Juan Pelegrín es fotógrafo taurino de la plaza de Las Ventas desde hace más de ocho años. Su experiencia le ha hecho reunir muchísimas fotografías, una selección de ellas se muestran en la exposición «Las Ventas, un día de toro» en La Alhóndiga.
-¿Cómo llegó a ser el fotógrafo de Las Ventas?
-Si te gustan los toros y la fotografía taurina, Madrid es la Catedral. No hay una plaza donde las emociones estén más a flor de piel, donde la cara de los toreros cambie más. Hace años Las Ventas carecía de página web y como informático se me ocurrió ofrecerles el proyecto para confeccionarla. Se la presentamos al empresario y gustó la idea. Comencé a hacerme cargo de todo en el 2000, tanto redacción, maquetación, diseño como las fotografías. Ahora me centro más en la imagen.
-¿Qué dificultad tiene el ser fotógrafo de toros?
-En Las Ventas no te puedes mover del burladero y como mucho te puedes desplazar un poco entre toro y toro. Creo que más que dificultad son limitaciones que no siempre puedes hacer la foto que deseas. Cuando llevas un tiempo haciendo toros se te va haciendo un callo. Yo no me relaciono especialmente con los maestros, pero sí entablas una relación con banderilleros o picadores y hay algunas tardes que sí sientes miedo por ellos porque es tu amigo el que se juega la vida. Todavía ese sentimiento no me ha impedido hacer una fotografía. La cámara es una barrera que te aleja de las emociones y si hay una cogida tienes que captarla. Con la cornada de Julio Aparicio sentí miedo, pero una vez que vi las fotografías. En el momento en el que fui consciente de lo que le había pasado se me pusieron los pelos de punta. He tenido la suerte de que las cornadas que he visto han sido reversibles.
-Usted ha publicado un libro con fotografías, con alrededor de 300, que muestran, igual que la exposición, cómo es una jornada de festejo en Las Ventas.
-Sí, reuní unas fotografías acompañado por un texto de Esplá. Era un maestro con el que me saludaba, pero coincidí con él en una cena y desde entonces existe cierta complicidad. Le comenté que estaba haciendo un libro y le propuse que me hiciera el prólogo. Le facilité fotografías y me dijo que me iba a hacer los textos de todo el libro, hecho que nunca me lo había planteado. Se trata de ocho piezas breves divididas por horas, igual que la exposición.
-¿Cómo nació la muestra?
-Una vez hecho el libro se lo presenté a la Comunidad de Madrid, propietaria de Las Ventas. Se expuso en la galería del metro y ahora sale fuera de Madrid por primera vez. Me agrada que se vea en Zamora, ciudad donde viven mis padres. Cuando me llamaron del Foro Taurino pensé que habían sido a través de mi padre. Sin embargo para mi sorpresa el colectivo conocía mi trabajo por Ana Pedrero.
-En la exposición presenta una salida a hombros en la que ha cortado el rostro de José Tomás. ¿Por qué?
-El diestro es anecdótico. El protagonista es el hombre que lo lleva. Lo diferente de esa salida a hombros en la ingente cantidad de personas que había. Por mi experiencia son un verdadero problema. La peor que he hecho ha sido la última de Esplá. Pese a ser tan agobiante me parece extraordinario porque es la culminación de una tarde.
-¿Cómo vive un fotógrafo taurino el movimiento en contra de la Fiesta?
-Lo entiendo, aunque no comparto el extremismo. Es una postura lógica porque si el toro no existía a nadie se le ocurriría montar un espectáculo de este tipo. Creo que en Barcelona los taurinos han peleado muy poco. Se está dejando que la Fiesta languidezca. Existe una gran pérdida de público por la carencia de emoción y de interés real en el espectáculo. La calidad de la Fiesta está bajado porque hay toreros que sientes que con ellos nunca te va a pasar nada. Se debe de percibir cierta igualdad en la lucha y eso falla. La pelea casi siempre que torean las figuras es muy desigual, lo que aleja al público.
-Para usted el toro es...
-Poder, presencia y quiero que conserve su fiereza. Es un animal mítico y a su lado tiene que haber un torero que esté a su altura.
-En «Las Ventas, un día de toros» no ha incluido ninguna fotografía de rejones. ¿Por qué motivo?
-Lo he hecho a propósito porque no me gustan nada. El espectáculo de los rejones es la desigualdad al cubo.
-¿Cuándo retratará alugno de los festejos de la Feria de Zamora?
-Es complicado. Tras San Isidro y las ferias que van alrededor acaba uno desfondado. No obstante, es una posibilidad que no descarto. Cualquier plaza que no sea Madrid es muy distinta.
Madrid, 1971
Informático de profesión, faceta que sigue trabajando, el contar historia con las imágenes es algo que le apasiona. De manera profesional comenzó a dedicarse a la fotografía hace unos diez años gracias a los toros. La primera que vez que fue a Las Ventas toreaba Curro Romero, Curro Vázquez y Joselito, aunque no recuerda la terna que lidiaba el primer día que se puso detrás del objetivo. Ganador del premio al mejor Fotógrafo Taurino de 2008 y premio Taurodelta a la Mejor Fotografía de la Feria de San Isidro del año 2005. Desde 2000 coordina la página web de la plaza de Las Ventas y ahora expone una serie de imágenes que captan cómo se vive un día de corrida en Las Ventas en la sala de exposiciones de La Alhóndiga.
-¿Cómo llegó a ser el fotógrafo de Las Ventas?
-Si te gustan los toros y la fotografía taurina, Madrid es la Catedral. No hay una plaza donde las emociones estén más a flor de piel, donde la cara de los toreros cambie más. Hace años Las Ventas carecía de página web y como informático se me ocurrió ofrecerles el proyecto para confeccionarla. Se la presentamos al empresario y gustó la idea. Comencé a hacerme cargo de todo en el 2000, tanto redacción, maquetación, diseño como las fotografías. Ahora me centro más en la imagen.
-¿Qué dificultad tiene el ser fotógrafo de toros?
-En Las Ventas no te puedes mover del burladero y como mucho te puedes desplazar un poco entre toro y toro. Creo que más que dificultad son limitaciones que no siempre puedes hacer la foto que deseas. Cuando llevas un tiempo haciendo toros se te va haciendo un callo. Yo no me relaciono especialmente con los maestros, pero sí entablas una relación con banderilleros o picadores y hay algunas tardes que sí sientes miedo por ellos porque es tu amigo el que se juega la vida. Todavía ese sentimiento no me ha impedido hacer una fotografía. La cámara es una barrera que te aleja de las emociones y si hay una cogida tienes que captarla. Con la cornada de Julio Aparicio sentí miedo, pero una vez que vi las fotografías. En el momento en el que fui consciente de lo que le había pasado se me pusieron los pelos de punta. He tenido la suerte de que las cornadas que he visto han sido reversibles.
-Usted ha publicado un libro con fotografías, con alrededor de 300, que muestran, igual que la exposición, cómo es una jornada de festejo en Las Ventas.
-Sí, reuní unas fotografías acompañado por un texto de Esplá. Era un maestro con el que me saludaba, pero coincidí con él en una cena y desde entonces existe cierta complicidad. Le comenté que estaba haciendo un libro y le propuse que me hiciera el prólogo. Le facilité fotografías y me dijo que me iba a hacer los textos de todo el libro, hecho que nunca me lo había planteado. Se trata de ocho piezas breves divididas por horas, igual que la exposición.
-¿Cómo nació la muestra?
-Una vez hecho el libro se lo presenté a la Comunidad de Madrid, propietaria de Las Ventas. Se expuso en la galería del metro y ahora sale fuera de Madrid por primera vez. Me agrada que se vea en Zamora, ciudad donde viven mis padres. Cuando me llamaron del Foro Taurino pensé que habían sido a través de mi padre. Sin embargo para mi sorpresa el colectivo conocía mi trabajo por Ana Pedrero.
-En la exposición presenta una salida a hombros en la que ha cortado el rostro de José Tomás. ¿Por qué?
-El diestro es anecdótico. El protagonista es el hombre que lo lleva. Lo diferente de esa salida a hombros en la ingente cantidad de personas que había. Por mi experiencia son un verdadero problema. La peor que he hecho ha sido la última de Esplá. Pese a ser tan agobiante me parece extraordinario porque es la culminación de una tarde.
-¿Cómo vive un fotógrafo taurino el movimiento en contra de la Fiesta?
-Lo entiendo, aunque no comparto el extremismo. Es una postura lógica porque si el toro no existía a nadie se le ocurriría montar un espectáculo de este tipo. Creo que en Barcelona los taurinos han peleado muy poco. Se está dejando que la Fiesta languidezca. Existe una gran pérdida de público por la carencia de emoción y de interés real en el espectáculo. La calidad de la Fiesta está bajado porque hay toreros que sientes que con ellos nunca te va a pasar nada. Se debe de percibir cierta igualdad en la lucha y eso falla. La pelea casi siempre que torean las figuras es muy desigual, lo que aleja al público.
-Para usted el toro es...
-Poder, presencia y quiero que conserve su fiereza. Es un animal mítico y a su lado tiene que haber un torero que esté a su altura.
-En «Las Ventas, un día de toros» no ha incluido ninguna fotografía de rejones. ¿Por qué motivo?
-Lo he hecho a propósito porque no me gustan nada. El espectáculo de los rejones es la desigualdad al cubo.
-¿Cuándo retratará alugno de los festejos de la Feria de Zamora?
-Es complicado. Tras San Isidro y las ferias que van alrededor acaba uno desfondado. No obstante, es una posibilidad que no descarto. Cualquier plaza que no sea Madrid es muy distinta.
Madrid, 1971
Informático de profesión, faceta que sigue trabajando, el contar historia con las imágenes es algo que le apasiona. De manera profesional comenzó a dedicarse a la fotografía hace unos diez años gracias a los toros. La primera que vez que fue a Las Ventas toreaba Curro Romero, Curro Vázquez y Joselito, aunque no recuerda la terna que lidiaba el primer día que se puso detrás del objetivo. Ganador del premio al mejor Fotógrafo Taurino de 2008 y premio Taurodelta a la Mejor Fotografía de la Feria de San Isidro del año 2005. Desde 2000 coordina la página web de la plaza de Las Ventas y ahora expone una serie de imágenes que captan cómo se vive un día de corrida en Las Ventas en la sala de exposiciones de La Alhóndiga.
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