lunes, 12 de diciembre de 2011

La cantidad de reses bravas herradas cae el 20% en el campo salmantino

El desplome comenzó en 2008 y continúa hoy con hasta 6.000 animales menos

La del herradero es una de las faenas camperas por excelencia. Es el momento en el que el becerro pierde su anonimato y recibe sobre la piel con hierro candente una serie de marcas identificativas que le acompañarán el resto de su vida.
El ritual se repite año tras año en las diferentes ganaderías de bravo que en ocasiones, en función del número de animales, se ven obligadas a programar más de un herradero, algo que, tal y como está el panorama, se convierte en excepción.
A pesar de que no se barajan cifras concretas porque la campaña de herraderos se está desarrollando en este momento, los diferentes colectivos que aglutinan a los ganaderos elaboran previsiones con importantes matices hacia la baja.
Así, la Unión de Criadores de Toros de Lidia estima que este año sus ganaderos marcarán unos 13.000 machos, mientras que los datos de referencia anteriores hablaban de 14.889 animales. Indican desde esta agrupación que la crisis de bravo se está acusando especialmente en Salamanca y que, aunque el número de herraderos se mantiene, bajan significativamente los animales herrados.
La Asociación de Ganaderos de Reses de Lidia también baraja datos hacia la baja, ya que mientras que con el 10 se herraron 837 machos y 868 hembras, con el 11 se calcula que serán 706 machos y 769 hembras, es decir, un 20% menos que el ciclo anterior.
Pero si se mira un poco más atrás, se puede comprobar que el desplome se viene produciendo ininterrumpidamente desde 2008, un año en el que la Unión herró 18.837 machos, para acabar, previsiblemente, en estos momentos, con casi 6000 animales herrados menos.
A nadie pueden extrañarle estos datos, dado que el número de festejos taurinos ha caído un 34% en los últimos tres años.
Pero la faena campera, propiamente dicha, se mantiene ajena a cualquier número que no tenga que ver con aquellos que a fuego quedarán marcados en el animal. De este modo, son cuatro las señales que recibirá el becerro y que se distinguen en el muslo, donde se coloca el hierro de la casa; otra de las marcas hace referencia a la asociación a la que pertenece esa ganadería; en el costillar se verá el número de orden en el que fue herrado, y, por último, en la paletilla se coloca el guarismo o, lo que es lo mismo, la última cifra del año de nacimiento del becerro.
Marcados de por vida
Estas señas deben quedar perfectamente claras pues serán su referencia de por vida y los datos que a nivel legal se manejarán del animal.
Los herraderos se implantaron en el año 1969 para evitar fraudes con la edad de los animales y, aunque el objeto siga siendo el mismo, las hogueras para calentar los hierros han dado paso a sistemas más sofisticados que permiten subir la temperatura con gas. Hembras por un lado, machos por otro, uno a uno van pasando por el 'mueco' en el que también se aprovecha para desparasitarlos.
 
 
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