domingo, 13 de enero de 2013

«José Tomás es mucho más que un torero que se queda quieto»

Comienza 2013 y con él las publicaciones en materia taurina. Ediciones Bellaterra ha sido la primera en lanzar un libro sobre tauromaquia este año. 'Elogio y refutación de la quietud. Una tauromaquia (casi) inmóvil. José Tomás versus Morante de la Puebla' es la obra de Antonio Pradel Rico (Madrid, 1975).
De los tres paradigmas que conforman el canon de la tauromaquia -parar, templar y mandar- el autor ha decidido reflexionar sobre la quietud. Licenciado en Bellas Artes e Historia del Arte, Antonio Pradel ha conjugado su labor como investigador en el campo de la estética con su pasión por el toreo.
-En su obra reflexiona sobre la quietud y toma como referencia los conceptos del toreo de José Tomás y Morante. ¿Por qué ha elegido a estos matadores?
-El concepto de quietud en tauromaquia y en las artes escénicas era algo que siempre me había interesado, especialmente en el toreo dentro del canon de parar, templar y mandar. El hecho de parar resulta un tanto enigmático y me gustaba. Cuando surge la figura de José Tomás, es evidente que emociona al público en gran parte por esa forma tan manifiesta de aguantar quieto la embestida del toro. Por otra parte Morante, en repetidas entrevistas a lo largo de los años, empieza a desmarcarse de lo que él llama obsesión por la quietud, algo que surge a partir de las nuevas formas impuestas por José Tomás a base de valor y exposición. Morante reivindica otro tipo de tauromaquia, diferente. Lo que vengo a resumir en el libro es que ninguna de las dos está por encima de la otra, sino que son complementarias y que así deberíamos entenderla los aficionados más allá de rivalidades lógicas entre toreros.
-La rivalidad siempre está presente en el toreo y en parte es necesaria, ¿no cree?
-Sí, de hecho en las épocas de más auge siempre ha habido rivalidad, desde Joselito y Belmonte. Cuando uno de ellos se queda solo surge un vacío enorme, porque no es solo una cuestión de ver quien tiene la verdad del toreo, sino que para que uno exponga su tauromaquia necesita del contrapeso de la otra figura.
-¿La quietud es la palabra que define el toreo de José Tomás?

 
-En un primer momento yo creo que sí, pero José Tomás es mucho más que un torero que se queda quieto. Cada vez que ha reaparecido, ha profundizado en su concepto del toreo hasta hacerlo extraordinariamente bien. Torea con más carga, con más profundidad, más largo, más despacio. Intenta hacer las cosas de otra manera, con otra intención, con más sabiduría. Mientras toreros como él no se cansen de jugarse la vida estaremos viviendo una época esplendorosa en la forma de torear. La pena es que estos matadores no entren, no digo en competencia directa porque esto no es una competición deportiva, pero sí sería extraordinario para la fiesta que se les pudiera ver ocho o diez tardes toreando juntos a lo largo del año.
-¿Cree que la quietud se confunde con el valor?
-Desde luego no son lo mismo. Hay muchos toreros con valor que no lo manifiestan por medio de la quietud. El valor es consustancial a todo el que se pone delante de un toro pero la quietud sería un paso más, una cualidad que enfatiza ese valor, pero no son la misma cosa. Quedarse quieto no es torear, hacen falta más cualidades para expresar el toreo.
-¿Cuál sería la cualidad para expresar el toreo que definiría a Morante de la Puebla?
-Para mí es más difícil de definir el toreo de Morante que el de José Tomás, que me parece más evidente en ese sentido, sin que esto sea un demérito. Cuando intentas hablar de Morante recurres a términos que no significan nada y das vueltas alrededor de lo que quieres decir sin llegar a conseguirlo. Puedes hablar de gracia, duende, embrujo, genio... Yo recurro a sus entrevistas. A la hora de hablar de su toreo Morante hace menciones que pueden resultar sorprendentes cuando se trata de hablar de un torero denominado artista. Él se remite a la tauromaquia de Domingo Ortega y explica que a él lo que le gusta es el toreo campero. En un primer momento puede chocar, pero que si atiendes a las labores que él desarrolla sobre el ruedo se entiende muy bien. Lo que finalmente podría definir su toreo es la naturalidad, porque cuando él se encuentra a gusto y lo transmite al público, es cuando aquello parece surgir de un estado absolutamente no forzado. La naturalidad es lo más difícil de conseguir, porque implica también la quietud necesaria y el valor, pero sin enfatizarlo.
-Morante de la Puebla es un torero que para también el tiempo cuando cuaja un toro por lo despacio que llega a torear...
-Morante tiene una fórmula preciosa con respecto al temple. Él habla no ya de frenar la embestida del toro, sino de echarla para atrás irrealmente. No es una percepción muy habitual en tauromaquia, pero ocurre alguna vez. Hoy en día hay muchos toreros que torean extraordinariamente bien y muy despacio, pero creo que con Morante la sensación es otra. Es el torero que más lejos ha llevado la cuestión del toreo curvo, de la línea curva en tauromaquia. En el embroque no solo frena la embestida del toro, sino que la lleva más atrás en sentido circular, alrededor del cuerpo, con lo cual se acentúa ese frenazo del toro al llegar al embroque.
Una trilogía
-¿Tiene en mente continuar reflexionando sobre cuestiones estéticas y tauromaquia?
-Como escritor, lo que más me gusta es escribir de toros, aunque también he escrito sobre cuestiones de estética, arte contemporáneo, historia del arte. Lo que me interesa es tratar la tauromaquia como un arte en sí misma, y analizar cuestiones de estética y de arte desde el punto de vista de la tauromaquia. Me gustaría seguir indagando en los conceptos de temple y mando, hacer una trilogía, un primer acercamiento al canon. No obstante también me gusta mucho el flamenco y algún día me gustaría recopilar y editar material que tengo sobre toros y flamenco. 
fuente: hoy.es

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