Me entero que las corridas de toros en Cataluña empezaron, según leo en el Diari, en el año 1387. Desde entonces se fueron abriendo plazas por diversos puntos del país. Incluso el presidente Companys asistió en 1934 en la Maestranza de Sevilla a la última Feria de Abril.
Son muchas personas las aficionadas al toro y a sus fiestas con correbous. No acabo de entender los motivos por los cuales ‘se prohíben’ estas fiestas si son de carácter popular y acude quién quiere ir, sin obligar a nadie. Lo mejor sería que fueran desapareciendo. Pero quitar algo así, sin más, con la que nos está cayendo, demuestra que tenemos muy poco sentimiento hacia las personas. Las hay desocupadas, las hay desesperadas, hay hambre y sed de justicia, y, mira por donde, nos dedicamos a prohibir fiestas populares sin hacer una simple consulta.
Creamos veguerías como si no tuviéramos bastantes funcionarios con los que hay. ¿Acaso no oyen a la gente? ¿Alguien les ha dicho que quieren veguerías? Además, hay otras comarcas que también las piden y no se las dan, o sea que, enfadados todos. A río revuelto, ganancia de pescadores.
Nos estamos separando tanto los unos de los otros que llegará un momento en que no nos hablaremos con el pueblo vecino. Se está creando un cierto odio que no es nada bueno para la prosperidad de un país. Menos separaciones y más unión. Esto es lo que nos hace falta.
Mª Elisa Aragonés Domènech
diaridetarragona.com
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