lunes, 29 de agosto de 2011

Las tardes televisivas de toros en familia

ENRIQUE VILLEGAS RECUERDA CÓMO SE AFICIONÓ AL MUNDO DE LA TAUROMAQUIA Y SU RECORRIDO HASTA PRESIDIR EL CLUB COCHERITO

Enrique Villegas posa en el hall del hotel Carlton junto a un cartel del Club Cocherito de Bilbao. (David de Haro)
JOSÉ BASURTO
ENRIQUE tiene unos recuerdos "estupendos e inolvidables" de su infancia en Torre Urizar, "un barrio muy bilbaino y muy humilde". "En aquella época", cuenta el presidente del Club Cocherito, "los chavales salíamos a jugar a la calle con cualquier cosa, con un balón, porque no teníamos máquinas para distraernos". Eso sí, reconoce que los horarios eran muy "clásicos". "Nada más terminar el colegio", recuerda, "íbamos a casa a merendar, luego jugábamos en el barrio y después volvíamos a hacer los deberes y a estar en familia viendo un poco la televisión". Ahí radica la clave de su afición taurina, porque cuando se ponía delante de la pequeña pantalla a media tarde "siempre había toros". El pequeño Enrique fue aficionándose de esa manera a un espectáculo que hoy vive con pasión y responsabilidad desde la presidencia de uno de los clubs con más solera del Estado. A pesar de todos los compromisos que tiene estos días, en Aste Nagusia, Enrique disfruta con el "momento cumbre del día: ir a la plaza".
La primera vez que fue al coso bilbaino se quedó impresionado "por los comentarios maravillosos que hacía la gente del tendido 5". No recuerda ni la fecha ni la corrida, pero sí que allí empezó a "aprender a ver toros". Su bautismo en Vista Alegre se produjo una vez que comenzó a tener "un poco de disponibilidad económica". Sin embargo, el virus taurino lo inoculó, de eso sí se acuerda, una tarde en Laredo cuando un amigo le invitó a ver una corrida por televisión en compañía de su abuelo. "Aquel hombre, que era encantador, empezó a describir los toros y a hacer unos comentarios que despertaron en mí la curiosidad".
TOROS Una curiosidad que se fue acrecentando a medida que iba viendo corridas. ¿Qué es lo que engancha tanto?, le preguntamos. "El hecho de que sea un arte y de que se vea la verdad, que no es más que un hombre contra un animal", responde. Pero para llegar a conocer la esencia del mundo de los toros se necesita tiempo y paciencia, como reconoce Enrique. "Lo más complicado es empezar a entender al auténtico protagonista de la fiesta, que es el toro, conocer su trapío, sus encastes, por qué actúa, cómo se presenta...y eso conlleva años y seguimos en ello", resume el máximo representante del Cocherito. Su relación con el club se inició a principios de los años ochenta tras finalizar sus estudios de Arquitectura Técnica en Burgos. "Me apunté con Carmelo Sánchez Pando de presidente", recuerda, "y como siempre me gusta intervenir mucho allá donde voy, comencé a participar en las actividades que organizaba el club". Sin embargo, por motivos de trabajo, tuvo que abandonar Bilbao durante unos años, lo cual le alejó del club. Pero de vuelta a la capital vizcaina, en el año 2000, volvió a involucrarse en el Cocherito. Así hasta que el 16 de diciembre de 2010 fue elegido presidente. No olvida la fecha porque "para un bilbaino, que presume de ser bilbaino, ser presidente del Club Cocherito es un honor y un orgullo que pone los pelos de punta, aunque tenga pocos".
ELEGANCIA De Bilbao le gusta todo, "hasta la baldosa de las calles". "No le saco ninguna pega", dice. Le gusta la "amabilidad de la gente, su carácter", pero sobre todo, le encanta ver "a las señoras guapísimas y elegantísimas". "Se les ve a la legua que son de Bilbao", concluye. También le gusta "el diseño de la ciudad, sus dirigentes, que lo están haciendo francamente bien". Por eso disfruta paseando y poteando con los amigos por los "sitios clásicos de Bilbao como el Casco Viejo, Indautxu o Abando". Y cuando no está por las calles de Bilbao es que se ha ido a las grandes ferias, Madrid o Sevilla, o a los pueblecitos "donde se ven cosas muy interesantes".
Deia.com


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