domingo, 4 de marzo de 2012

El incierto futuro de los toros en Donostia


Esta Semana Grande habrá corridas. ¿Pero la próxima? Bildu prefiere que Illumbe sea «un espacio deportivo»; los Chopera pretenden seguir gestionando el coso. El fin de la concesión de Illumbe, la crisis y la postura adversa del gobierno de Bildu pueden hacer que esta Semana Grande sea la última con toros. ¿O no? 

El incierto futuro de los toros en Donostia 


Hay un dato seguro: esta Semana Grande habrá toros en el coso donostiarra de Illumbe. A partir de ahí, todo son preguntas que nadie, aún, puede responder con certezas.
Si echamos mano al fondo de armario del periodismo podríamos titular con un «rejón de muerte sobre Illumbe». O con un «división de opiniones en los tendidos municipales». Y hasta con un «último aviso a los toros en San Sebastián».
Pero la fiesta no está para tópicos. Los aficionados ven con pesimismo el futuro: a la crisis que vive la fiesta de los toros en España se unen las peculiaridades de Donostia. Este verano termina la concesión de la empresa Nuevo Desarrollo de Anoeta y finaliza el abono de quince años que casi un millar de aficionados adelantó en su día para hacer viable la construcción del coso.
Axier Jaka, concejal de Participación y Medio Ambiente y portavoz del gobierno de Bildu en este tema, recuerda que el Ayuntamiento, este año, está sujeto «al compromiso de los abonos, un compromiso que viene ligado a los acuerdos que adoptó el anterior alcalde con los actuales gestores, en el marco de la sentencia condenatoria contra el Consistorio para el pago de 21 millones de euros a la empresa explotadora del recinto».
¿Y después? «Creemos que es necesario un replanteamiento, porque el público de los toros ha ido descendiendo en Donostia y también porque desde el punto de vista presupuestario el Ayuntamiento, por el uso, sólo ingresa 10.000 euros al año, cuando la gestión de Illumbe cuesta 400.000 euros».
División municipal
Jaka, que recuerda que «en zonas vecinas como Cataluña este debate ha dado como resultado la prohibición», resume la posición del gobierno municipal así: «O se priorizan unas actuaciones taurinas con un más que cuestionable apego y enraízamiento en el público donostiarra, que se constata en una respuesta en declive, o se apuesta por ofertar en Illumbe un espacio deportivo de calidad, teniendo en cuenta además que Donostia cuenta con un equipo de baloncesto en la liga ACB. El gobierno aboga por lo segundo», remata el portavoz de Bildu.
El resto de la Corporación donostiarra, donde Bildu gobierna en minoría (ocho ediles sobre un total de 27) no lo ve tan claro. Ernesto Gasco, portavoz socialista, considera que la continuidad de los toros está en peligro. «Es curioso que en San Sebastián Bildu mantenga una actitud nada favorable y no tenga problema alguno en ser empresario de la plaza en Azpeitia, presidir corridas en Pamplona, no cuestionar las de Bilbao e incluso disfrutar en Baiona, en donde la afición está creciendo en los últimos años», dice Gasco.
En opinión del portavoz socialista «el Ayuntamiento debe trabajar por conseguir una mayor oferta cultural y de ocio para la ciudad. Los toros son una actividad con aficionados y detractores. Creemos que lo que debe primar es la libertad y el respeto a las opiniones de todos, nunca la prohibición, que nos remite a otras épocas. Los festejos taurinos están ligados a la historia de San Sebastián y son, por tanto, una tradición muy arraigada. Llama la atención que Bildu, defensor de las tradiciones del país, se limite a amparar unas, las que le gustan, y a rechazar otras», concluye Gasco.
Ramón Gómez, del Partido Popular, defiende la necesidad de los toros «como elemento económico de atracción y como actividad que mantiene en San Sebastián a numerosos aficionados». Gómez considera fundamental que sigan los toros en Semana Grande («las fiestas nacieron en torno a los toros, no lo olvidemos») y que la gente, luego, decida. «Es sencillo: quien quiera ir que vaya, y quien no quiera, que no vaya», resume gráficamente. Y recuerda que esta cuestión ya pasó recientemente por el Pleno municipal «y la mayoría del Ayuntamiento apostó por la continuidad de los toros». «Históricamente San Sebastián ha sido siempre una plaza de primera categoría y debería seguir siéndolo», finaliza.
El representante del PNV, Eneko Goia, afirma que «la decisión sobre el futuro debe tomarse en clave exclusivamente donostiarra, sin fundamentalismos. Valorando con amplitud de miras lo que la feria taurina supone en términos económicos y de proyección exterior de una ciudad como la nuestra, que tiene en el turismo, el comercio y la hostelería a varios de sus principales motores económicos».
Goia insiste en evitar «un choque de fundamentalismos, entre aquellos que parece que sólo saben abogar por la prohibición y el modelo social obligatorio y quienes pueden verse tentados a envolverse en la bandera de un taurinismo a ultranza». «Hay que valorar qué ha aportado la feria de Illumbe y qué puede aportar en el futuro a la ciudad; cuál ha sido el desarrollo de los últimos años, si el declive registrado es reversible o no; cuál va a ser el futuro del complejo Ilumbe en su conjunto...».
El futuro está abierto. La respuesta del público en la próxima Semana Grande será fundamental como termómetro social. La pervivencia de los toros en San Sebastián vuelve a generar un debate, como ocurrió en 1973, cuando se cerró el histórico Chofre y dejó a la capital guipuzcoana sin toros hasta la apertura de Illumbe en 1998.
El temor de las peñas
«Cuando los toros volvieron a San Sebastián se generó un clima favorable que luego se ha ido diluyendo», explica un veterano aficionado. «Hubo un efecto novedad y muchas personas se acercaron a Illumbe, pero ese impulso ha desaparecido y en los últimos años la cifra de espectadores ha ido bajando».
Entre los representantes de las peñas consultados se acusa a los empresarios de «no haber cuidado al público, con carteles y ganaderías que no valían el alto precio de las entradas». Y se añade: «Ha faltado instinto comercial para atraer más al público francés, que es ahora mismo el máximo semillero». Pero los portavoces de las peñas coinciden: «Lo peor sería quedarnos otra vez sin toros, como en aquellos 25 años de sequía que provocaron que varias generaciones de donostiarras perdieran el contacto con la fiesta: nos ha faltado la cantera».
El problema va más de San Sebastián. Los toros viven un retroceso de público en toda España, agravado por la crisis y, esta temporada, por la polémica de los derechos de imagen, que ha dividido en dos a los toreros y amenaza con dejar sin figuras a las grandes ferias. Curiosamente el torero más requerido es Padilla, que reaparece hoy en Olivenza tras su cogida.

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