miércoles, 6 de abril de 2011

Las corridas de toros generan casi 1.000 millones de euros al año



  Una semana de festejos taurinos en una ciudad deja más de 6 millones a la economía local. Un euro ingresado por taquilla genera 1,6 euros de forma indirecta o inducida.
El mundo del toro no ha sabido comunicar bien su importancia en la economía. Sumido en la endogamia, ha suspendido a la hora de darle publicidad a sus muchas virtudes: es la primera actividad cultural en ingresos por IVA de España; es el segundo espectáculo de masas que más entradas vende, sólo superado por el fútbol, y es una importante fuente dinamizadora de las economías locales y del turismo.
Las ferias taurinas tienen un impacto anual sobre la economía española de unos 1.000 millones de euros. Por ejemplo, en 2009 –últimos datos disponibles en el Ministerio de Interior– la cifra superó los 970 millones de euros, según un detallado estudio de Juan Medina, profesor de Teoría Económica de la Universidad de Extremadura. Y eso sin tener en cuenta ni los 5.901 festejos populares que se celebraron en los doce meses, ni la generación de riqueza de las ganaderías de toro bravo, como asegura Medina a EXPANSIÓN.
En este sentido, la Mesa del Toro (MdT) eleva la cifra total a 2.500 millones de euros, ya que algunos de esos festejos populares (como los Sanfermines o los multitudinarios bous al carrer, por ejemplo) “tienen un impacto enorme en la economía”, como reconoce a este diario Carlos Núñez, presidente de la MdT.
Tras abordar “el papel de las corridas de toros como industria”, el profesor Medina subraya que “frente a una situación de grave crisis económica, los toros son una actividad productiva que genera riqueza y empleo”.
De los 970 millones de euros que ingresan sólo las ferias, 375 millones correspondieron a ingresos en taquilla. Es decir, que cada euro que se ingresa por la venta de entradas, se convierte en 1,59 euros de forma indirecta o inducida. En la temporada 2009 se vendieron 9.855.300 entradas en los 2.684 espectáculos taurinos organizados, así que los efectos indirectos suman 132,7 millones.
De ellos, 46,3 correspondieron al gasto de los turistas y 86,4 millones, al realizado por los visitantes de un solo día (el 25% del total).
A la par, el efecto multiplicador inducido –“repercusiones sobre la economía local derivadas del incremento de la demanda que provoca el evento”– generó otros 464 millones de euros (325 directos y 139 indirectos). Estas cifras ponen de relieve la importancia de la tauromaquia en el tejido productivo local y, por ende, en las arcas municipales, tan necesitadas de ingresos.
Las principales ferias
Los ejemplos más claros son los de las grandes ferias (éstas sí, con datos de 2010, pero sin contar el toreo a caballo ni las novilladas). Los efectos económicos de la celebración de San Isidro rozaron los 50 millones de euros para Madrid (29 festejos), y el impacto del ciclo abrileño sevillano ascendió a 27 millones (con 17 corridas). Les siguen Pamplona, con 21 millones; Bilbao, con 11; Málaga, con 10,7 y las Fallas de Valencia, con 9,4.
“Este significativo potencial de arrastre de los eventos taurinos pone de relieve su capacidad de generación privada de riqueza y respalda su inclusión como un eje destacado de la política cultural de las administraciones autonómicas y municipales”, apunta Medina, cuyo estudio se puede consultar, completo, en su blog, escalafon.blogspot.com, y en Expansión.com.
Dos crisis paralelas tras el pinchazo de dos burbujas similares
“La historia del toreo está ligada a la de España, tanto que sin conocer la primera, resultará imposible comprender la segunda”, enfatizó José Ortega y Gasset. No le faltaba razón, a tenor de los datos. Si se observa la estadística del número de festejos anuales que se celebran en España y se compara con la evolución de la ocupación laboral, ambas curvas describen una línea casi idéntica (gráfico).
Mientras la economía española se duele de la resaca del ladrillo, un tercio de las corridas de toros ha desaparecido, con respecto a 2007. Los alcaldes recaudan un 90% menos que hace cuatro años. Y con menos recursos, menos toros. Sólo hay una salvedad para 2011: en los años de elecciones locales los alcaldes programan, casualmente, muchas más corridas de toros que en el resto de ejercicios, como demuestran los picos de festejos registrados en 2003 y 2007.

 
Juanma Lamet
expansion.com

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