Si dices Julián López, dices poco. Si se habla de El Juli, todo el universo taurino mira hacia arriba, a la cúspide. Él se sienta allí. A sus 28 años ocupa el número 1 del escalafón según toda la crítica especializada y, pese a su juventud, se siente con derecho a defender una profesión en la que ha hecho historia. Tomó la alternativa con quince años y once meses, nadie empezó tan joven y muy pocos han llegado tan lejos. Por eso su voz es una de las más respetadas dentro del G-10, ese núcleo duro que agrupa a las diez primeras figuras, surgido para defender la Fiesta tras la prohibición de los toros en el Parlamento catalán. Un veto que les ha unido por primera vez y también les ha hecho reflexionar. «Ya no somos referentes sociales y hemos dejado de ser ídolos para los jóvenes por mucho que nos juguemos la vida», se duele el torero.
-No habrá toros en Cataluña. ¿Qué siente cuando se lo recuerdan?
-Decepción. Y también siento que los taurinos hemos pecado de conformismo. Nadie imaginaba que eso pudiera suceder y reaccionamos tarde porque no estábamos organizados ni unidos para responder. Con todo, la noticia ha servido para que los profesionales empecemos a preocuparnos por nuestro futuro.
-¿Cuáles son los pecados del mundo del toro?
-El mayor es no habernos sabido adaptar a la sociedad de nuestros días. Somos un mundo endogámico y hermético que nos expresamos en un lenguaje en el que no nos entienden, que siempre vivimos mirando al pasado… En definitiva, ¡nos hemos aislado! No hemos sabido transmitir la grandeza del espectáculo y nos han terminado dando de lado desde la juventud hasta la televisión. Los adolescentes españoles ya no se miran en el espejo de los toreros. Nos hemos encerrado en nuestros pequeños universos, en nuestras fincas. Ya no somos referentes sociales, ni personajes ejemplares, ni mucho menos ídolos para la juventud por mucho que nos juguemos la vida. También le digo que algunos compañeros han dado una imagen frívola en los medios de comunicación que nos ha ayudado poco. Han sido un lastre.
-¿La sociedad se ha 'destaurinizado'?
-No digo que no, pero las opciones que tenemos al alcance de la mano son infinitamente superiores a las de tiempos pasados. Además, no olvide que somos el segundo espectáculo de masas del país, que generamos cerca del 1,5% del PIB de España y cerca de 200.000 puestos de trabajo directos e indirectos. Que más de 5.000 municipios programan festejos taurinos y que el Estado recauda por el IVA algo más de 41 millones de euros; por encima del cine, el teatro, la danza… Más que 'destaurinizados', diría que los españoles nos comparten con otras muchas opciones y aficiones culturales.
-Vuelvo al caso catalán. Al final, la Fiesta de los toros ha caído en manos de la clase política.
-Sí, y eso no debía haber ocurrido jamás. Estamos escarmentados.
-¿Por qué la mayor parte de los españoles cree que todos ustedes son de derechas?
-(Risas) Es una idea equivocada. El toreo es del pueblo y los toreros pertenecemos al público. El toreo no tiene banderas, ni ideologías.
-¿Los políticos del PP les tratan mejor que los socialistas?
-Mire, en Andalucía, gobernada por el PSOE desde hace más de tres décadas, se cuida la Fiesta con verdadero esmero. Y al igual sucede en Extremadura. Por el contrario, existen comunidades donde gobierna el PP y no recibimos el mismo trato ni por parte de la Administración, ni de las televisiones autonómicas.
El público más pacífico
-¿Qué tres acciones inmediatas impulsarían los toros?
-Un lastre muy importante son los cánones económicos. Los propietarios públicos de gran parte de las plazas deben rebajar sus exigencias. Al ser los cánones tan elevados, los empresarios deben medirse mucho, en ocasiones, en detrimento del propio espectáculo. También debemos pelear por una mayor presencia en los medios y, en especial, en la televisión. Por último, debe existir una ventanilla única que nos represente frente a terceros y que nos ayude a solventar los muchos problemas a los que se enfrenta la Fiesta.
-¿Y ustedes? Con la que está cayendo en el país ¿no piensan ajustar sus elevados honorarios?
-Toreros y ganaderos ganamos en función de lo que generamos. Lo que no tiene sentido es que los toreros tengamos que ganar menos y los propietarios de las plazas, la mayor parte de ellas públicas, tengan que ganar más. Los toreros somos quienes llevamos la gente a la plaza y, sin embargo, no hemos incrementado nuestros honorarios como lo han hecho las empresas. Insisto, tenemos que ganar lo que generamos, al igual que en otros muchos espectáculos.
-¿Son sus elevadas retribuciones las causantes del descenso del número de festejos?
-Es cierto que se programan menos espectáculos, del mismo modo que lo es el hecho de que la oferta de festejos estaba sobredimensionada. Digámoslo claramente, en algunas plazas se estaban ofreciendo un número de corridas que el público no demandaba. El mercado taurino, como tantos otros, se hinchó de forma ficticia en los 90 y ahora estamos volviendo a la realidad. Que miren cuántos festejos se programaban en los años sesenta.
nortedecastilla.es
No hay comentarios:
Publicar un comentario