Los de Palha, en su línea; los de Adolfo, muy serios y los de Pedraza, impresionantes. Matías Tejela sustituirá el día 1 a Arturo Macías, lesionado en México durante un tentadero
De lo primero que se habló ayer en Azpeitia, bajo un suave sirimiri, no fue precisamente de los toros (que eran los grandes protagonistas) sino de la lesión sufrida por Arturo Macías en México, en el transcurso de un tentadero. Cuatro costillas rotas y otro año más sin poder lidiar en la plaza del Urola en la que estaba anunciado para el día 1 de agosto. El pasado año, que también estaba anunciado, fue cogido de gravedad en El Puerto de Santa María y tampoco pudo acudir a 'La bombonera'. Deben de tener los mexicanos algún gafe especial que, en el caso de Macías, adquiere caracteres de virulento. El 'hidrocálido', como le apodan (es nacido en Aguascalientes) quiere venir a Azpeitia toda costa pero no va a venir. Es imposible. Para sustituirlo había dos opciones: esperar al triunfo de alguno de sus compañeros para que repitiera o contratar directamente a otro torero. Se ha optado por la segunda de las soluciones. Será Matías Tejela (que viene de obtener un sonado triunfo en Francia) quien ocupe su lugar en la terna del 1 de agosto, junto a Leandro y Alberto Aguilar. Se da la circunstancia de que éste último torero fue quien le sustituyó el pasado y la sustitución le valió un montón de contratos tras su fichaje por Simón Casas.
De eso se hablaba en los tendidos bajo el paraguas y en las gradas, a buen cubierto, cuando se abrieron los cajones de los toros que habían viajado por la noche con la fresca desde tierras de Portugal, Cáceres y Salamanca. Los tres mayorales 'oficiales' de las respectivas ganaderías viajaron con el ganado y se quedan en Azpeitia hasta el día de la lidia de sus toros donde disfrutan (mayorales y toros) del clima suave que bien se agradece después de las torrinas y los calores de sus tierras de procedencia.
Los toros de Adolfo Martín fueron los primeros en saltar a la plaza. Unos ejemplares finos, serios, bien armados. Muy en el tipo de la casa. Albaserradas con la chispa de Saltillo; cárdenos, vivos y muy serios; finos de cabos, igualados en agujas, con esas cabezas de hocico de rata y esas defensas en forma de aguja de tapicero, que dan miedo.
Palha, los toros portugueses de Heredade De Adema, fue el segundo plato con un encierro muy igualado y con las características típicas del hierro portugués. Genio, seriedad y buen remate. No son los toros de Palha 'bonitos' pero encierran -y lo saben perfectamente todos los aficionados- un peligro sordo que les han dado justa fama de reses con peligro. Toros que, además, tienen, por lo general, un excelente comportamiento en la duerte de varas llegando a aguantar, creciéndose, hasta tres y cuatro varas. Algo no frecuente en el resto de las divisas de bravo.
El tercer plato de la 'merienda' de ayer era el más esperado. Primero por la novedad y después por esa nota de sintonía guipuzcoana que encierran los toros criados por los hermanos Uranga en la finca charra de Pedraza de Yeltes. Toros con encaste de El Pilar.
Y no sólamente no defraudaron sino que causaron impresión. Luis, de acuerdo con el gerente de la finca, José Ignacio Sánchez, desembarcó ocho toros de capas variadas. Desde el negro burraquito hasta el castaño pasando por varios colorados (pelo típico de la ganadería). Todos ellos de impresionantes hechuras y dignos, sin ápice de exageración de una plaza de primera.
Los de Pedraza son más largos, con mayor caja, cabezas poderosas y un cuajo muy serio, además de bien rematados. Una señora corrida de toros que fue muy aplaudida por el numeroso público (mayores, jóvenes y niños) que volvieron a llenar la plaza del Urola.
Se da la circunstancia de que, en principio (con dos encierros duros como son los Palhas y Adolfos por delante), la de Pedraza se había considerado desde su primera selección como la corrida «para toreristas». Más fácil y nmenos comprometida. Ahí se han equivocado todos. Habrá que ver cómo se las apañan Leandro, Matías Tejela y Alberto Aguilar ante los 'pilaricos' del campo charro que llegan a Azpeitia con el objetivo de ganar la partida a dos ganaderías de enorme prestigio como son las de Palha y Adolfo Martín.
A diferencia de lo acontecido en años anteriores y, a pesar de la fiereza de salida de la mayoría de los ejemplares, todos se comportaron 'educadamente' a la hora de seguir a los mansos de Miguel Reta hacia los corrales. No hubo problemas. Tanto los 'adolfos' como los 'pedraza' viajaron a la primera. Los portugueses necesitaron dos viajes pero no causaron problemas.
Queda ahora la incógnita de cómo se comportarán en los días que tienen que permanecer en los corrales. Todos ellos han perdido peso en el viaje (en torno a los cuarenta kilos. Algunos incluso más) y queda ahora la gran prueba del algodón: que no se peguen entre ellos durante los días que restan hasta el inicio de la Feria. A los empresarios no les hace ninguna gracia esa estancia tan larga. Y a los ganaderos tampoco. Contra lo que pueda parecer «los toros pierden y no ganan tantos días encorralados, aparte de poder echar a perder una corrida por puntazos o por astillado de los pitones» dice Joquím, enciclopedia taurina donde las haya y mayoral de Palha.
Sin embargo el desembarque es tradición pura en Azpeitia y uno de los espectáculos más esperados año tras año tanto por los aficionados como por los que no lo son.
Queda confiar en que éste año lleguen todos enteros y 'verdaderos' al sorteo del día 30.
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