaciones como ´Filosofía de las corridas de toros´ o ´50 razones para defender la corrida de toros´ se han convertido en manuales indispensables para el mantenimiento de esta tradición. Ayer, invitado por la Asociación Malagueña de Tauromaquia, visitó nuestra capital para participar en la mesa redonda ´La tauromaquia es cultura´.
–¿Cómo llega un parisino a convertirse en todo un apasionado de los toros?
–Fue un poco casual, aunque quizá sería mejor decir que fue por gracia divina. Nací en el cinturón de París y los toros no fueron algo cercano en mi infancia; en mi familia incluso se desconocía su existencia. Fue en 1969 cuando, con 18 años, fui a Nimes y asistí por primera vez a una corrida en su Feria de Pentecostés. El espectáculo tuvo un gran impacto en mí, de tal modo que al día siguiente regresé y pude contemplar el gran triunfo de un torero, precisamente el malagueño Miguel Márquez. Se podría decir que gracias a él me aficioné.
–Hoy se ha convertido en uno de los grandes defensores de las corridas de toros. ¿Considera que hay mucha hipocresía en los argumentos de los antitaurinos?
–Hay que diferenciar a los adversarios. Los hay muy ignorantes que no saben qué es el toro bravo y que no asisten a las corridas por considerarlas un espectáculo anticuado. Quizás si entendieran sus raíces y qué es el toro bravo cambiarían su discurso. Luego están los más peligrosos, realmente los que mantienen una actitud hipócrita al luchar contra la Fiesta por defender al animal que tiene las mejores condiciones de vida. Ésa es la gran hipocresía: insistir sólo en el dolor del toro obviando los valores humanos.
–Usted ha llegado a escribir que calificar de tortura la tauromaquia es un insulto a todos los torturadores del planeta.
–Hablar de tortura es un peligro para los valores humanistas. La base de la corrida es la lucha del toro, la expresión de su bravura. Hablamos de un espectáculo en el que el torero se juega la vida; y eso no lo haría nunca un torturador. No se puede poner al hombre y al animal en el mismo término, y resulta muy peligroso confundir los vocablos que se emplean.
–¿Aboga por el ecologismo como el mejor camino para defender a Fiesta?
–Los llamados ecologistas políticos no cuidan el equilibrio de los ecosistemas. Por el contrario, por eso se preocupan las ganaderías. Parece contradictorio, pero no lo es. La abolición de las corridas de toros supondría sin remedio la desaparición de esta raza y del equilibrio que aporta a la dehesa. Algunos que se hacen llamar ecologistas confunden ecología con animalismo, ya que sólo se preocupan de la suerte individual de cada animal. Sin embargo, ecologismo y animalismo son valores opuestos. Un ejemplo para entenderlo es que no se puede defender a las ovejas por encima del lobo; ya que cada especie ocupa su lugar.
–¿Qué impresión se lleva de su reciente intervención en el Parlament de Cataluña?
–Tengo la impresión de que algunas de las intervenciones a favor de los toros fueron bien recibidas, pero no tengo la certeza de que el resultado final de la votación sea satisfactorio para los aficionados catalanes. Existen demasiados aspectos políticos a tener en cuenta, en los que no puedo entrar. Por mi parte, estoy encantado con poner mi granito de arena a favor de las corridas en Barcelona, y, de hecho, este viernes acudiré a la presentación de la edición en catalán de mi libro ´50 razones para defender las corridas de toros´. Con este gesto queremos demostrar que la Fiesta de los Toros es universal.
–Entre todas las razones que argumenta, ¿cuales cree que deben emplear en primer lugar los aficionados?
–Hay buenos y malos argumentos para defender las corridas. Creo que debemos evitar la tradición, porque es cierto que hay tradiciones buenas y malas. Hay muchos casos en los que con la evolución se ha llegado a la desaparición de prácticas. Es mejor abordar la defensa desde el punto de vista cultural, así como fundamentalmente dar a conocer al toro y demostrar que sin él la Fiesta no tiene sentido. Creo que el mejor argumento a favor es ir al campo, así como que los aficionados expresen que al asistir a un espectáculo taurino no hay ningún sentimiento perverso, sino admiración hacia la bravura del toro y el valor del torero.
–¿Cómo se ve desde Francia todo lo que está sucediendo en Cataluña?
–Depende de donde. En el norte realmente es algo que no preocupa, pero en los once departamentos con tradición taurina del sur es curioso comprobar cómo se considera la corrida como un valor propio. Así, en los últimos años se aprecia un gran aumento de público, de ganaderías e, incluso, se cuenta con grandes figuras del toreo. La afición es cada vez más joven y entusiasta; y, en cierto modo, al igual que en Cataluña se reivindica una identidad diferente a la del resto de España, en el sur de Francia este espectáculo le hace sentirse diferente al norte del país.
No hay comentarios:
Publicar un comentario