jueves, 4 de agosto de 2011

Vitoria vivió ayer el primer desencajonamiento público de toros


Un nuevo ritual taurino



Un ritual más, como todo lo que envuelve el mundo taurino y que lo llena de morbo y enigma. El desenjaule o desencajonamiento, como se le quiera llamar, de los toros forma parte de esa parafernalia. Ayer lo comprobaron las casi quinientas personas que se dieron cita en la plaza de toros para conocer de primera mano los astados que se lidiarán mañana, pertenecientes a la legendaria ganadería de Victorino Martín, alejada del albero vitoriano desde hace 36 años, casi tantos como los que el coso de la capital alavesa no albergaba un desencajonamiento público. De postre, y fuera de guión, los aficionados también pudieron ver el desenjaule de las reses de García Jiménez, que se lidiarán el sábado.
El espectáculo tuvo un protagonista, el omnipresente Florito, cabestrero de la plaza de toros de las Ventas, que conoce como nadie el arte de conducir a mansos y toros. Primero sacó al albero a ocho cabestros cuya misión era cobijar y amansar a los morlacos que salen, de uno en uno, alborotados y casi ciegos del camión, en cuya 'jaula' pasan más de diez horas. Florito, con la sola ayuda de una vara y de unos gritos que sólo conocen sus amigos de cuatro patas, guió con solvencia el espectáculo, salvo en una ocasión, cuando los mansos alcanzaron el túnel de los chiqueros antes de tiempo por aquello de la querencia de estos animales. Una rápida reacción y todo, de nuevo, controlado.
Fueron seis los toros de Victorino que pisaron la arena de la plaza, de bella estampa y muy observadores de lo que ocurría en las gradas. Uno de ellos, el que salió en quinto lugar, con el número 44 en los costillares, provocó el rumor en la grada. Tenía un cuerno ligeramente astillado producto de un roce en el cubículo del camión o el callejón, pero de arrogante presencia. En pocos segundos se convirtió en el amo de la manada. Concluido el desencajonamiento, los toros, de nombre Trepajuncos, Escriba, Hermético, Madanero, Paquetero y Vencedor -un cinqueño y cinco cuatreños-, fueron conducidos a los corrales en medio de una ovación.
A gusto de todos
Lo mismo ocurrió con las reses de García Jiménez, serias, alguna con ganas de derrotar en el burladero, pero no tan observadoras con su entorno.
Un espectáculo que apenas sobrepasó la media hora, pero que contentó a todo el mundo por aquello de la novedad. Y, en principio, se anuncian nuevos desencajonamiento los días 5 y 6 de las ganaderías de Núñez del Cuvillo y Victoriano del Río. Todo un ritual. 
Foto:Cuatro ejemplares de Victorino permanecen arropados por los mansos en el albero. :: EDUARDO ARGOTE
.elcorreo.com/alava

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