Por LUIS ALONSO HERNÁNDEZ. Veterinario y escritor.
Un cambio de personalidad es la afección que prevalece en aquellas personas que han sufrido una lesión cerebral. Con el cambio aparecen rasgos nuevos al tiempo que los presentes se exageran hasta la caricatura. Naturalmente los efectos suelen ser catastróficos tanto en el entorno social, como laboral y familiar.
¿Qué es la personalidad? Término de difícil definición pero que se emplea de manera alegre en todos los ámbitos de la vida cotidiana. Generalmente los encargados de tratar estas alteraciones, denominadas médicamente como “trastorno orgánico de la personalidad”, son los psiquiatras quienes, al ser conscientes que la personalidad se ve afectada cuando se sufre de esquizofrenia, sus anamnesis vayan encaminadas a indagar sobre la personalidad pre mórbida, mientras que cuando es un médico internista el encargado de tratar al enfermo, las enfoca desde el efecto fisiológico producido por la enfermedad padecida.
El trastorno de despersonalización presenta distintos tipos que van desde el lábil hasta el paranoide, pasando por el desinhibido, agresivo o apático.
Dentro de la personalidad se han manejado dos conceptos: temperamento y carácter que vienen determinados respectivamente por, herencia o factores biológicos y por el medio ambiente.
Temperamento: definido como la manera natural con que un ser humano interactúa con el entorno, viéndose afectado por influencias endocrinas y nerviosas.
Temperamento del que ya en la época de Hipócrates y Galeno se distinguían 4 tipos: sanguíneos (cálidos, comunicativos, extrovertidos y con estado de ánimo variable); melancólicos (abnegados, perfeccionistas, analíticos, emocionables e indecisos); flemáticos (fríos, concentrados, lentos, introvertidos, tranquilos, agradables y equilibrados) y coléricos.
Carácter: Es el sello que nos identifica y diferencia de nuestros semejantes. Producto del aprendizaje social. Constituido por aquellos componentes que expresan de una manera más individualizada y distintiva el modo de ser y comportarse de una persona. Se ve influenciado por el ambiente, la cultura y la educación.
Con seguridad que tras leer estas líneas ustedes se preguntarán: ¿A que viene esto?
Pues sencillamente, a tratar de analizar el por qué a escasísimas unidades, del enorme contingente de toreros, se les califica de genios. Por genios se ha tenido a Belmonte, “Manolete”, “Curro Romero”, Rafael de Paula, y en la actualidad a “Morante de la Puebla” y José Tomás.
¿Cuál es la característica personal más importante de los genios? Yo diría que el ser extraordinariamente sensibles y flexibles. Sensibilidad para encontrar el problema y Flexibilidad para ver ideas más allá de la media. Características estas que han de estar aderezadas por la cualidad de tener influencia sobre los demás.
El ser humano necesita tener relaciones profundas en un mundo rico en estímulos, pero también necesita momentos de soledad e introinspección para aprender a pensar, a innovar, consecuencia de las relaciones mantenidas con el mundo interno que es el mundo de la imaginación, de ahí que los individuos más felices, son aquellos que tienen tanto relaciones interpersonales como intrapersonales.
A veces se sufre de Trastorno Esquizoide de la personalidad con repercusiones tanto en las relaciones sociales como en la de expresión corporal y otras veces de Trastorno Esquizotímico de la personalidad caracterizado por poseer un malestar interno en las relaciones personales y excentricidades de comportamiento que a veces va acompañado de otro trastorno denominado Histriónico caracterizado por un patrón de emotividad excesiva y demanda de atención constante que no es extraño se vea acompañado a su vez del denominado Narcisista caracterizado por poseer un patrón de grandiosidad, necesidad de admiración y gran falta de empatía.
Los trastornos de personalidad están reunidos en tres grupos de los cuales, en el caso que nos ocupa, solamente nos interesan los dos primeros:
Grupo A: que abarca los Trastornos paranoide + esquizoide + esquizotípico y quienes los padecen se caracterizan por ser sujetos raros o excéntricos.
Grupo B: que abarca los Trastornos antisociales + límite + histriónico y narcisista y quienes los padecen son sujetos ansiosos o temerosos.
Estos tres grupos son los mismos que en el siglo V a.de C, Hipócrates denominó humores (bilis amarilla, bilis negra, sangre y flemas) y eran los que conformaban, según su predominio, la personalidad, para después en el siglo III a de C, Teofrasto le diera una forma clínica y finalmente Koch en el año 1881 les llevara al término de inferioridades psicopáticas o trastornos de personalidad que abarca desde las almas impresionables hasta los excéntricos o novedosos pasando por los huraños, apocados o caprichosos.
Estos trastornos de personalidad pueden dar enfermedades físicas como adicción al alcohol, drogas, conducta autodestructiva, comportamientos sexuales de riesgo y conflictos con los valores sociales, al tiempo que caer en procesos psiquiátricos (ansiedad, depresión o psicosis) de difícil curación por ser individuos que son reacios a seguir el tratamiento por falta de confianza en el médico. Como vemos todo un vademécum donde con seguridad se pueden catalogar a los distintos genios del toreo.
En la actualidad el toreo ha dejado de ser una lucha fría y de muerte entre los dos protagonistas principales, para convertirse en una “pelea” que conlleva arte. Arte que se define como el:”conjunto de reglas idóneas para dirigir una actividad determinada hacia la transformación de una realidad dada, por medio de una expresión única”
¿A quienes podemos considerar genios del toreo?
En el siglo pasado a Belmonte y a “Manolete” y en el que estamos viviendo a José Tomás y a "Morante de la Puebla".
Tratemos de analizarlos:
Belmonte: su valor, su coraje, su genio y su temperamento le hacen diferente a los demás. Artista suicida y revolucionario que a su agitada vida añadió el misterio de su muerte. Y se necesitan estos aderezos para no ser un torero normal, de ahí que Belmonte fuera un artista jugándose la vida. Una vida que cuestionó cuando ante la pregunta formulada por Valle-Inclán de: “Juan, ahora lo único que te falta es que un toro te mate en la plaza”, contestó: “Se hará lo que se pueda D. Ramón” y luego puso fin en su finca de “Gómez Cardeña”. Y es que Belmonte murió el mismo día que “Joselito” perdió la vida en Talavera de la Reina, porque, al igual que su compañero, estaba harto del público, como se deduce de la conversación que mantuvieron en la plaza de Madrid cuando toreaban juntos el día antes de la tragedia y “Joselito” le espeta: “Debemos retirarnos porque así no se puede torear”, asintiendo Belmonte. “Joselito” que estaba perdidamente enamorado de la hija de un ganadero salmantino quien no aceptaba semejante noviazgo y por cuya decisión el torero estaba desesperado.
Belmonte cuando murió su compañero y amigo “Joselito”, se quedó completamente huérfano en el mundo del toro, y sobre sus espaldas recayó toda la responsabilidad que antes llevaba el de Gelves. Y de necesitar hacer las cosas de manera rutinaria (bajo un nivel de ansiedad muy elevado), se está cautivo de una manía patológica, más en estos comportamientos ritualizados que abocan a personalidades obsesivas, de personas primarias de escaso nivel cultural (por mucho que alternara con personalidades y leyera con fluidez) y de personas perfeccionistas.
Belmonte es indudable que además de tener Sensibilidad y Flexibilidad estaba dotado de la cualidad de influencia sobre los demás, como lo demuestra las personas que le rodearon, aún de novillero, en el homenaje que le dispensaron los intelectuales y artistas de la talla de Ramón Pérez de Ayala, Manuel Machado, Gerardo Diego, hermanos Quintero, Jacinto Benavente, Natalio Rivas, conde de la Maza, Romanones, Santiago Alba y un largo etc. Un Belmonte que, al igual que su inolvidable "Joselito", perdió los papeles cuando a sus 70 años se enamoró de una joven en un amor imposible.
“Manolete”: Posiblemente también murió bajo el “síndrome mujeril”, puesto que estaba obsesionado con Lupe Sino. Un torero que de pequeño pintaba casitas de campo y olivos y que temía se rieran de él a causa de la separación de sus orejas para después, de mayor, convertirse en soñador de paternidades tranquilas y de molestas prisas intestinales a las que acompañaba su complejo de voz de ultratumba (hablaba como si estuviera dentro de una cuba) a pesar de lo cual daba sus conferencias sobre el toro en las que demostraba sus vastos conocimientos al respecto. El día de su muerte cuentan que parece que quería morirse (palabras de Luis Miguel “Dominguín”).
Un hombre que también estaba harto de toros como llegó a decir en los momentos antes de la corrida de su muerte: “Estoy deseando que acabe la temporada” e incluso el mismo día de su última corrida: “Hay que telefonear al finalizar la corrida, al balneario donde se encontraba su novia para que le esperara allí”.
¿Quizás todo derivado de que se exigía demasiado en la plaza? Pues… ¿tal vez? a pesar de que su recio carácter: “duro y seco como el palo de una escoba” (en palabras de Lupe Sino) le exigía estar bien todas las tardes sin paliativos en una faena casi preconcebida y que según me comentó mi amigo (q.e.p.d) Don Emilio Casares Herrero, la basaba en 15 pases donde no figuraban los adornos ni los pases improvisados. Por eso era un amigo del compañero de oficio fuera del ruedo, pero nunca en la plaza porque allí ante todo era torero.
Esas exigencias del público se convirtieron en una sombra que, primero le acompañó en el paseíllo de todas las tardes hasta llegar a atosigarlo, y que, posiblemente debido a esa concatenación mundo del toro-tradición gitana y ser ésta muy dada al ocultismo, la brujería y los presagios, casi todos los toreros presienten el peligro antes de que verdaderamente llegue a no mucho tardar.
No fue un creador pero innovó los pases hasta el extremo de personalizarlos, al tener un sentido perfecto de la colocación y realizarlos con la muleta retrasada.
Luego…un matador tan perfecto y seguro como él, resultó que en su última estocada no llevó a efecto el axioma de: “si llegado el momento de la gran suerte se te olvida hacer bien la Cruz delante de la cara del toro su cuerno te lleva por delante” y por eso: “murió matando; mató muriendo” ese hombre de oro que concebía el toreo como un ideal en medio de la actitud mística presbiterial que llegaba a oficiar el toreo.
“Manolete” con su muerte dejó un vació en la Fiesta que no será posible llenarlo porque no hubo ni habrá otro torero igual. Al igual que Belmonte en el año 1913, él también tuvo su cena de homenaje en el año 1944. Fue en el restaurante Lhardy de Madrid y entre otras personalidades estuvieron: el Ministro de Justicia, Eduardo Aunós, Federico García Sanchiz, Zuazagoitia, marqués de Luca de Tena, César Jalón “Clarito”, José María Pemán, Raimundo Fernández-Cuesta, Samuel Ros, Rafael García Serrano, Javier Millán Astray etc. etc. A los postres “Manolete” dijo: “Éste es el toro más difícil de mi vida. Solo puedo decir…¡Gracias!”
José Tomás: ¡El torero de las cero pulsaciones! como alguien lo definió. El mismo que plasma sobre la arena lo que entrena día tras día, en el salón rodeado de espejos para verse, gustarse y examinar lo susceptible de enmienda, al ser consciente de que luego, delante del toro, es imposible rectificar lo mal hecho. Su teoría es que: “toreando de salón y corrigiendo defectos, se puede lograr lo que quieras si luego lo completas con la colocación ante el toro”. ¡Axioma más que importante!
No está de acuerdo con la frase de Faico que dice: “La sangre que se va por las cornadas es la sangre de los valientes y la que queda y se repone es la de los cobardes” y lo ha demostrado arrimándose cada vez más a pesar de sus constantes cogidas de las cuales algunas acaban en cornada. Es el torero de la cara inexpresiva y que se transfigura en la plaza hasta el extremo de perder el norte, a veces, en el paseíllo, para luego delante del toro: emocionar, asombrar y dejar estupefactos a los asistentes al rito de sus faenas.
El torero que en la playa de Tarifa permanece horas y horas sentado en postura de yoga mirando al mar, tal vez meditando esa filosofía del samurái y el yoga que le inculcó su antiguo apoderado Antonio Corbacho, y en la que el cuerpo es simplemente el soporte del alma y que él, luego en la plaza, se juega de forma temeraria.
Posiblemente, por aquello de declararse ateo, es el único torero que no lleve capilla a las habitaciones de los hoteles que ocupa antes de la corrida. El mismo que no baja vestido de luces en los ascensores de los hoteles y trata de parecerse al Che Guevara hasta en la imagen personal. El que, como su apoderado actual dice, no es que no quiera que sus actuaciones se televisen, sino que lo que él no admite por nada del mundo es que se lo imponga la empresa.
Televisión cuando y donde él quiera, para que llegue al mayor número de personas posibles. Busca preservar su libertad e independencia y actuar con justicia, aparte de sus diferencias con el director de Canal + toros. Busca la soledad. La gente le abruma, y habla poco y con tono bajo para que la gente lo escuche con atención e interés.
José Tomás embriaga al público y por eso en la temporada pasada sus honorarios se dispararon en Las Ventas cuando por dos actuaciones llegó a cobrar los 400.000 euros, si bien no está apegado al dinero como ha demostrado, con su desprendimiento, en diferentes actuaciones.
¡Son otras sus motivaciones! que sin lugar a dudas estarán ubicadas en algunos de los perfiles de personalidad que expongo con anterioridad.
Morante de la Puebla: No cabe duda que el marketing de Morante ha cambiado, ¡y mucho!, en los últimos tiempos. Su manera de vestir es completamente distinta, casi esperpéntica diría yo, tanto en su traje como en su abrigo o en el calzado. También su coche es una antigualla, pero este tipo de coche le da paz y torería, aunque al arrancar suene como un cascajo y deje, al que está cerca del tubo de escape, embetunado. Ahora se fuma unos vegueros impresionantes en cualquier momento, salvo cuando está delante del toro.
¿Reminiscencias de su trato con “El Pana”? ¿Marketing perfectamente estructurado? ¡Cualquiera sabe lo que se cuece en la cabeza de Morante o de sus mentores!
Estas extravagancias, algunos las llaman elegancia y otros las definen tan incomprensiblemente como que: “dentro del torero de La Puebla hay un misterio donde chocan las cuatro esquinas del extravío” Y Morante, con estas y otras cosas, se siente ahora tan importante en esto del toro que, sin pizca de humildad y en contradicción permanente, llega a decir: “Me encuentro en un momento importante. No digo en el mejor de mi vida porque no me gusta afirmar estas cosas, pero si creo que…No sé…Yo no soy de los que van por ahí contando grandezas. Me da vergüenza ajena cuando escucho a algunos de mis compañeros hablar de sí mismos como desde la cumbre” Y por eso ahora también cambia su atuendo torero de antes por uno revolucionario, un traje de Fermín distinto del todo a lo acostumbrado por aquello de que los toreros artistas han de vestir así, cuando en realidad él no lo necesita pues sus palabras lo coligen: “Nací siendo torero. Lo dice mi madre y luego Espartaco lo confirmó cuando me vio torear y bajándose del coche me dio 100 pesetas porque no había visto a nadie que con cinco años toreara como yo”
Morante es un torero que como él mismo dice: “Se mueve por pulsaciones interiores y muchas veces vive en pensamiento” ,frase que da la dimensión trágica de su vida y tauromaquia al vivir por encima, pero muy cerca del abismo, el miedo y lo inexplicable.
Frases suyas son las siguen:
“Un torero para ser diferente ha de tener torería que como concepto crea belleza en la plaza.”
“Me gusta la expresión añeja del toreo antiguo” ”El arte nace de la naturalidad, de lo espontáneo, de la verdad y hoy todo está muy preparado. Uno se tiene que sentir en su tiempo, y yo lo estoy pero desde lo clásico, conservando también ese celo entre artistas que había entonces…porque ahora to er mundo nos queremos llevar bien…y eso no puede ser”
“Me gusta mucho estar solo, pero no sentirme solo, Eso es muy malo
“El miedo es algo que no existe, pero te perjudica. Yo hablo con él, le doy confianza, le ayudo incluso. Nunca maltrato a mis miedos”
“El vacío lo ha sentido mucho y es lo más amargo de la vida” “Le ha llegado porque la cabeza de uno a veces le hace pasar malos tragos y…
“Me da morbo el público de Madrid por su personalidad, si bien el de Sevilla es más artístico”.
“Delante del toro no se puede pensar como un ser normal…se pasa mucho miedo pero si quieres crear tienes que sentirte de manera muy espiritual dentro que salta automáticamente cuando uno se acopla con el toro”
“La fusión es muy difícil pero a veces llega, haciendo que tu fuerza espiritual interior haga el toro parte de ti. Es tal la fusión que da la sensación que no existe peligro. Ahí es cuando realmente nace el toreo, cuando te olvidas de todo, abandonas tu cuerpo y solo eres un alma con el toro”
Opina que el torero es un hombre con valor para jugarse la vida delante de un toro, pero que luego en la vida es una persona indecisa, un hombre con un montón de dudas. Para él el arte es: “la colocación, las formas, las expresión” “El arte tiene una vejez muy bonita” En cierta ocasión le preguntaron: ¿La tuya es una profesión con respeto o vivida en la envidia? Y contestó: “Respeto y buen trato, siempre. Eso es lo que yo he percibido entre los toreros desde siempre. Veo otras envidias más amargas en otras profesiones, envidias muy vulgares.
En el toreo hay envidias sanas, no vulgares. La envidia es algo muy vulgar
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