martes, 26 de abril de 2011

Francis Wolff expone '50 razones para defender la corrida de toros' e incide en el "valor" de una Fiesta "politizada

El filósofo francés y pregonero taurino de la Feria de Abril de Sevilla en 2010, Francis Wolff, es autor del libro publicado por la editorial Almuzara, dentro de su colección Taurología, '50 razones para defender la corrida de toros', ensayo en el que argumenta el "valor cultural" de una Fiesta presidida por una cuestión "política más que ética" en España.

Ampliar fotoEn una entrevista concedida a Europa Press, Wolff, catedrático de la Escuela Superior Normal de París, ha aseverado que el mayor argumento para defender las corridas de toros es, entre otros muchos motivos éticos, históricos, culturales, humanistas y ecológicos, "el concepto de bravura dada la condición natural del toro, pues es un animal que tiene que vivir en bravo, libremente en el campo y combatiendo y defendiendo su libertad, que es precisamente lo que hace" más tarde en los cosos taurinos donde es lidiado.
Francis Wolff, componente del comité científico del Observatoire National de Culture Taurin —Observatorio Nacional de las Culturas Taurinas (ONCT)—, que ha conseguido que los toros sean declarados Patrimonio Cultural Inmaterial en el país galo desde este pasado viernes 22 de abril, ha explicado que se trata de un reconocimiento a la tauromaquia, presente en Francia desde mitad del siglo XIX, la cual, además, "forma parte de la historia del país y de la propia cultura de algunas regiones, en particular del sur de Francia", donde se celebra este tipo de festejos en ciudades como Nîmes, Arles, Beziers, Bayona, Dax y Mont de Marsan.
Tras esto, el filósofo ha expresado que este nombramiento ha sido posible gracias a que los lugares del país galo donde se celebran toros, al contrario que en la Generalitat catalana, las corridas "no están politizadas", del mismo modo que ha recordado que en Francia ha sido más sencillo obtener dicha garantía debido a que los aficionados "constituyen una minoría y tienen el hábito de defender constantemente" la permanencia de los toros.
Sin embargo, ha manifestado que la afición española ha reaccionado "al grito de fuego" cuando el Parlamento catalán planeaba prohibir, como finalmente ha conseguido, las corridas de toros a partir de 2012. Así, ha mencionado que "muchas personas pensaban que era imposible la prohibición de las corridas, que era una cosa tan profunda en el alma del pueblo español, que era imposible acabar con ellas".
Así las cosas, ha puntualizado que ve posible obtener el nombramiento de Patrimonio Cultural en España, sin olvidar que los pro taurinos están recogiendo firmas para presentar una Iniciativa Legislativa Popular (ILP) que consiga proteger la Fiesta Nacional para más tarde ser elevada por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) como Patrimonio de la Humanidad. "SENSIBILIDAD",
único argumento en contraPara Wolff, "el único argumento, si así se puede considerar", para mostrarse en contra de los toros es la "sensibilidad", con respecto a la cual entiende que haya "muchas personas que no pueden soportar la idea de un animal herido muriendo", aunque, ha puntualizado que se trata de "una cuestión de identificación con el toro en el espectáculo de la corrida de toros".
Al hilo, ha señalado a Europa Press que "es más fácil identificarse con un toro de lidia que con un pez, que también sufre cuando es pescado, si bien, no se prohíbe la pesca". De manera que, para el profesor francés, "es más un factor de sensibilidad que de razón", añadiendo que, tanto los antitaurinos como los pro taurinos, "sienten compasión por el toro, pero una compasión distinta" y ha aludido a que "el aficionado no experimenta ningún placer con el sufrimiento de los animales".
Por último, Wolff ha concluido la entrevista haciendo hincapié en que "ni unos ni otros soportarían hacer sufrir, o incluso ver hacer sufrir, a un gato, a un perro, a un caballo ni a cualquier otro animal", y es que, el aficionado "tiene que respetar la sensibilidad de todos y no imponer sus gustos ni su propia sensibilidad", de igual forma que el antitaurino "debe admitir, a cambio, la sinceridad del aficionado".
EUROPA PRESS

20minutos.es

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